Crítica de 'A tiempo completo': Homenaje a las madres trabajadoras
Laure Calamy llena de vida un personaje que lucha contra las arenas movedizas del mercado laboral
Laure Calamy es una actriz estupenda y risueña. No es fácil borrarle la sonrisa del rostro, misión que cumple con cierta crueldad Eric Gravel en 'A tiempo completo' . De repente, a la pobre le ocurre como a Dustin Hoffman en aquellos años en los que se pasaba películas enteras corriendo. Separada y con dos hijos, sufre cada día por llegar puntual a su trabajo en un París lejano y colapsado por las huelgas. Ahora mismo no es difícil entender su situación.
Los más viejos quizá recuerden las historietas de Constancio Plurilópez , un personaje de tebeo (hijo de Tran ) que para llegar a fin de mes necesitaba simultanear varios empleos en los que casi nunca fichaba a tiempo. Era un reflejo amargo y pese a todo divertido de la España de los 70. La protagonista de 'A tiempo completo' vive con parecida ansiedad en la Francia de medio siglo después. Algo falla en la brújula del primer mundo.
El de la protagonista es un ejercicio de equilibrismo con el que muchas madres, incluso felizmente casadas, se sentirán identificadas. Los padres menos borricos están invitados a sumarse. Y quienes vivan en la periferia y trabajen en el centro que lleven algo para picar.
Ficha completa
'A tiempo completo'
Calamy y su sufrimiento ocupan el centro del relato en una película que se pasa volando, también por su duración: 85 minutos . Sin dejar de ser cine social , un espectador despistado lo podría confundir con un thriller . Con lo mal que lo pasa la protagonista, solo le habría faltado matarnos de aburrimiento.
Laure Calamy llena de humanidad un personaje que depende demasiado de la amabilidad de los conocidos. En su lucha contra las arenas movedizas del mercado laboral, se arrastra en un trabajo por debajo de sus méritos mientras trata de recuperar los peldaños perdidos.
El colapso personal
De Francia vino la serie 'El colapso' , tan acorde con estos tiempos. 'A tiempo completo' es aún más verosímil y cercana. Narra un hundimiento, individual hasta el extremo, con apuntes sociológicos atinados y un retrato a carboncillo de lo ásperas que pueden ser las tripas de un hotel de lujo. Ya lo contaba Orwell en 'Sin blanca en París y Londres', antes de hacerse famoso.
La angustia personal del personaje principal está bien resuelta, en definitiva, pero al guion, pese a la brevedad general y al buen remate final, le falta algún cambio de ritmo. Las prisas crónicas también se pueden volver monótonas.
