Muestreo en la cueva de Castañar de Ibor (Cáceres)
Muestreo en la cueva de Castañar de Ibor (Cáceres) - mncn-csic
cambio climático

Las cuevas pueden actuar como grandes sumideros de metano atmosférico

Científicos españoles descubren que este gas desaparece en ellas probablmente por el alto grado de ionización del aire en estas cavidades naturales

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Estudiaban en las cuevas de Altamira el comportamiento del CO2 en relación con otros gases cuando descubrieron que algo pasaba con el metano, el segundo gas de efecto invernadero más importante. En un entorno subterráneo y con un elevado grado de humedad, simplemente desaparecía. Las cuevas, según publican investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) del CSIC en «Nature Communications», se convierten así en sumideros naturales que contribuyen al descenso de la concentración de este gas (CH4) cuya presencia en la atmósfera se ha duplicado desde la Revolución Industrial.

Ángel Fernández-Cortés, investigador del MNCN y Marie Curie Fellow en Royal Holloway (Universidad de Londres) explica que «Hemos detectado que tanto las cuevas como otros ambientes subterráneos como los túneles, actúan como sumideros y que los resultados son extrapolables a otros enclaves de la zona vadosa (la que está por encima del nivel freático) con rocas porosas o fisuradas conectadas con la atmósfera exterior», asegura.

La actividad del hombre

Según explica este investigador «las fuentes de metano de origen antrópico (no natural), suponen en la actualidad entre el 50 y 65% de las fuentes totales de metano y está relacionadas con actividades del hombre como el cultivo de arroz, explotaciones de ganadería rumiante, vertederos, lagos artificiales y humedales y tratamiento de residuos».

Para desarrollar su trabajo, el grupo de investigación ha monitorizado 7 cuevas y otros entornos subterráneos como los túneles de Oporto. Asimismo, tomaron muestras en diferentes épocas del año y en ambientes y ecosistemas diversos que les han permitido demostrar que «la concentración de este gas llega a desaparecer por completo. Se trata de un proceso general de oxidación que, aparentemente, es muy rápido y actúa a escala horaria».

Hasta ahora se sabía que el metano desaparecía de la atmósfera principalmente por la fotooxidación que, en presencia de vapor de agua, produce la luz ultravioleta en la troposfera; a través de la oxidación de las bacterias metanotrofas del suelo y por su salida a la estratosfera. Según Fernández Cortés, «se trata de un proceso de oxidación de este gas al reaccionar con diferentes iones presentes, en gran cantidad, en la atmósfera subterránea. Por lo tanto, el alto grado de ionización del aire subterráneo podría ser clave en este proceso de oxidación», detalla Fernández-Cortés.

Es pronto para saber si podría reproducirse a escala industrial

A la pregunta de si este descubrimiento abre la puerta a la inyección de este gas en cuevas o estructuras similares para su eliminación, Fernández-Cortés responde que «es muy arriesgada la propuesta de inyectar aire con concentración atmosférica de metano en un cavidad natural donde intervienen muchos factores que no se pueden controlar (ventilación, relación con el suelo, etc.)». De momento, los científicos apuestan por una experimentación en condiciones controladas de laboratorio que permitan conocer con exactitud los mecanismos de eliminación del metano y, posteriormente, extrapolar esta experimentación a pequeña escala con casos reales.

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