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El Juli: «Majestad, gracias por apoyar la Fiesta y dignificarla»

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Un eco de tacones lejanos suena calle Alcalá abajo. Desde el 237, sede de la Monumental, lo que se divisa no es un reguero de gente. Es un manantial que se precipita entre pañuelos y abanicos. En el centro, el pitido de los coches. Aparcar es misión imposible. Algunos soñadores aún preguntan por la posibilidad de encontrar una entrada...

Las pisadas se oyen cada vez más cercanas. Los pasos al compás se semejan a los de un ejército que conduce a la guerra. Una batalla de arte que será presidida por Don Juan Carlos, en su última corrida de Beneficencia como Rey tras anunciar su abdicación el pasado lunes.

Los reventas tienen ya todo el cartucho de pescado vendido a precios con los que alimentar a una familia durante todo el mes. Un vecino de tendido duda cuando, en los aledaños de Las Ventas, le ofrecen 500 euros por su entrada. Pero enseguida recapacita: «Ni por todo el oro del mundo». Idéntica opinión es la del ganadero que lidia esta tarde, José Luis Lozano: «No tenía pensado asistir a la corrida, pero no pienso perderme hacerme una foto histórica junto a Su Majestad, que tiene una mano izquierda que ni Manolete».

Terna de alto voltaje

El Juli, Iván Fandiño y Alejandro Talavante componen la terna de alto voltaje que hará el paseíllo. El madrileño considera «un honor que Don Juan Carlos presida este festejo, es un ejemplo para todos y un gran representante de nuestra Marca España». El vasco y el extremeño también expresan su «respeto» hacia la figura del Rey.

En chiqueros aguarda un encierro de Alcurrucén.

«Rompepuertas», negro, con el guarismo 9 y de 513 kilos, será el primero en pisar la arena. «Corneta», «Cumbre-Alta», «Herrerito», «Pelucón» y »Barba-Azul» son los nombres de sus otros cinco hermanos.

La expectación crece minuto a minuto. Acceder por el Patio de Arrastre, epicentro de los rostros famosos, es ardua tarea entre el enjambre de aficionados y prensa que se ha dado cita. Si el cartel ya de por sí había despertado un interés brutal, la presencia del Rey ha roto moldes y decenas de medios han querido acreditarse en las últimas horas. Lo más granado de la sociedad pasa por el Desolladero para hacerse la foto.

La llegada de Don Juan Carlos

Son las siete en punto de la tarde. La plaza estalla en una estruendosa ovación. Las palmas rotas para recibir a Su Majestad, que acaba de saludar desde el Palco Real, acompañado por el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, la alcaldesa Ana Botella y el ministro de Cultura, José Ignacio Wert. Suena el Himno Nacional, y las palmlas, totalmente rotas, quebradas como el toreo auténtico, apenas dejan escuchar sus notas. Acaba el Himno y los aplausos siguen. ¡Apasionante! La afición asiste emocionada a un hecho histórico. Será la última vez que Don Juan Carlos, heredero de la afición de Su Augusta Madre, presida este emblemático espectáculo de masas.

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