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Amaya Valdemoro, pendiente del desplazamiento de su muñeca izquierda

Espera evitar el quirófano, pero deberá acostumbrarse a vivir durante un mes con ambos brazos escayolados

MADRID Actualizado: Guardar
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Amaya Valdemoro está pendiente del desplazamiento de su muñeca izquierda para evitar el quirófano, y tendrá que acostumbrarse a vivir durante un mes con ambos brazos escayolados, lo que le impide manejarse por sí sola. El pasado miércoles se rompió las dos muñecas durante el primer partido del Rivas Ecópolis en la Euroliga y esta semana se le realizará una radiografía que determinará si la izquierda se le ha recolocado o, en caso contrario, debe ser sometida a una intervención quirúrgica.

“Si vuelve a su sitio serán seis semanas de escayola, pero si no es así me tendrán que hacer una pequeña cirugía”, ha anunciado la jugadora madrileña, “bastante animada” pese a sufrir, a los 35 años, la lesión más grave de su larga carrera deportiva, que le obligará a estar alrededor de dos meses alejada de las pistas.

La fractura de radio en su muñeca derecha fue limpia, por lo que deberá llevar una escayola que cubre todo el antebrazo durante cuatro semanas, pero en la izquierda, a la fisura se sumó un desplazamiento que podría alargar la rehabilitación y el tiempo de recuperación. “Esperemos que se ponga en su sitio”, ruega Amaya, agradecida en momentos tan duros porque sus familiares y amigos no la dejen “ni un minuto sola”. “No puedo comer ni ir al baño sola. No puedo coger nada de peso, ni abrazar a mi sobrina, que es lo que peor llevo”, ha declarado la internacional española en Punto Radio, recordando la caída sufrida ante el Gospic croata.

“Fui a poner un tapón. La chica medía dos metros y se agachó un poco, caí de culo y espaldas y puse las dos manos porque veía que me rompía la cabeza. Perdí el conocimiento. Abrí los ojos y tenía la muñeca izquierda hecha cisco”, reconoció Amaya, sin haberse olvidado aún de que la recuperación del gemelo que se lesionó antes del Europeo de Polonia y que acusó durante la competición “fue muy dura”. “Llevo una racha… Desde mayo solo tengo desgracias. Primero el gemelo, luego me quitan una muela y me tienen que llevar al hospital. Ahora esto. Es una racha bastante mala, pero algo bueno me va a pasar”, augura.

Afortunadamente, las escayolas no le cubren los dedos ni los codos, ni siquiera puede escribir. “He perdido muchísima movilidad”, lamenta. Sin embargo, no pierde el buen humor y el optimismo y ya solo piensa en recuperarse cuanto antes “para volver a jugar”. “A veces me siento inútil, porque intento hacer cosas y me duele, pero no pasa nada. Estoy fenomenal”, afirmó en la Cope solo cuatro días después de su aparatosa y grave caída.