Crítica de «La odisea de los giles»: Tiempo de revancha
Un guion bien armado y unos actores que se ajustan con mucho talento a sus personajes sin excesivos talentos ensamblan una trama entre cínica, amena y ligera que combina la intriga con la mirada social
Ficha completa
Con parecida mano para solapar guasa y asombro como en aquella surrealista película anterior, «Un cuento chino», Sebastián Borensztein aborda aquí la divertida, dramática y social historia de un grupo de amigos, vecinos y perdedores de un pequeño pueblo argentino que durante el año 2001, el del «corralito», vio cómo se esfumaban sus ahorros para reflotar una cooperativa agrícola.
Un guion bien armado y unos actores que se ajustan con mucho talento a sus personajes sin excesivos talentos (es decir, auténticos «giles», incautos, tal y como los califica el título) ensamblan una trama entre cínica, amena y ligera que combina la intriga (hay que devolver el golpe con otro golpe) con la mirada social (hay que restaurar lo que es justo).
El argumento propone fábula moral y suspense «policíaco» con un plan al estilo «Ocean’s eleven» en cruce con «Atraco a las tres», con un Ricardo Darín , vieja gloria del fútbol local, también un poco entre Clooney y López Vázquez, acompañado por ese actor torrencial que es Luis Brandoni y, entre otros, por su propio hijo, Chino Darín.
El fondo del enredo, entretenido y chocante, busca la catarsis, la revancha y la explosión de buenos malos sentimientos, y todo está tratado en un tono amable y a la vez malicioso que ni te impide sentir lo dramático ni disfrutar de lo festivo y chistoso.