La zona de piscinas y el enorme tobogán del Harmony of the seas
La zona de piscinas y el enorme tobogán del Harmony of the seas

Qué hacer durante 48 horas en el crucero más grande del mundo

Navegamos en el gigantesco Harmony of the Seas, el barco de pasajeros más espectacular jamás construido

A bordo del Harmony of the Seas Actualizado: Guardar
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Sus cifras lo dicen todo: 361 m. de largo; 66,4 m. de ancho; 9,1 m. de calado y más de 227.000 toneladas de peso para un coloso que puesto en vertical superaría en altura a la Torre Eiffel (324 m) y al Burj Al Arab de Dubái (320 m) dejando atrás todos los registros de grandes barcos de la historia incluido su hermano el Allure of the Seas. Visto de cerca y ya desde fuera impresiona muchísimo pero es por dentro cuando el descomunal Harmony of the Seas logra fulminar todas las expectativas de un plumazo. Raro será que alguno de los cerca de 4.000 pasajeros de su viaje de presentación en sociedad no se haya quedado anonadado con la experiencia de conocerlo al detalle y en primicia antes de que empiece su rutina normal para este verano surcando el Mediterráneo.

Las comparaciones son odiosas siempre y más todavía cuando se está a punto de subir a un barco de estas dimensiones pero algo de lo que de lo vimos en Titanic se respiraba este domingo desde primera hora de la mañana en el puerto de Barcelona, el punto de encuentro para los invitados a la puesta de largo del que es el orgullo máximo de la compañía americana Royal Caribbean. En la versión moderna y sin final trágico, tanto los que embarcaban como los que no se afanaban en hacerse fotos con el fondo majestuoso de esa interminable hilera de balcones que miran al mar. ¿El plan? Pues ni más ni menos que dejarse llevar en un paseo de 48 horas en el que, en realidad, el destino es el barco en sí mismo.

Como son 18 las cubiertas accesibles para los pasajeros, definitivamente hacen falta dos o tres horas solo para un recorrido básico

Apenas dos días que se quedan muy cortos con tanto que ver, que admirar, que disfrutar y con lo que sorprenderse a bordo. Y es que tan solo en recorrer de punta a punta una de las cubiertas se tarda un buen rato. Más todavía si por el camino se van haciendo paradas para analizar todo lo que le llame la atención. Ya sean detalles pequeños como que en suelo de los ascensores hay carteles que indican qué día es hoy dado lo fácil que es perder aquí la noción del tiempo o alucinantes novedades como los robots que preparan cócteles en el futurista y no menos surrealista Bionic Bar. Como son 18 las cubiertas accesibles para los pasajeros, definitivamente hacen falta dos o tres horas caminando a buen ritmo para reconocer todo el espacio hasta conseguir bocetar un mapa mental para saber más o menos dónde está qué. En principio, lo más importante es tener claro que existen siete vecindarios: Central Park, Vitality at Sea Spa & Fitness Center, Boardwalk, Zona de Entretenimiento, Royal Promenade, Zona Juvenil y Piscina y la zona de deporte con pista de atletismo incluida.

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El punto de partida y uno de los ejes centrales de la actividad de este singular crucero es la llamada Royal Promenade, una especie de avenida que alberga varios restaurantes y bares a todo lujo. El pavimento, la arquitectura de los espacios, la iluminación y la atmósfera en general hacen dudar que realmente se trate de un barco. Y eso que esto es solo el principio… Después están otros tantos espacios que parecen el sueño de un visionario loco como el Central Park, el área ajardinada de la planta 8 provista de más restaurantes y más cafés con terrazas, bancos y más de 10.000 plantas, arbustos más algunos árboles. Y todo al aire libre. Por supuesto, tanto aquí como en otras zonas hay diversas boutiques en las que se exhiben logos icónicos de marcas caras de moda y cosméticos sobre todo. Un bolso de Michael Kors, su perfume favorito, un reloj nuevo o una anillo de Cartier o Bvlgari. Sin problema. Prácticamente todo lo que pueda necesitar para satisfacer sus necesidades más consumistas está a su disposición sin tener que bajar a tierra.

Balcones virtuales y descargas de adrenalina

Zona de camarotes con vistas a uno de los siete vecindarios en los que está dividido el barco
Zona de camarotes con vistas a uno de los siete vecindarios en los que está dividido el barco

Los ascensores (en total 24), suben y bajan a toda velocidad permitiendo a cada quien enfrascarse en la búsqueda del lugar al que quiera ir. Si se trata del propio camarote, habrá que atravesar pasillos infinitos de mullida moqueta en los que la vista no alcanza para ver dónde terminan. Se agradece y mucho que quien se haya encargado de diseñar todo esto haya tenido la deferencia de exponer múltiples obras de arte por todas partes (dicen que hay más pinturas aquí que en el Louvre pero nosotros no las hemos contado…) que amenizan los recorridos. Los camarotes suman la friolera de 2.747 exactamente. O sea, que la capacidad total es de 5.479 personas contando con que sean de ocupación doble o bien 6.780 máximo si se llenan las cabinas triples y familiares puntualmente atendidos por los 2.100 trabajadores a bordo.

El tobogán más alto contruido en un barco

Alojamientos los hay de todas las categorías, desde las más básicos que dan al interior por lo que tienen balcones virtuales que recrean vistas mar, el sonido de las olas y el canto de pajaritos hasta las más exclusivas suites-loft de dos plantas con diversas terrazas y servicio de mayordomo 24 h. al día. Algunos de clase intermedia disponen de bañeras y todos sin excepción cuentan con una cama generosa y ultra cómoda además de una gran televisión y un cuarto de baño amplio, confortable y a estrenar. Sobre la cama misma, un abanico de folletos y papeles da buena cuenta de las mil y una posibilidades que ofrece el Harmony of the Seas para llenar las horas siguientes. Las alternativas son tantas que cuesta elegir. Desde pasar por el spa para disfrutar de un tratamiento, un masaje o incluso para atreverse con un diagnóstico de blanqueamiento dental o un estudio de las huellas del pie, hasta asistir a un master class de guitarra flamenca, pasando por tirarse en tirolina desde la cubierta 16 a la 6. Y es que para quiénes disfrutan con subidones de adrenalina, el Harmony of the Seas ofrece experiencias únicas como The Ultimate Abyss: el tobogán más alto construido hasta la fecha en un barco a 45 m por encima del nivel o The perfect Storm: el trío de toboganes de agua Typhoon, Cyclone and Supercell. Si el plan es estar un poco más tranquilo, existen varios solariums repletos de hamacas y más de 20 piscinas y jacuzzis aunque el silencio no está tan garantizado como una sesión repleta de los hits de Katy Perry.

Como en Broadway

«Grease», el musical, en el teatro del Harmony of the seas
«Grease», el musical, en el teatro del Harmony of the seas

De entre los grandes hits de la esta superlativa experiencia está también la apabullante oferta gastronómica que esta marca, la más alabada por los cruceristas expertos, ha preparado para la niña de sus ojos. Cuando hay apetito se puede elegir entre 23 restaurantes, cada uno con un estilo y una temática. Los hay más o menos informales para ir a tomar un snack entre horas o para una cena más de tiros largos. De ellos, ocho son de especialidades y destacan sobre todo el japonés Izumi Hibachi & Sushi, el mexicano Sabor Taquería y Tequila Bar, el Wonderland Imaginative Cuisine (en el que todo recuerda al universo de Alicia en el País de las Maravillas) y, sobre todo, el Jamie’s Italian, cuya carta y puesta en escena ha corrido a cargo del ultrafamoso chef británico Jamie Oliver. Por haber hay todo lo que se quiera comer y todo está incluido en el precio: pizzas, hot-dogs, hamburguesas, bocados más sofisticados de fusión californiana y asiática, costillas a la brasa, delicattesen francesas, dulces y helados de todos los tipos e incluso también hay un Starbucks. Además, el programa de espectáculos y animación incluye shows de acrobacias en el agua en el Acqua Theatre, demostraciones de patinaje artístico en una pista de hielo, música en directo a todas horas, djs, monólogos cómicos, sesiones de jazz y hasta encuentros con los personajes de Dreamworks para regocijo de los más pequeños. Esta temporada, también se puede ver «Grease», el aclamado musical que se representa dos veces al día en el teatro principal tal y como si estuviésemos en el mismo Broadway.

Dos años y medio de tareas de construcción a cargo del astillero francés de STX de Saint Nazare y un presupuesto estimado de 1.500 millones de euros han sido necesarios para rematar hasta el último detalle del que es el sueño de los amantes de los cruceros. No en vano, la expectación es tal desde hace meses que apenas sí quedan algunas cabinas sin reservar para este verano en el que zarpará cada domingo de Barcelona realizando recorridos de siete noches con escalas en Palma de Mallorca, La Spezia, Roma y Nápoles. Después, se trasladará a Florida para navegar por el Caribe durante la temporada de otoño/invierno.

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