La prevalencia de los trastornos de ansiedad en los últimos meses ha sido en España de un 6 por ciento, casi 300.000 personas afectadas.
La prevalencia de los trastornos de ansiedad en los últimos meses ha sido en España de un 6 por ciento, casi 300.000 personas afectadas. - fotolia

«La sociedad tiene el cerebro en carne viva, la mente es como un caballo desbocado que hay que reconducir»

Los expertos explican por qué en los tiempos que vivimos es tan difícil vivir el presente, evitar el estrés y la ansiedad y sobre todo, no hacer varias cosas a la vez

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¿Recuerda la última vez que se quedó remoloneando en la cama un día de semana? ¿Que se detuvo unos segundos intentando detener la sucesión frenética de pensamientos que aparecen nada más levantarse de la cama? O más difícil aún...¿Logró que hayan pasado más de diez minutos sin mirar el móvil?

Las respuestas a todas estas preguntas dan lugar a otro interrogante. ¿Por qué vivimos permanentemente alterados, ansiosos, haciendo más de una cosa a la vez, pegados al móvil, pendientes de lo que hay que hacer o de lo que hicimos y nunca del hoy, del presente? ¿Qué fue del carpe diem?

«Hoy en día, tenemos muchos recursos y posibilidades. Por poner solo un ejemplo: las vacaciones. Es relativamante reciente el hecho de que la mayoría de la población pueda decidir dónde va y cómo...

Hace un siglo, viajar era una privilegio. Y pese a que esto es positivo a la vez supone un estrés, porque las opciones son inabordables. Con la comunicación pasa lo mismo. Una pareja antes se enviaba una carta a la semana pero no se hacía todos los días. Hoy, la comunicación es inmediata, el pitido del WhatsApp genera una demanda que puede llevar al agotamiento», explica Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés. Cano señala que en nuestro país, la prevalencia de los trastornos de ansiedad en los últimos meses ha sido de un 6 por ciento, casi 300.000 personas afectadas.

«Tenemos problemas para elegir qué sí, qué no y qué jamás»

Si bien apunta que la tensión (relacionada con emociones como la ansiedad, la ira y el estrés, que es un exceso de estímulos) también lo padecían nuestros antepasados (tenían que buscar comida para sobrevivir), una de las grandes responsables de la incapacidad para vivir el presente son las nuevas tecnologías. «Lo que sucede en un minuto de vida es muy superior en posibilidades y en opciones que hace 50 años. La sociedad tiene el cerebro en carne viva, la mente es como un caballo desbocado que hay que reconducir. Nuestra experiencia es como la de un ratón que se introduce en un queso, que sería el alimento para el cerebro, pero que pierde el rumbo, tenemos problemas para elegir qué sí, qué no y qué jamás. Esto hace que la mente acelere el cuerpo, el corazón y así la persona sufra una desconexión entre lo que la mente quiere y el cuerpo puede», explica Alejandra Vallejo-Nágera, psicóloga y profesora en la Facultad de Medicina.

Para el psicólogo clínico Sergio García Soriano, «no nos centramos en el aquí y en el ahora, sino en el mañana o en lo que no hice y ello produce ansiedad. Esto es producto de las exigencias que la sociedad le hace al individuo: hay que ser el mejor profesional, el mejor padre...estamos en continua competencia. Aparecen "frases lapidatorias" que nos impiden disfrutar de una conversación o estar con la familia. Hay que desconectar, pero nadie lo hace porque estamos tan supeditados al pasado y al futuro, que no se nos permite vivir el presente».

«Mindfulness»: El aquí y el ahora

Para poder hacer frente a este problema del siglo XIX ha cobrado mucha fuerza el «mindfulness» o atención plena. Es una práctica «que tiene una base científica extraída de técnicas orientales y que es la gran medicina sin medicación, pero exige que la persona practique. Se trata de un entrenamiento mental, hay que hacerlo todos los días para que se produzca el hábito en el cerebro», señala Valle-Nágera, profesora de «mindfulness».

«Se trata de que la persona elija que la mente no vaya al pasado ni al futuro»

Se trata de concentrarse y que la persona elija voluntariamente que la mente no vaya al pasado ni al futuro, sino en el aquí y en el ahora. «Nosotros usamos todo lo que nos viene para el futuro, de ahí que pasemos por la información muy por encima, "porque no vaya a ser que me pierda lo que viene". Hay que llevar a la mente a un lugar voluntariamente elegido»

Contemplar el silencio

La clave del «mindfulness» es meditar, contemplar el silencio. Es «ir a la simplicidad más absoluta, porque está de moda lo complicado. La mente no puede pensar en nada porque es imposible, pero sí contemplar el silencio y la sociedad tiene miedo a ese silencio. Pero antes, hay que contemplarse a uno mismo, con todas nuestras sombras, que es de lo que muchas veces huimos».

¿Pero en qué consiste exactamente la práctica? «La clave de ese entrenamiento, que dura de entre 20 a 60 días, es llevar la mente a sentir la respiración, no pensarla, sino sentir que se está respirando. Pero no es el único ejercicio. Por ejemplo, se usa una pasa de uva para tomar conciencia con los cinco sentidos de lo qué ingieres, cómo comes, y sobre todo, para qué estás comiendo, porque la ansiedad cursa con comer o dejar de hacerlo, no por hambre sino por ansiedad».

Meterse en la cama con el iPad

Otros ejercicios son de propiocepción (sentido que informa al organismo de la posición de los músculos), que supone escuchar la información que te da tu cuerpo constantemente, las emociones se expresan a través del cuerpo. «Una persona con ansiedad o con la mente dispersa atiende a muchas cosas pero no a la señales de su cuerpo. Por ejemplo, a la señal que te da de que necesitas dormir y aún así se mete en la cama con el iPad».

Vallejo-Nágera ha atendido en el Centro Médico de Enfermedades Digestivas (CMED) personas con colon irritable, gastritis o úlceras y que gracias al «mindfulness» dejan de tomar medicación, aunque siempre que no haya una base fiosiológica que justifique la enfermedad, aclara.

Ayuda de un profesional

Sin embargo, Cano aclara que si hay un problema las técnicas van a ayudar poco. «Si no se ha comprendido cuál es el problema y no hay una solución global, no alcanza con estas técnicas». Por ello, recomienda la reestructuración cognitiva, es decir, aprender a interpretar correctamente la realidad porque eso también genera demasiado estrés; darle demasiada importancia a cosas que no la tienen, por ejemplo. O también técnicas conductuales. «Hay que entrenar las conductas y sobre todo, es necesario ayuda profesional».

García Soriano coindice en que es necesaria también la ayuda profesional. «La psicoterapia supone estar con profesional y centrarse en una única persona para saber qué es lo que produce ansiedad. Si bien hay características generales, lo que produce ansiedad puede ser algo muy determinado en cada caso».

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