el apunte

Bagaje del año en Cádiz

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El año de Cádiz llega a su fin. Durante el último lustro, para la capital de la provincia este era el año por excelencia, en el que iba a alcanzar unos niveles de desarrollo nunca antes vistos. Al menos, así se esperaba. Hasta que la crisis se cruzó en los planes. Pese a todo, el Bicentenario se conmemoró y ahora es el momento de hacer balance, de determinar qué ha supuesto realmente el Doce para Cádiz.

Obviamente no hay un balance único. Habría que ‘parcelarlo’, distinguiendo infraestructuras proyectadas, acontecimientos vividos, proyección nacional e internacional, contenido cultural... Obviamente, la gran asignatura pendiente ha sido la más costosa, la de las infraestructuras. Tan solo el Oratorio se acabó a tiempo. El resto, paralizadas o con años de retraso. Sin embargo, hay otros capítulos que han resultado tremendamente positivos para Cádiz, sobre todo en el capítulo de la repercusión.

La ciudad ha estado en varias ocasiones –fundamentalmente con motivo de las celebraciones del 19 de marzo, la Regata y la Cumbre de Jefes de Estado– en el epicentro del interés informativo, alcanzando una repercusión mediática de incalculable valor. Y el bagaje cultural tampoco le ha ido a la zaga, con exposiciones y espectáculos de alto nivel.

En resumidas cuentas, sin ser lo que se esperaba a causa de la crisis, cabe concluir que el Doce ha sido de muchísima importancia para la ciudad. De hecho, habría que hacerse el planteamiento al contrario: ¿Cómo habría sido el 2012 sin la conmemoración de la efeméride? El nivel de ocupación de los hoteles se habría reducido drásticamente, los ingresos de los bares y restaurantes habrían mermado notablemente, el número de visitantes –sólo en congresistas se han contabilizado por miles– hubiese sido notablemente menor...

Ahora solo cabe huir de lamentos, mirar hacia el 2013 y tratar de aprovechar el camino recorrido para seguir creciendo.