Rectores y científicos auguran «décadas de estancamiento» si se separan ciencia y universidades

Advierten del error que puede suponer enfrentar los dos ámbitos en la negociación presupuestaria

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«Sin ciencia no hay universidad y sin universidad no hay ciencia». Con esa sencillez (y, a la vez, rotundidad) defendían los rectores la unión de ciencia y universidades en un único ministerio. Lo hicieron por primera vez el pasado 27 de noviembre a través de un comunicado, cuando aún no se había confirmado que finalmente el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos las separaría y convertiría al catedrático de sociología Manuel Castells (propuesto por Ada Colau), en ministro de Universidades y mantendría al astronauta Pedro Duque , en Ciencia.

Ayer, ya confirmados los nombramientos, la Conferencia de Rectores (CRUE) volvió a arremeter contra la decisión, con más fuerza aún, ya que al nuevo comunicado se les han unido los científicos, representados en la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) y la Alianza de Centros Severo Ochoa y Unidades María de Maeztu (SOMMa).

José Carlos Gómez Villamandos , presidente de CRUE ha criticado el viraje de PSOE y Unidas Podemos que prometieron, en sus respectivos programas electorales, mantener la unión de ciencia y universidades. «Tanto PSOE como Unidas Podemos afirmaron en su momento que mantendrían e incluso reforzarían la actual estructura ministerial. España necesita que la educación universitaria y la I+D+i, binomio indisoluble, sean consideradas y apoyadas de forma efectiva como elemento clave del desarrollo económico y social de nuestra sociedad», explicó Villamandos a ABC. La ruptura entre Ciencia y Universidades se explica, según han señalado fuentes conocedoras a ABC, por el mero hecho de que Sánchez tenía que «repartir» el pastel y darle una tajada a su nuevo socio de Gobierno.

En el comunicado, los firmantes consideran una «fatalidad» la división de competencias porque supone una «fragmentación de recursos». «La partición implica una dificultad en la gestión de los recursos que podría provocar un retraso en la apuesta por la investigación y la educación superior y, en definitiva, por una sociedad basada en el conocimiento», opina Rafael Ga resse , rector de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de CRUE en I+D+i. En este mismo sentido, señala el comunicado, «hay voces autorizadas en Europa que alertan del error que puede suponer enfrentar investigación y universidades a la hora de la negociación presupuestaria, lo que podría suponer décadas de estancamiento para la investigación, las universidades, o ambos ».

Además, señalan que una decisión de esta naturaleza es contraria a la tendencia marcada por los países miembros de la Unión Europea que, en su mayoría, mantienen el « triángulo del conocimiento » (investigación-innovación-educación) en un único ministerio. «Con la fragmentación del ministerio actual iríamos en dirección contraria a la que ha emprendido Europa y no contribuiríamos a mantener al continente en las primeras posiciones internacionales debido al adelantamiento de potencias como China y Estados Unidos», advierte Perla Wahnón , presidenta de COSCE.

Interferencias con Europa

De hecho, la estructura del comisariado europeo es similar a la seguida por los países miembros: solo una comisaria, la búlgara Mariya Gabriel , está al frente de todos los ámbitos. Ante la nueva situación, la presidenta de COSCE advierte de que la interlocución con Gabriel podría entorpecerse. «Una de las cuestiones que más nos preocupa es que se puede complicar la interlocución y la coordinación con la comisaria europea del área, que, precisamente, agrupa la innovación, investigación y educación. Articular estas tres materias es clave para la mantener e incrementar la competitividad de la ciencia. Por esa razón, Gabriel tiene entre sus competencias y responsabilidades, no solo desarrollar el Área Europea de Investigación, sino también promover la excelencia y establecer contactos entre las universidades europeas».

Para la CRUE, la comunicación también se romperá a nivel interno e impedirá abordar temas «que ya no pueden esperar más y que exigen un desarrollo y aplicación quirúrgicas para no acabar perjudicando a la comunidad universitaria ». Por ejemplo, una solución al Estatuto del Personal Investigador en Formación, a la ley de Contratos del Sector Público o al real decreto ley de Prácticas Académicas Externas.

Pero, además, científicos y rectores defienden su unión por una cuestión de pura lógica: «Mantener universidades, ciencia e innovación bajo el mismo ministerio sería lo más idóneo para conseguir ese impulso tan necesario para la educación superior, puesto que las universidades representan el 70% del Sistema de Ciencia y Tecnología», señala Villamandos.

Los retos del nuevo Gobierno

Si estas advertencias servirán o no al nuevo Gobierno está por verse, pero lo que sí están claros son los retos que enfrenta Sánchez en el ámbito universitario y científico.

En el primer caso, está pendiente nada menos que la elaboración de una ley de universidades. La CRUE presentó el pasado 26 de septiembre de 2018 en el Congreso de los Diputados un manifiesto firmado junto con la Conferencia de Cosejos Sociales, las asociaciones de estudiantes y los sindicatos en el que exigían una ley de universidades para que nuestro país pueda competir con el resto de universidades del ámbito europeo .

Duque cogió el testigo e insistió en numerosas ocasiones en la necesidad de elaborar dicha ley que, según CRUE, debe responer a las necesidades del Sistema Universitario Español. En primer lugar, financiación, estabilización de plantillas y flexibilización de los modelos de contratación en las universidades públicas para atraer y retener talento. También exigen un aumento de las becas y ayudas a los estudios para garantizar la igualdad de oportunidades y no olvidar la internacionalización, la sostenibilidad y la transformación digital.

En cuanto al ámbito científico, COSCE reclama llegar a un acuerdo de Estado para que la política científica sea un elemento central en la articulación y coordinación de las políticas públicas, mediante la inversión en la generación de conocimiento, explotación de los resultados de la investigación e implantación de las innovaciones.

También piden reconocer a la I+D+i como motor fundamental de la productividad y de políticas y soluciones para un crecimiento sostenible; darle continuidad a las políticas de I+D+i evitando cambios circunstanciales y políticos, así como la dotación de un fondo estable de inversión.

Por último, piden más flexibilidad y autonomía para los centros de investigación y que la política de recuperación de talento del exterior sea un objetivo prioritario en los centros de investigación.

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