Crítica de 'Pájaros enjaulados': cine de fugas sin alas

La película nos cuenta la relación entre el preso más escurridizo de Suiza y la abogada que lo defendió

Joel Basman y Marie Leuenberger, protagonistas de 'Pájaros enjaulados' Barlovento Films
Federico Marín Bellón

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'Pájaros enjaulados' nos habla del 'rey de las fugas', una especie de Lute suizo que, al contrario que nuestro preso número uno, ya era un tipo bien leído y mejor comido la primera vez que escapó de prisión. Motivo de más para que también acabara escribiendo su vida. Como Eleuterio Sánchez , Walter Stürm se convirtió sin proponérselo en una especie de símbolo revolucionario, en parte porque su destino se cruzó con el de la abogada Barbara Hug , papel interpretado por Marie Leuenberger . La joven, que tiene un riñón a la virulé, está enjaulada en su propio cuerpo, una cárcel de la que resulta mucho más difícil escapar.

Stürm se aprovecha de Hug y Hug de Stürm, pero al delincuente, mucho más carismático , la ideología de la letrada le importa un comino. Es difícil saber lo que ocurrió con el personaje real, del que conocemos que llegó a ser detenido en La Gomera, en una de sus fugas, pero en pantalla es peor la peor influencia que ejerce ella sobre él que la contraria. De entrada, nos priva de una película penitenciaria más pura, aunque tiene sus momentos dentro de un género casi infalible. La abogada aparece en el 90 por ciento de los fotogramas, lo que sería demasiado incluso para Meryl Streep .

Tampoco es fácil simpatizar con los pardillos con los que quiere cambiar la sociedad, varios de ellos niños de papá , no solo dentro del primer mundo sino del que toma el mejor chocolate. Su idealismo se estrella también – lo denuncia un personaje no muy bien tratado– en el absurdo de gastar sus recursos en defender a alguien que tampoco es precisamente una víctima, solo por el impacto mediático. La lucha de verdad ya es poco fotogénica ; solo funciona cuando nos conmueven con injusticias mucho más evidentes que las sufridas por Stürm.

Es posible que para el público suizo, donde el personaje principal es un mito, la cinta gane en interés, pero para los no iniciados la historia no es tan impactante o no se nos muestra así. La narración tampoco es capaz de transportar al espectador, un ser en principio empático, que paga por dejarse llevar casi a cualquier sitio.

Marie Leuenberger y Joel Basman hacen un buen trabajo, pese a todo, aunque cabe ponerles un último pero: como historia de amor , la película no sabe ganarse tampoco nuestros corazones, en parte porque la química entre ellos es bastante limitada.

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