Eva Castro posa en la terreza de su casa en el Casco
Eva Castro posa en la terreza de su casa en el Casco - ana pérez herrera

«Me gusta el periodismo genuino de antes y no el actual, de corta y pega»

Entrevista a Eva Castro, periodista y exredactora de la Agencia Efe en Castilla-La Mancha

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Si tuviera que adjudicar a alguien el calificativo de «periodista de raza», sería a Eva Castro. Ella entraba ya preguntando con los ojos a las ruedas de presa, ya desconfiando un poco, a ver qué me dice usted, señor; o no cejaba hasta que desenmascaraba el intríngulis de la cuestión, hasta que el protagonista se lo soltaba todo a fuerza de tenacidad. Luego, los teletipos de Efe firmados con sus iniciales eran casi «ex cathedra», fiabilísimos, periodismo puro, sin tonterías ni distorsión. Ahora, después de 32 años cubriendo la actualidad toledana, especialmente en sucesos y tribunales, Castro se ha prejubilado, se han cansado sus ojos de tanto escrutar la verdad, y hoy, festividad de San Francisco de Sales, patrón de la «canallesca», la Asociación de la Prensa de Toledo le rinde un homenaje.

—¿Cómo te sientes ahora, después de tantos años bregando con la información diaria?

—(Nos tuteamos porque somos colegas) La verdad es que al principio se me cayó el mundo encima, me cogí una depresión y lo llevé bastante mal, pero ya me estoy haciendo a mi nueva vida, me entretengo con cosas que me gustan y que no me suponen mucho esfuerzo. Hago conversación en inglés, pilates, doy paseos, me tomo cañas con los amigos... Estoy aprendiendo a vivir la vida con sosiego.

—¿Y eso compensa la «droga» del periodismo?

—¿Sabes lo que pasa? Que ahora la situación está tan mal para ejercer la profesión, tenemos tantas cortapisas y tantas presiones, que por eso también me da menos pena.

—Sí, el periodismo ya no es lo que era.

—Claro, antes era una cosa genuina, cada uno iba a buscar la noticia a la calle, en la barra del bar te enterabas de cosas; en fin, que te currabas tu propia información. Ahora es un periodismo de corta y pega y de escribir casi al dictado. Entonces…

—¿Al dictado...de la política?

—Claro, de los políticos de turno, porque todos los políticos ejercen presión en la prensa, unos más que otros….

—¿No somos algo culpables los periodistas de ello?

—Sí, sí que somos culpables, pero también las circunstancias laborales no nos permiten hacer grandes alharacas. Porque si tú estás en tu medio en precario y ganando un sueldo mísero, y con miedo a perder tu trabajo porque hay cien mil como tú, pues eso también influye. Una estabilidad laboral en el trabajo te da más ganas para luchar y para permitirte hacer lo que realmente crees que debes hacer.

—Pese a ello, ¿no ves diferencias entre los periodistas de antes y los de ahora, con esas nuevas hornadas que van alcachofa en mano y que se limitan a eso, a sujetarla?

—Pues sí, la verdad es que es una de las cosas que echaba yo de menos en los últimos años cuando estaba en activo; yo veía que en nuestra época nos comíamos el mundo, preguntábamos; ahora es que muchas veces no te permiten ni preguntar, te dan una declaración institucional y entonces parece que nos hemos aborregado, que vamos a escuchar lo que nos suelten sin importarnos profundizar en nada más.

—¿Y para eso hay solución?

—Deberíamos unirnos, pero mira cómo estamos, tan desunidos…

—Dime de qué personajes de la actualidad tienes un recuerdo especial o te impactó por algo.

—Pues mira, voy a decir el fiscal jefe Miguel María González Blanco (ese que un día dijo de los objetores de conciencia que eran unos «listillos»), y de Eulogio, el inspector de policía.

—Esta noche, la Asociación de la Prensa de Toledo te rinde un homenaje. En eso sí se han unido los periodistas. ¿Qué te parece?

—Pues mira, me ha sorprendido muchísimo porque yo lo único que he hecho en todos estos años ha sido mi trabajo; eso sí, lo he hecho con entrega, con pasión, porque me gusta. Y ahora me dan un homenaje por lo que he hecho con toda alegría y satisfacción. Ha habido momentos buenos y malos, pero es un trabajo que me gusta. Entonces, es para mí mucha alegría y es un honor.

—Que los colegas reconozcan estas cosas no es frecuente.

—La verdad es que me ha sorprendido muy gratamente y muchos periodistas que estáis hoy en el ejercicio también os merecéis un homenaje; lo que pasa es que igual tenéis que esperar a que os jubiléis.

—¿Cómo lleva tu familia tu nueva situación?

—Está tranquila porque ellos también han influido en intentar que dejara la profesión. Veían que ya no podía, era un dolor permanente de ojos, de cabeza, y ellos son los que han animado

—Al menos tus hijos han ganado una madre.

—Mi hijo Guzmán (20 años, estudia Traducción en Alemania), ya dijo en alguna ocasión que quería ser periodista, y César (su marido, también del gremio) y yo se lo quitamos de la cabeza. Como vio a las horas a las que llegaban sus padres, y el poco tiempo que estábamos en casa, pensaría «esto debe ser muy duro». Isabel (reconocida violonchelista) tiene 17 años, estudia 2º de Bachillerato, y empezará el año que viene el Grado Superior de Música. Pero bueno, de alguna manera han seguido por la rama de las artes, de las humanidades

—Si volvieras a nacer, ¿serías periodista?

—Sí, es lo único que he hecho en mi vida. Pero el periodismo que se hacía antes, no el de ahora.

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