Este miércoles reabren sus puertas veinte pequeños colegios

En el curso 2012-2013 se cerraron más de setenta colegios en pequeños pueblos de Castilla-La Mancha al modificar el entonces Gobierno regional del Partido Popular el número de alumnos necesarios para su mantenimiento (pasó de cuatro a 11). Ahora el nuevo Ejecutivo del PSOE ha dado la oportunidad a los ayuntamientos de reabrir estas escuelas rurales y este miércoles lo han hecho una veintena: nueve en Cuenca, cinco en Albacete, tres en Guadalajara, dos en Toledo y una en Ciudad Real.

En Garciotum, Toledo, un municipio de 190 habitantes de la comarca de la Sierra de San Vicente, celebran como «un gran logro» la reapertura este miércoles del colegio Santa María Magdalena. Hace tres años los padres y el Ayuntamiento se pusieron en pie de guerra contra la Consejería de Educación, aunque no consiguieron que el centro continuara abierto y sus 11 alumnos fueron trasladados a la escuela de Castillo de Bayuela.

Concentraciones, cartas al consejero e incluso impartir clases en el parque de la localidad fueron algunas de las medidas de presión que según el alcalde de Garciotum, David Palomares, han tenido su recompensa. «Estamos muy contentos, es una pequeña batalla ganada», manifestó ayer a ABC.

Son cinco alumnos (una de segundo de Infantil y cuatro de cuarto de Primaria) los que asistirán a clase este curso en Garciotum. «Siempre ha habido colegio en el pueblo, que ha dado mucha vida con actividades a este pequeño municipio, es una parte muy activa de la localidad, incluso estaba abierto por la tarde», confesó Palomares, expectante ante la nueva etapa que hoy comienza.

En Aldeanueva de San Bartolomé regresarán al aula del centro Arturo Castro nueve alumnos, un colegio perteneciente al Centro Rural Agrupado (CRA) de Campillo de la Jara, donde han recibido clases los tres últimos años. Son los dos centros de la provincia de Toledo que reabrirán hoy sus puertas, aunque se cerraron otros cinco: Chueca, La Estrella, Buenasbodas, Robledo del Buey y Robledo del Mazo.

«La gente joven que tiene hijos quiere abrir la puerta y que el crío tenga la escuela a 50 metros, y no tener que levantarlo más temprano para subirlo en un autobús». Es lo que piensa Francisco Lavara, alcalde de Castillo de Garcimuñoz (Cuenca), donde cuatro alumnos volverán a recibir clase en la escuela del pueblo.

Medida «más lógica»

Lavara (PSOE) ha insistido en que la reapertura de las aulas unitarias que ha propiciado el Gobierno socialista de Castilla-La Mancha, con el retorno a la ratio mínima de cuatro alumnos, es la medida «más lógica», frente al cierre de una treintena de escuelas rurales en Cuenca durante la pasada legislatura, más de la mitad de las cerradas en toda Castilla -La Mancha.

El regidor recordó que su pueblo tenía en 2012 «once alumnos, y sin embargo cerraron la escuela, como le ocurrió a Puente de Vadillos que tenía 14. Luego una sentencia les dio la razón pero ¿cómo se le paga a ese pueblo el daño?».

Mencionó que ellos consiguieron atraer a una familia con cuatro hijos al pueblo «pero esperaron un año, y como no abrió la escuela, se fueron». También criticó que en los últimos cursos, el municipio tenía que presentar la previsión de alumnos que iba a tener el pueblo en el mes de enero, pero lamenta: «¿Cómo voy a saber yo en enero cuántos niños va a haber? Ahora, una niña que se matriculó la semana pasada empieza el colegio este miércoles».

En Salmeroncillos también recuperan su escuela rural, y su alcalde, Joaquín Guerrero, se ha mostrado muy satisfecho porque se tiene «a los chiquillos aquí, en lugar de seguir mandándolos a Priego» (a 29 kilómetros).

Este curso comienzan seis alumnos en la reabierta aula unitaria, pero Guerrero avanzó que el año que viene habrá dos más, y dentro de dos años esperan llegar a diez, y es lo que quieren en los pueblos, «que haya gente».

Reconoció que durante estos años se ha notado el cierre de la escuela rural, «y ha habido familias que se han mudado a localidades cercanas, pero ya han vuelto al menos cuatro personas».

Sindicatos docentes como STE también han aplaudido la medida, aunque reconocen que el daño causado por la ratio mínima de once alumnos que se aplicó en 2012 no se ha podido paliar del todo en una comunidad como Castilla-La Mancha.