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Angie es una agente que pertenece a la Unidad de Crímenes Realmente Abominables de la policía de Los Ángeles. A pesar de sus métodos son poco convencionales y sus compañeros un tanto estrambóticos, los resultados que obtiene son brillantes.
Angie es una agente que pertenece a la Unidad de Crímenes Realmente Abominables de la policía de Los Ángeles. A pesar de sus métodos son poco convencionales y sus compañeros un tanto estrambóticos, los resultados que obtiene son brillantes.
Tribeca y Geils deben atrapar al asesino de un panadero para que no mate a más gente. Solo tienen un problema: no tienen ni idea de quién es el homicida.
Un famoso ventrílocuo ha sido asesinado. Para resolver el crimen, Tribeca y Geils deben adentrarse en el despiadado mundo de la ventriloquia.
Una obra de arte de enorme valor ha sido robada. Tribeca y Geils buscarán por todos lados para encontrarla, pero Angie deberá enfrentarse a su pasado.
Tribeca y Geils investigan una red de prostitución. El teniente, temeroso de lo que puedan encontrar, les ordena que cesen su investigación.
Tribeca y Geils siguen el rastro de una red ilegal de tráfico de hurones en California. Las pistas conducen a una partida de póker.
Angie debe librar un día por orden del teniente. El problema es que se puede sacar a Tribeca de la policía, pero no se puede sacar a la policía de Tribeca.
Alguien ha asesinado a un pasajero de primera clase en un vuelo y Angie deberá trabajar de incógnito para descubrir al asesino.
Tribeca y Geils se infiltran en una banda de gánsters británicos para poder pillarlos. En su misión, ellos mismos terminan siendo encarcelados.
Geils ha sido secuestrado y Angie no se detendrá ante nada para salvarle.