Un hombre de 73 años muere en un incendio en Portugal

Vuelve la pesadilla de las llamas en este caluroso arranque del otoño

Incendio en Ca village, Pombal, en el centro de Portugal EFE

FRANCISCO CHACÓN

Un hombre de 73 años ha aparecido carbonizado por las llamas en la pequeña población de Santo Estevao e Moita, en el distrito portugués de Guarda , cerca de la frontera con Salamanca. Es el retorno de la pesadilla de los incendios en el país vecino en este caluroso arranque del otoño , con temperaturas que superan los 30 grados y una sequía galopante.

Los servicios de Protección Civil y la Guardia Nacional Republicana recibieron una llamada de alerta por el fuego y acudieron de forma inmediata. Fue así como encontraron el cadáver hacia las 11.45 horas del lunes 9 de octubre.

La muerte le sobrevino a este ciudadano cuando intentaba huir de las llamas, de modo que su fallecimiento responde a una causa directa del siniestro, no a «circunstancias colaterales», como se afanaba en subrayar el Gobierno socialista cuando las cifras de la tragedia de Pedrógao Grande comenzaban a dispararse más allá de los 64 que hoy siguen representando el balance oficial.

Ni siquiera desplazarse a bordo de un tractor protegió a la víctima, quien no pudo sobrevivir a causa de la beligerancia de un fuego iniciado menos de una hora antes.

Se da la circunstancia de que el incendio quedó controlado a lo largo de la mañana, pero ya era tarde para salvar la vida de este vecino, que estaba desesperado y no sabía lo que hacer para intentar librarse de las llamas.

Durante los últimos días, las escenas de pánico vuelven a extenderse por el Portugal profundo, con la gente reviviendo los peores fantasmas de Pedrógao Grande (distrito de Leiria), el mayor siniestro de este tipo en la historia del país, cuando aún ni había comenzado el verano y al menos 64 personas perdieron la vida, muchas de ellas atrapadas en ‘la carretera de la muerte’.

Para colmo, este lunes 9 de octubre se produjo un serio accidente en Arganil (distrito de Coimbra), pues un vehículo que combatía el fuego se despeñó por un barranco de 30 metros de altura y causó heridas a dos bomberos, uno de ellos en estado grave.

Más de 1.000 operarios se afanaban en apagar las llamas de una nueva plaga de este tipo, mientras las autoridades ponen de nuevo en el punto de mira a los pirómanos que se despliegan por todo el territorio portugués. Muchos considerados mercenarios a sueldo de las mafias locales que trafican con la recalificación de terrenos y algunos que incluso han llegado a realizar una confesión tan insólita como la siguiente: se sienten excitados (incluso secualmente) cuando ven todo ardiendo. Así lo puso de manifiesto un estudio presentado hace unas semanas en Lisboa.

Y todo cuando se hace público que los afectados por la catástrofe de Pedrógao Grande han recibido cuatro millones de euros en donativos, con 380 productores agrícolas prestos a cobrar indemnizaciones que totalizan unos 800.000 euros y 195 casas en fase de reconstrucción.

En cualquier caso, la impotencia de la Administración continúa vigente y la rapidez en la propagación de las llamas, aliada con la diversificación de sus frentes, subraya otra vez las sospechas del presidente de la Liga dos Bombeiros, Jaime Marta Soares, quien llegó a ordenar una investigación interna, especialmente después de que al primer ministro, el socialista António Costa, no se le ocurriera otra cosa que pedir explicaciones a Protección Civil, como si olvidara que el cuerpo depende de las instituciones públicas y, por tanto, le correspondía a él dar las respuestas.

«Creo que el fuego fue provocado y vamos a continuar con las pesquisas para averiguar la verdad, con todas sus consecuencias. Seguro que el incendio tuvo un origen criminal», dijo Marta Soares a comienzos de julio, aunque hoy esas palabras parecen haber caído en saco roto, en vista de que la situación se reproduce una y otra vez.

La Policía Judicial tomó nota de sus palabras y un portavoz del cuerpo avanzó que lo iban a citar para que prestara declaración y aportase todas las pruebas que pudiera reunir.

La desorganización en las operaciones ha sido una cruda realidad sufrida por los habitantes de la franja centro-norte, la más afectada por la acción del fuego. Nada extraño, por tanto, que los lugareños respondieran en las emisoras de radio locales: «Por favor, dejen que lloremos en paz a los muertos, a nuestros seres queridos», en referencia a los fallecidos en Pedrógao Grande.

Esa ira de la población puede traducirse muy pronto en un aluvión de demandas contra el Estado por «negligencia», tal cual preparan ya varios despachos de abogados de Lisboa, Oporto y Coimbra. Además, un grupo de jóvenes portugueses ha recurrido a la Justicia británica para denunciar la desidia gubernamental.

Tampoco puede olvidarse que el gasto público para combatir los incendios se ha reducido un 9% desde que Costa lidera el Ejecutivo (accedió al poder en diciembre de 2015 a través de una moción de censura).

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación