Lázaro Larzábal vive todo el año en el Monte Real Club de Yates
Lázaro Larzábal vive todo el año en el Monte Real Club de Yates - ROSANA CALVO

Vivir sin cimientos al vaivén de las olas

En España existen más de 400 puertos deportivos; para algunos, su casa

Palma de Mallorca - Baiona - Las Palmas - Madrid Actualizado: Guardar
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Trabajar, comprarse un coche y después una casa. Mantener un seguro, llevar el vehículo al taller, pagar garaje y el número... Rutinas de ciudad y de vida. Mientras, en algún lugar de la extensa costa española, algunos prefieren tener como piso un barco. Y como método de transporte, su embarcación. Como suelo, el mar.

400 euros en comida, 60 en diesel, material para navegación 30 euros, mantenimiento 50, amarres otros 50... El seguro, 250. El gasto mensual estimado para estas personas es de algo más de mil euros al mes, según informan desde fondear.org. El amarre suele ser la cuota más variable de todas. A saber: en Puerto Banús en temporada alta la noche puede costar 200€ para un velero de 11 metros.

Pero, ¿se puede vivir en un barco? La respuesta es sí. En España existen 46 puertos de interés general dentro de los que hay puertos deportivos, gestionados por iniciativa privada mediante concesiones. Pero, además, existen cerca de otros 400 puertos deportivos en todo el territorio español, de cuya gestión se encargan ayuntamientos, sociedades empresariales u otro tipo de asociaciones.

La vida a bordo puede ser en navegación o, si se encuentra en un puerto de forma permanente, atracado. Este modo de vida conlleva, además de los gastos asociados al puerto, definir la embarcación como buque inactivo (el artículo 16 de la Ley de Navegación Marítima). Estos buques que se encuentran inactivos pueden estar atracados o fondeados una vez se haya avisado a la autoridad aeroportuaria y esta haya tomado las medidas de seguridad pertinentes. Estas son algunas de las hitorias que descansan atracadas en los puertos españoles.

Un barco lleno de historia en Palma

Si uno recorre con tranquilidad el Paseo Marítimo de la capital balear, es posible que encuentre más de una embarcación que además de navegar cumple también la función de residencia estable para sus dueños. Entre dichas embarcaciones se encuentra el «Rafael Verdera», el barco más antiguo abanderado en España. Este año, precisamente, ha cumplido sus 175 años en el mar, ya que fue botado en aguas de Ibiza el 15 de abril de 1841.

Su actual propietario, Mikel Arizmendi, adquirió el barco en 1985. A bordo del mismo viven el propio Mikel, su esposa Nuria, y sus hijos Sara e Iñaki. «El "Rafael Verdera" es nuestra casa pero también nuestro trabajo, hacemos excursiones de un día, de fines de semana y en verano realizamos viajes de avistamientos de ballenas en el Golfo de León, que duran dos semanas. Si encontramos mala mar, recalamos en puertos del sur de Francia, como Colliure o las islas Hyeres», explicaba Mikel recientemente al rotativo local «Última Hora». «Mis hijos también dominan prácticas circenses y realizan números acrobáticos en el aparejo», recalcó Mikel en dicho reportaje.

Como hechos curiosos cabe señalar que esta embarcación ha tenido varios nombres a lo largo de su historia, como «Veloz» o «Sa Balandreta», o que en los Juegos de Barcelona de 1992 portó la llama olímpica. Además, este velero no sólo participó en sucesivas regatas de La Ruta de la Sal o en el trofeo Almirante Conde de Barcelona, sino que asimismo fue el escenario de varias producciones cinematográficas. El «Rafael Verdera» es hoy todo un símbolo para los amantes de la vela tradicional y de las embarcaciones con historia.

Amor por el mar

Es el fiel reflejo de una vida curtida en el mar. Solo con mirarle a los ojos trasmite la paz y la tranquilidad de quien a sus 81 años no solo no se arrepiente de su elección, sino que habla de ella con especial orgullo. Su relato atrapa desde el primer momento, y es que es en sí mismo una auténtica leyenda. Un maestro que puede presumir de haber pescado donde otros no pudieron y de ostentar el record de descarga de bacalao, con 4.480 toneladas. A los 17 años se enamoró de la localidad pontevedresa de Baiona y es allí donde el capitán Lázaro Larzábal ha echado el ancla de su velero. Tras más de cinco décadas trabajando «la mar», «porque —apunta—para los marinos la mar siempre es femenina», lleva ocho años retirado. Atrás quedó la costera del bonito de Ondárroa y las campañas a Terranova a bordo del Santa Elisa y la Santa Marina, los bous de Pebsa reconvertidos a la modalidad de pareja, del que no faltan anécdotas. Todas en la cabeza de este «lobo de mar» con una memoria extraordinaria.

«A mí siempre me ha gustado todo lo relacionado con la mar. Mi primer juguete fue un bote. Nos costó, lo compré con mi hermano, unas 300 pesetas. Todo lo concerniente a la mar para mi era un juego de niño», narra en su conversación con ABC. Tal era su pasión por el mar que con tan solo 17 años se convierte en el alumno de menor edad de la Escuela Náutica de Pasajes. «Estudiar la materia de patrón no me podía gustar más, tanto que con darme una línea o dos de algún capítulo del manual era capaz de recitarlo al completo». «El cinturitas», el «látigo negro»... son solo algunos de los apodos con los que se conoció durante su época en activo al capitán Lázaro Larzábal, quien se autodefine como un «viejo joven o un joven viejo, según se mire».

Como Jo Cox, la diputada británica asesinada la pasada semana en West Yorkshire, vive a flote, con su barco amarrado a uno de los pantalanes del Monte Real Club de Yates de Bayona (MRCYB), al que se refiere como su «finca». «No se puede pedir más a la vida», asegura sin perder la sonrisa, pues «yo soy de los que veo el vaso siempre medio lleno», pero su rostro moreno palidece para afirmar:

—¡Qué horror lo de la diputada británica!

—Sí, ya no se está seguro en ningún sitio.

—En la mar sí. Yo siempre le digo a mis amigos que como en la mar no se está en ningún sitio. En tierra todo va más rápido, la gente está estresada, el ruido, el tráfico...

—¿Pero no echa de menos una casa, una cama en la que dormir?

—En absoluto. He vivido en un piso cuando era niño y cuando me casé, pero en tierra me siento como un pez fuera del agua. Mi pareja me insiste en que me vaya a vivir con ella a Vigo, pero me resisto [ríe].

Nuevos negocios

Hay quien vive en el mar por placer y otros por obligación, con una tasa mensual de 50 euros que da derecho a seguridad, luz y agua. Antes eran caros. Con la crisis, los barcos están tirados de precio. ¿Para qué quiere un banco un barco embargado? En la época de la bonanza hubo entidades que comercializaban productos para particulares como 'Hipoteca Naval'. Todavía existen. Pero la demanda es otra. En 2014 se derogó la hipoteca naval que databa de 1893. En España, ahora hay nueva ley navegación marítima, que da nueva regulación al contenido de este vehículo inversor. Pero los particulares ya tienen embarcaciones más baratas que comprar en el mercado de segunda mano.

Vivir en un barco es cuestión de decisión y de tener cierto dinero. No hay que ser millonario aunque seguro que existe un 'banco malo' de barcos. Cosas de expertos. Eso, en España. En países donde hay cultura de alojarse de forma permanente en barcos como Holanda, Reino Unido o Irlanda, los hay muy económicos. Solamente es preciso algo de dinero y pagar un viaje a España al patrón hasta el pantalán que se alquile en caso de no tener permiso de navegación.

El Muelle Deportivo de Las Palmas, en especial en verano, se llena de gente que aprovecha estos espacios para hacer submarinismo o excursiones. El periodo clave es entre septiembre y febrero. La gente hace escala en Las Palmas para llegar en Navidad al Caribe. No hay que olvidar que Cristóbal Colón partió de Las Palmas un 8 de septiembre.

El alquiler vacacional de veleros y embarcaciones de motor han encontrado en la economía colaborativa una fuente de ingresos atractiva. Desde este mes de junio, John alquila en Las Palmas capital su catamarán por 88 euros la noche para cuatro huéspedes en dos camarotes. «Nuestro barco está convenientemente situado cerca del centro y a poca distancia de las comodidades y facilidades que esta vibrante ciudad ofrece». El arrendador agrega que «bueno para parejas».

En Airbnb, por ejemplo, está 'El Velero de Pepe'. para 3 personas y dos camarotes. 10 metros de eslora y 3,35, de manga. El dueño no permite «recibir visitas sin la expresa autorización del propietario». Es para evitar gente ruidosa que dañe esta fuente de ingresos extra a la que antes no tenía acceso. El dueño del barco no es de complicar la vida: Responde en menos de una hora, tiene al menos 89 evaluaciones de los usuarios que le han generado cinco estrellas. 36 euros.

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