OPINIÓN

Y ahora, ¿cómo le ponemos al niño?

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Difícil, complicado, yo diría casi imposible, así de malita esta la cosa, qué quieren que les diga. No se le ganó a la Real Sociedad que era la premisa que todos teníamos en mente y encima, por si esto fuera poco, el Alavés gana al Betis y el Mallorca hace lo propio ante el Valencia. Vivir para ver. Una jornada menos y van ya uff ni me acuerdo, la de veces que habremos dicho esto. Sigue la agonía del enfermo, un enfermo que tiene muy mala pinta. Un enfermo, que tras sumar nada más que un puntito ante los donostiarras, está con respiración asistida esperando el milagro. A eso nos agarramos los cadistas en estos momentos, a un milagro, a un clavo ardiendo y a lo que haga falta con tal de no abandonar la categoría dorada. Siguiendo con el símil médico, los doctores han hecho todo lo posible por salvar al enfermo (hablo en sentido figurado y refiriéndome al cuadro técnico, no me refiero a Martínez Villar, aunque también ha hecho lo posible en el caso de Benjamín, pero es que la cuentitis aguda no tiene cura) pues decía que lo médicos han hecho lo que han podido, se habrán equivocado, no digo que no, pero lo han intentado. De los jugadores, lo mismo. Hombre unos más que otros, algunos con más acierto que otro y algunos con más ganas que otros (me acuerdo de uno en concreto ahora otra vez, no se porque será). Y la afición (que sería la familia del enfermo) no ha parado de estar junto a él, de animarlo, de darle esperanzas en todo momento, incluso en los momentos más difíciles como lo son ahora. De todas maneras, el enfermo se ha visto en situaciones parecidas y ha salido airoso de ellas. Esto es una recaída nada más, una recaída que puede dar con los huesos en segunda, pero recaída al fin y al cabo. Aún así, y aunque la cosa está complicada (frase utilizada por Víctor Espárrago en rueda de prensa ayer) no le vamos a cortar la respiración asistida, los familiares seguirán apoyando junto a la cabecera de la cama (véase el Campo Alfonso Pérez) esperando todos que el enfermo recobre el color. Ya habrá tiempo, cuando todo esto pase sea cual sea el resultado final, de decir si el paciente fumaba demasiado, si se bebía hasta los charcos o si nunca se cuidó como debía. Ahora, con sólo dos partidos por delante a rezar al Dios del fútbol por la milagrosa salvación de nuestro equipo, otra cosa no nos queda. Y punto.