Los lagos de Brandeburgo se secan: «Es una historia de terror»
Las olas de calor de los últimos veranos y las lluvias mínimas ya pasan factura a los lagos del este de Alemania
Después de años de olas de calor veraniegas y lluvias mínimas , los lagos del este de Alemania se están secando, aseguran los científicos locales, en detrimento de los peces y la vida vegetal, así como de los pescadores.
El lago Seddiner, en el estado de Brandeburgo, al suroeste de Berlín, se ha hundido una media de 60 cm anuales durante los últimos años, y el geógrafo local Knut Kaiser lo calificó como «el principio del fin» de los lagos de la región.
«Se podría decir que Seddiner es un símbolo de una situación, o dicho de manera más dramática, se ha convertido en un presagio del cambio climático aquí en Brandeburgo», dijo Kaiser a Reuters TV, del Centro Alemán de Investigación de Geociencias.
Con una extensión de 218 hectáreas, se alimenta de agua subterránea. En 2013, el lago estaba lo suficientemente lleno como para fluir naturalmente hacia un lago vecino más pequeño. En 2020, los muelles se mantienen altos y secos.
El estado tiene el tercer mayor número de lagos en Alemania en relación con su tamaño, pero es el segundo más árido , según la Agencia Alemana del Tiempo.
Después de los años de sequía de 2018 y 2019, Kaiser dijo que el lago probablemente perderá una gran cantidad de agua en 2020 por tercer año consecutivo. «¡Es una mala señal! Podría decirlo de manera más cruda: es una historia de terror para el paisaje acuático de la región», dijo.
Si bien los científicos coinciden en que los principales problemas que enfrentan los lagos de Brandenburgo están relacionados con el cambio climático, la influencia humana también influye.
Las cañas, que limpian el lago y actúan como un lugar para el desove de los peces, han sido expuestas por la bajamar y a menudo son pisoteadas por personas que se dirigen a las playas, dijo Kaiser.
La caída del nivel del agua también representa un problema para los lugareños como Mannfred Mannheim. Solía pescar lo suficiente para el negocio familiar de ahumado en el lago, pero ahora tiene que buscarlo en otra parte.
«Durante los últimos tres años he estado esperando y las cosas están empeorando», dijo Mannheim. «Un día este lago ya no estará aquí».
