Fosfoproteómica de célula única
Fosfoproteómica de célula única - CALTECH
CÁNCER

Una nueva técnica permite desarrollar tratamientos alternativos para los tumores resistentes

El nuevo método permite identificar las vías alternativas que emplean las células tumorales para evitar las terapias dirigidas

MADRID Actualizado: Guardar
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El arsenal terapéutico actual cuenta con numerosos fármacos que bloquean el crecimiento y expansión del cáncer. Y para ello, inhiben de manera específica o ‘dirigida’ algunas de las moléculas que participan en esta proliferación y diseminación –la consabida ‘metástasis’– de los tumores. Son las denominadas ‘terapias dirigidas’, cuyo efecto siempre tiene lugar sobre una molécula o ‘diana terapéutica’. El problema es que, una vez inhibida la vía principal, los tumores siempre acaban encontrando un camino alternativo para crecer y expandirse. O dicho de otra manera, se vuelven ‘resistentes’ al tratamiento. Pero ahora, investigadores del Instituto Tecnológico de California en Pasadena (EE.UU.) han desarrollado una nueva técnica que, basada en el estudio de células tumorales individuales, permite identificar todos estos caminos alternativos, lo que posibilitará el desarrollo de tratamientos más efectivos.

Como explica James Heath, director de esta investigación publicada en la revista « Cancer Cell», «dado que la tecnología ya nos permite observar las vías alternativas que toman las células tumorales para seguir creciendo, también nos mostrará la manera de cortar todos estos caminos de forma simultánea».

Caminos alternativos

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores se centraron en el tratamiento del glioblastoma multiforme, uno de los tumores más prevalentes y mortales del cerebro. De hecho, la supervivencia media asociada a este tipo de cáncer no supera los 15 meses. Y es que si bien ya existen terapias dirigidas para su tratamiento, los beneficios se disipan a muy corto plazo: el tumor se vuelve resistente. Por ello, la combinación de múltiples terapias podría ser la solución para combatir este tumor.

Como indica Paul Mischel, co-autor del estudio, «nuestras investigaciones se han centrado en los últimos años en descubrir por qué los tumores desarrollan resistencias a las terapias dirigidas. Así, en este nuevo estudio hemos utilizado un fármaco que debería funcionar pero que, sin embargo, no lo hace».

La tecnología ya nos permite observar las vías alternativas que toman las células tumorales para seguir creciendo
James Heath

Los autores emplearon una técnica que, denominada ‘fosfoproteómica de célula única’, permite observar la actividad que tiene lugar dentro de cada célula tumoral y sus vías de señalización. Así, y empleando tejidos tumorales de pacientes, pudieron observar que las células del glioblastoma multiforme se adaptan y adquieren resistencia a las terapias dirigidas sobre la vía ‘mTOR’ en tan solo 48 horas.

Y, concretamente, ¿cómo se hacen resistentes? Pues como apuntan los investigadores, «nuestro análisis nos permitió observar que las células modificaron sus rutas y encontraron vías para evitar el efecto del fármaco mucho antes de que se pudiera detectar cualquier cambio a nivel clínico».

Más allá del glioblastoma

En consecuencia, y una vez identificadas estas vías alternativas, el objetivo debe ser desarrollar fármacos específicos que, como ya ocurre con la vía ‘mTOR’, sean capaces de bloquearlas. Lo cual no resultará, ni mucho menos, sencillo.

Como refiere James Heath, «la tecnología que utilizamos para analizar las células tumorales es relativamente simple y barata. A fin de cuentas, es solo cristal y plástico. Pero los ensayos clínicos serán difíciles de diseñar. Y es que en este tipo de terapias personalizadas no se puede saber qué fármaco administrar a cada paciente hasta que no se hayan analizado sus tumores. Así, cada ensayo clínico deberá contar con una muestra de cada tumor».

Y a todo ello se aúna «el reto adicional que supone el desarrollo de fármacos para el glioblastoma multiforme, pues deben ser capaces de superar la barrera hematoencefálica», recuerda Paul Mischel.

Sea como fuere, la ‘fosfoproteómica de célula única’ resulta útil y puede ser empleada para el desarrollo de terapias personalizadas para otros tipos de tumores. Por ejemplo, como concluyen los autores, «también podría ser utilizada para estudiar cómo las células del melanoma desarrollan resistencia a una clase de fármacos denominados ‘inhibidores de BRAF’».

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