El traje amarillo Tychem-C, homologado por la OMS, viene con unas instrucciones de uso que se omiten o desdeñan
El traje amarillo Tychem-C, homologado por la OMS, viene con unas instrucciones de uso que se omiten o desdeñan - fotos: ramos sts
caso de contaminación secundaria, en madrid

«Sabemos que en el Carlos III se están usando trajes antiébola de todo tipo»

El uso de los buzos para tratar el virus conlleva unos requerimientos técnicos que, por lo general, no se conocen en el gremio sanitario sin una formación adecuada. Se ignora que se deben tapar las cremalleras, cómo sellar con una cinta especial los guantes, colocarse la vestimenta...

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Hay una auxiliar de enfermería ingresada en el Hospital Carlos III de Madrid que se ha contagiado del virus del Ébola. Autoridades y responsables indagan ahora en las causas de esa infección, después de que la técnico accediese en dos ocasiones a la habitación del misionero leonés Manuel García Viejo, y algunos apuntan ya a los trajes que se usan como posible vía de entrada y propagación de esa enfermedad. La propia directora general de Salud Pública, Mercedes Vinuesa, ha comparecido este martes 7 de octubre en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados para, entre otros anuncios, adelantar que se ha emprendido una investigación en aras de aclarar «cómo se viste y cómo no» el personal sanitario y facultativo que estuvo en contacto con el toledano Miguel Pajares, sacerdote de la Orden de San Juan de Dios, primero, y con el segundo fallecido, García Viejo.

[Lee aquí el comunicado y aclaración de la empresa responsable de los trajes, en PDF]

Del otro lado de estas pesquisas, un dato: el uso de los buzos para tratar el virus conlleva unos requerimientos técnicos que, por lo general, no se conocen en el gremio sanitario sin una formación adecuada. Se ignora que se deben tapar las cremalleras, cómo sellar con una cinta especial los guantes, ni colocarse la vestimenta...

Fue la empresa, Ramos STS, la encargada desde el pasado 8 de agosto de suministrar el traje homologado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para combatir el contagio del personal acreditado que trata a los pacientes enfermos y que permanecen internos en el hospital preparado para hacerlo, el Carlos III de Madrid, adscrito a La Paz. Esta empresa radicada en Villaverde, a pocos kilómetros de la capital, completa que los trajes amarillos facilitados son los correctos. Otra cuestión diferente sería que la técnico-sanitaria no tuviese los conocimientos necesarios para sabérselo enfundar, como inciden algunos de sus colegas en el centro.

En las ambulancias, con traje blanco

El 12 de agosto, cuando se conoció el triste final del religioso Pajares,Pablo Ramos, responsable comercial y de desarrollo de la empresa desde hace 18 años, explicó a este periódico cómo se había requerido de sus productos en tesituras tan afanosas como la crisis del chapapote en Galicia, la gripe aviar y el mal de las «vacas locas». También ahora, en la crisis de la epidemia en África (llegada a Madrid). Ramos dio cuenta de cómo en todo momento, Pajares y García Viejo estaban siendo tratados por turnos compuestos por dos facultativos de la Unidad de Medicina Intensiva, cuatro enfermeros y dos auxiliares de enfermería, protegidos frente a elementos patógenos procedentes del letal virus. La barrera protectora era el modelo de traje homologado, el Tychem-C. Ramos describía así la ropa antiébola idónea: amarilla y con unas características de resistencia mecánica determinadas. Ya se apuntaba entonces que se desdeñaban ciertas condiciones en su utilización: por ejemplo, el personal del Ejército que se encargó del traslado del primer religioso desde Monrovia sí se protegió como procedía, no tanto así el personal del SUMMA al que en las imágenes aportadas por el Ministerio de Defensa español se observa con un traje blanco y las manos selladas con cinta de embalaje, que no corresponde al modelo preceptivo.

«Las instrucciones para colocar el traje no se han solicitado ni escuchado»

Es decir, algo ya no se hizo bien desde ese momento. ¿Por qué? Las instrucciones de uso para la colocación del traje no se han escuchado ni se han solicitado. Quien ahora da la cara es el responsable de la entidad, Armando Ramos, que no oculta su malestar por la deriva que han adquirido los acontecimientos.

«Sabemos que en el Carlos III se estaban usando trajes de todo tipo», asegura Ramos. Con más de treinta años de acometidas contra epidemias, anota que lo más probable es que la auxiliar de enfermería que padece ébola lo contrajo «en la limpieza de la habitación», más que en el propio tratamiento. «Los que hacen las curas son los pobres médicos y enfermeras que no han recibido nunca un curso, una formación adecuada de cómo enfundarse un traje de este tipo». Y lo equipara al bombero al que nunca se le haya explicado cómo colocarse bien un traje con respiración asistida, con una bombona. «Solo pueden detallar esto los especialistas. Los trajes de Dupont Nemours se solicitan a Ginebra, esta misma mañana he hablado con ellos porque tienen unas especificaciones determinadas, son los de la categoría 3-B, el equipo amarillo visualizado en todo el personal que atiende el ébola en Liberia, Sierra Leona... el homologado por la OMS. El tejido de uso limitado del que están hechos se fabrica en Luxemburgo y actúa como barrera ante cualquier elemento externo.También se puede incinerar y eliminar toda contaminación, porque están compuestos de politinelo de alta densidad».

«Desde el pasado 8 de agosto, esto ha sido un totum revolutum y sabemos que en el Carlos III se estaba usando vestimenta de categoría 3, de categoría 4...». Una anécdota que trae a colación Armando Ramos y que sirve para ejemplificar las muchas especulaciones a que está conduciendo este caso estriba en la normativa marcada por la OMS: se dice que tiene que ser un traje impermeable («¿entonces vale un chubasquero, un paraguas?», apunta) cuando tiene que ser un traje hidrorepelente contra todo tipo de sustancias y con respiración autónoma («¿sin curso de respiración en el que te enseñen cómo hacerlo? Te sueltan ahí y ya sabe una auxiliar de enfermería cómo se le suministra el aire por minuto y cómo respirar?». Son preguntas que lanza el responsable de esta empresa madrileña y que, humildemente, reconoce no ser la persona más apta para dirigirlas, pero que siembra de más interrogantes abiertos el camino del abordaje frente al ébola.

«El verdadero problema aquí es biológico, no médico-sanitario», opina Ramos

«Nosotros siempre recomendamos que se debe hacer una presión positiva. Esto es, desde el principio hay personas que han estado en contacto con el infectado, y para ellas debe hacer unas recomendaciones técnicas, un protocolo de cómo colocarse las solapas del traje, cómo se deben tapar siempre las cremalleras, cómo deben cerrarse los puños y sellarlos con una cinta especial que nosotros vendemos y que no se estaba usando. Nadie se ha preocupado por que este manual de uso se cumpliese. Una persona que trabaja encapsulada, con un equipo que tiene una turbina y un suministro de aire para respirar y para su confort, debe saber cómo obrar con ese buzo. Ese buzo es una auténtica barrera frente al agente biológico», dice. Y posterga: «Y es que el verdadero problema aquí es biológico, no médico-sanitario, que bastante hacen los médicos y enfermeras, que son quienes hacen las curas y se enfrentan a la enfermedad».

« Lo que había que hacer con la enfermera es aislarla completamente y lo que ha sucedido aquí es un caso de contaminación cruzada, es decir, tienes que defenderte del paciente y a la inversa», comenta Ramos. «A esta mujer se le ha contaminado y con toda probabilidad no sabía cómo se monta ese traje especial, cómo hay que vestirse, cómo los buzos deben ser cerrados, cómo se tiene que respirar, cómo hay que actuar con la mascarilla, cómo deben ser los guantes, cómo hay que resituarse la capucha... Todas estas cosas son lecciones que deben saber y aplicarlas al llevar el traje especial. Nos han llegado a pedir delantales, en uno de estos pedidos, mientras desprotegían la espalda», relata con una mezcla de malestar y sarcasmo en su conversación.

Armando Ramos remata como empezó, en el círculo de petición de responsabilidades que miren hacia otro lado, sin querer dar ninguna puntada acerca de la institución incompetente en esta gestión: «Mientras este tema no se plantee como lo que es, un auténtico problema biológico, y no una mera solución médico-sanitaria, con un protocolo de seguridad idóneo, no se resolverá». «En EE.UU., que no es sospechoso de no ser un país civilizado, tienen un problema gravísimo ahora mismo en Texas. Nosotros, en España, lo tenemos aún más grave, porque se ha producido una contaminación secundaria y hay un problema biológico serio. Hay que proteger y aislar el contaminante, con una protección biológica contra un ente vivo al que se puede matar por calor».

«El problema redunda en que nadie pide opinión al especialista», acaba. O no se quiere.

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