IX Congreso de la Lengua

Conclusiones del CILE: El español quiere mirar al futuro sin miedo y al pasado sin complejos

El Congreso de la Lengua, en su aspecto más técnico, ha servido para poner sobre la mesa el reto de adaptarse al proceso de la Inteligencia Artificial

Andrés G. Latorre

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Una de las grandes críticas que se le realizan a la Academia Española de la Lengua es que, como los malos policías, siempre llega con retraso. Esa lentitud siempre es replicada desde los despachos académicos con el argumento de que ellos no son un boletín de actualidad, que su misión es «limpiar, fijar y dar esplendor» y no pueden estar añadiendo y tachando vocablos al mismo ritmo que hace la calle. Por eso, citas como la que se ha producido en Cádiz en estos días con el IX Congreso Internacional de la Lengua Española son tan importantes, porque suponen hitos en la reflexión sobre lo que es, lo que sido y lo que será el español.

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Pasado sin complejos

Frente a los revisionismos históricos más extremos, en este Congreso se ha tratado de poner en perspectiva cómo fue el viaje de ida del español (o castellano, pero ese debate llegará después) al continente americano. Carme Riera, catedrática emérita de Literatura Española de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de la RAE desde 2013, recordó que el español no se impuso como lengua oficial en Hispanoamérica hasta el siglo XVIII y que, precisamente, cuando se extendieron las revoluciones independentistas fue cuando su empleo se hizo obligatorio. Respecto a la acusación de lengua imperialista (que tan malos ratos ha hecho pasar a los académicos en citas anteriores, con protestas de comunidades indígenas incluidas), se reivindicó la figura de los monjes españoles como conservadores de las lenguas indígenas (Riera recordó que los monjes aprendieron las lenguas amerindias para las prédicas). El propio ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, indicó que la cooperación con los organismos que tratan de preservar las lenguas amerindias es máxima. En el encuentro de la APC, el periodista sevillano Paco Reyero hizo hincapié en ese pasado sin complejos dentro del propio Estados Unidos.

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Cádiz constitucional

Muchos de los asistentes a la cita con la Lengua sentían las concomitancias con los actos por el Bicentenario de la Constitución. Esa percepción se vio refrendada en varios encuentros, en los que se puso en valor la figura de esta Constitución no sólo en el aspecto legal, sino en la construcción del lenguaje. Así, por una parte, como subrayó el periodista Martín Caparrós, fue en esa cita histórica donde se estableció que lo que hablaban los habitantes de ambos lados del reino era español. «Cuando llegó Fernando VII apartaron la Constitución, pero se quedaron con el nombre», bromeó el periodista y activista. En los encuentros se recordó que el texto tuvo una importancia capital en las constituciones de las nuevas repúblicas surgidas tras la independencia. En ocasiones, esa influencia vino dada por la frustración de quienes participaron en la elaboración de la carta Magna al ver que sus ansias de libertad no fructificaban.

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Cooperación de lenguas

El Congreso de Cádiz no sólo ha sido de la lengua, sino de las lenguas. Tanto, como se indicaba antes, con el caso de las americanas, de las que se destacó cómo fueron aportando palabras al castellano, como del resto de las cooficiales españolas. El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, llamó a una mayor concordia en la convivencia entre el castellano, el euskera, el catalán y el gallego. «si se continúa con la discriminación de uno de los dos lenguajes oficiales, podría suponer una vulneración de la Constitución», afirmaba. Para el máximo representante de la lengua, la discriminación que sufre alguna de las lenguas cooficiales en el territorio «no refleja la potencialidad de la lengua y de la cultura común para unir y vertebrar mejor los diferentes elementos que componen un Estado como es España». Algunos ponentes han puesto sobre la mesa la posibilidad de que se enseñe en todo el territorio nacional si acaso nociones del resto de lenguas oficiales.

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El reto de la inteligencia artificial

A los que, como decíamos al principio, le achacan cierto retraso a la Academia, habría que señalarles que uno de los temas que más veces se ha tratado en este Congreso ha sido el de los retos de la Inteligencia Artificial. Y una de las conclusiones claras ha sido que el idioma español no puede quedarse atrás en estos nuevos procesos digitales y no sólo para que los programas manejen un buen español, sino para que, sobre todo, piensen (entendido ese pensar como una evolución de la web semántica) en español, con las características propias del idioma. Uno de los aspectos positivos es que se le pusieron cifras a los esfuerzos por hacer del castellano uno de los idiomas del presente y futuro tecnológico. Así, se sacó varias veces a colación el PERTE ( Proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica) que, con una inversión que supera los 1.000 millones de euros, también contempla la integración del español en estos procesos tecnológicos. Desde otro punto de vista, también se incidió en la necesidad del empleo de estas nuevas tecnologías de superprocesamiento de datos con una «perspectiva humanística» (como indicó la ministra Nadia Calviño) que no vaya contra el individuo y que «le permita poder entender cualquer tipo de documento en su propio idioma».

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¿Español o castellano?

Uno de los temas irresolubles es el del nombre del idioma que compartimos 600 millones de personas. El director del Cervantes, Luis García Montero, mostró su predilección por el término español, ya que desde su origen se estableció como un lazo entre los pueblos de toda la Península. Eso sí, también afirmó que si la comunidad en la que se encuentra prefiere el término castellano, él no tiene ningún problema en emplearlo. La voz más crítica con ambos términos fue la del escritor Martín Caparrós, que evocó el pasado colonial del término y abogó por usar el término «Ñamericano».

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Rentabilidad del idioma

Las palabras pueden ser bellas, pero los números son clave. No ha escapado en las mesas la necesidad de rentabilizar el castellano, sabedores de que cuanto más negocio se haga en español, mejor podrán situarse los empresarios españoles e iberoamericanos. La ministra Calviño alabó la diplomacia del idioma cuyo epítome es el Instituto Cervantes, presente en medio centenar de países y que consigue crear una comunidad de hispanohablantes que termina interesándose por España. Aportó al respecto Albares el que el español ha conseguido ser uno de los tres idiomas que es a la vez oficial en la UE y en la ONU.

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El español, asunto de estado

Al igual que se dice en aspectos como la educación, en el CILE se pidió que la defensa del idioma no fuera una cuestión de ideologías de gobiernos, sino una política de Estado, sin devenires electorales ni planes de continuidad. En ese aspecto, también se apostó por hacer menos farragoso el lenguaje jurídico.

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Cambios en los manuales

Algo que gustará mucho a los gaditanos que es que en la cita se confirmó que la tilde de ‘sólo’ dejará de ser penalizada. Además, se presentó un nuevo diccionario panhispánico de dudas, una de las grandes herramientas para quienes trabajamos con el idioma. Pero la gran curiosidad es que, quizá fruto de la borrachera de gaditanía de estos días, la inclusión de la palabra ‘bastinazo’ en el diccionario.

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La importancia de la colaboración

Uno de los aspectos que no debería llamar la atención, pero lo ha hecho, ha sido el de la profunda lealtad institucional que se ha producido en la consecución y desarrollo del Congreso de Cádiz. Ayuntamiento de Cádiz, Junta de Andalucía y Gobierno Central, cada uno de un color político distinto, han ido de la mano y han dirimido sus desencuentros en callado. En la misma línea, la implicación de entidades como la Asociación de la Prensa de Cádiz (de donde surgió la iniciativa del Congreso) y de la Universidad de Cádiz (que facilitó sus espacios para el desarrollo de las ponencias) han sido claves, así como el apoyo de la Corona. El resultado, a la vista está.

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El futuro

Una de las cuestiones que ha quedado es qué se va a hacer en el futuro con todo lo que ha supuesto el Congreso de la Lengua. Este mismo viernes, el candidato de Adelante Cádiz, David de la Cruz, presentó un proyecto para continuidad al del IX Congreso Internacional de la Lengua Española, convirtiendo Cádiz en una suerte de sede de ciudades de la Lengua. «Queremos que la huella del Congreso llegue a los barrios de extramuros y no hay mejor espacio para ello que los nuevos Depósitos de Tabaco». De la Cruz lo definió como «un proyecto que se viva, se sienta, se aprenda y se disfrute en calles y plazas como algo tan nuestro como de los pueblos hermanos de América». De momento, Luis García Montero anunció que Cádiz estará muy presente en el próximo Congreso de la Lengua que, si los hados lo permiten, se desarrollará en Arequipa (Perú).

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