Volando voy

Un ‘Leonardo da Vinci’ de nueve años deja boquiabierto a Jesús Calleja: «Eres como un niño antiguo»

En la última entrega de su programa, el aventurero se ha trasladado a la recién declarado Parque Nacional de Sierra de las Nieves (Málaga) para construir dos puentes que faciliten el acceso

Jesús Calleja en la última entrega de la temporada de 'Volando voy' Cuatro

María Robert

Restaurar un antiguo telón publicitario de cine y teatro en El Pallars Jussà (Lleida), rehabilitar el Monasterio de Santa María de Rioseco en Las Merindades (Burgos) o convertir en senda rural un antiguo canal romano en El Bierzo (León) son algunas de las impresionantes hazañas con la que Jesús Calleja ha sorprendido a los espectadores durante la séptima temporada de ‘Volando voy’ . En plena grabaciones de la octava, el aventurero y su equipo remataron la actual entrega en emisión en la Sierra de las Nieves (Málaga), ubicada en el extremo suroeste de la cordillera Bética.

«Hemos venido a la Sierra de las Nieves porque va a suceder un hecho muy especial; algo que hace más de diez años que no ocurría en España y más de 20 en Andalucía. Se va a declarar Parque Nacional, casi nada», explicó Calleja, adelantándose a lo que sucedió el 1 de julio de este año. Se trata de la figura de preservación medioambiental más importante que existe, es como «jugar en Primera División», indicó. No en vano, además de decidirse por las características del entorno, tiene mucho que ver la gente que vive ahí, como apuntó el presentador. «Todo el mundo ha arrimado el hombro para que esté tan bien preservado».

Con el lema ‘todos a una’, el equipo de ‘Volando Voy’ aunó fuerzas con un grupo de voluntarios de la localidad de Tolox que trabaja para recuperar caminos tapados por la naturaleza en el lugar y que se ha puesto el difícil objetivo de construir los dos puentes antes de que sea declarado Parque Nacional, hasta ahora un trabajo infructuoso. Algunos incluso los llaman ‘los tontos’, por realizar tamaño esfuerzo de gratis.

Así pues, decididos a echarles una mano, reunieron a medio centenar de nuevos voluntarios procedentes de los pueblos de Yunquera y El Burgo.

Por el camino, como siempre, el aventurero fue conociendo a la gente más singular de la zona. Como Kilili, un pastor de cabras de Tolox que le dio a Calleja una lección muy amena sobre las montañas y los árboles de su tierra.

También quiso encontrarse el presentador con José ‘Clavelito’ y Antonio ‘Catarrito’ , dos amigos muy dicharacheros que trabajan como voluntarios en el vivero de Yunquera, donde se plantan pinsapos y otras especies para repoblar.

Las historias de los dos jubilados inseparables provocaron las carcajadas del presentador. «Yo lo poco que os conozco, este (Catarrito) hace muchas ‘tontuneces’ y tú te mueres de la risa todo el rato…», los vaciló. Tan inseperables son que ni siquiera se dividieron para dar un paseo en helicóptero junto a Jesús Calleja , que nunca había subido hasta ese momento a dos pasajeros. En el viaje continuaron las anécdotas y las risas, aunque también hubo momentos emocionantes cuando los dos vecinos de Sierra de las Nieves rememoraron su dura infancia.

16 tesoros nacionales en España

Al acabar el paseo por los aires, el trotamundos se encontró con Paola, una ambientóloga, arrojó luz sobre qué la figura de protección del Parque Nacional. «Se crea para proteger los tesoros naturales de nuestros país. En España hay 15, este será el 16 y el tercero de Andalucía. A nivel nacional esto representa 300 mil hectáreas, es decir, la mitad de la provincia de Barcelona», expuso.

Entre los requisitos que cumple la Sierra de las Nieves para recibir esta distinción, agregó, se encuentran la extensión suficiente para permitir que la vida fluya, y que la convivencia con el entorno hace que se respete el medioambiente. Igualmente, hay en este paraje especies emblemáticas y protegidas, como el pinsapo, que ahora mismo no está representada en ningún Parque Nacional. Es uno de los árboles que viene de la era cuaternaria y se mantiene en pocos sitios en el mundo.

También planteó Calleja la dicotomía de si son compatibles la sostenibilidad medioambiental con la económica, a la que Paola contestó con un tajante «debería». «Al final, en un modelo capitalista como el que tenemos, se van perdiendo recursos y pasan cosas como la pandemia». «Puede que sea una bofetada que nos ha dado el planeta en la cara para decir que nos estamos pasando de la raya y el cambio climático existe», apostilló el presentador.

Seguidamente conoció a Ben , un belga de padres holandeses, se sintió ‘guiri’ en su país desde niño. Pero cumpliendo su sueño (y el de todos sus compatriotas según él), un día se mudó a España, «el jardín del Edén», como el lo llama. Andalucía lo enamoró tanto que incluso se sometió a una prueba genética para demostrarse a sí mismo que tiene genes del sur. Y a juzgar por el resultado del test, no iba tan desencaminado. «Soy 0% de germánico. Parece que tengo más en común con los sefardíes y árabes».

Rodrigo, un niño extraordinario

La historia del forastero acogido como uno más del pueblo se repite con Rodrigo , la persona más joven que ha pasado por ‘Volando Voy’ . A raíz del confinamiento se trasladó con sus padres para vivir cerca de la naturaleza, un lugar que fomenta su creatividad, su curiosidad y su interés por la Historia, por escribir novelas y tocar el piano.

A sus nueve años ha dejado anonadado a Calleja al charlar con él sobre sus inquietudes y enseñarle un texto suyo inspirado en Federico García Lorca . Simplemente, aseguró, le gusta aprender. «Hablas como si fueses más mayor, eres como un niño antiguo. Un filósofo, un creativo… A lo mejor eres como un Leonardo da Vinci », reflexionó el conductor del programa.

Eso sí, le gustan las cosas antiguas, pero nunca ha tenido una perspectiva moderna. «Me gustaría vivir en 1.800 porque me gusta la arquitectura y la ropa de esa época ¡Me encanta llevar el cuello así! », apostilló el pequeño, resolviendo una duda de su interlocutor a continuación: no va con corbata a clase. Ese complemento tan elegante lo deja para la playa, para asombro del leonés, que no daba crédito.

Inauguración de los puentes Cuatro

No las tenían todas consigo, pero después de una semana levantando grandes vigas, transportando maderas y construyendo columnas de obra para fijar las nuevas construcciones, respetando siempre el medio ambiente, por fin llegó el día en el que los voluntarios terminaron los dos puentes.

«¡Qué maravilla que hayamos podido hacer esto! Todo el mundo junto aquí de buen rollo. A mí estas cosas me emocionan, cosas de los pueblos. ¡Hay que hacer una oda a los pueblos, hay que poner de moda los pueblos!», reiteraba Calleja, muy emocionado, inaugurando los puentes. «Esta placa debe ser también un símbolo de futuro, necesitamos preservar los lugares que son especiales».

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