REPERTORIO. Algunas de las pancartas que lucieron los manifestantes. / EFE
ESPAÑA

El Gobierno mantiene sus planes para el diálogo con ETA pese a la protesta de las víctimas

La Moncloa respeta la manifestación del pasado sábado, pero lamenta que el objetivo último fuera insultar en vez de cooperar El Partido Socialista acusa a los populares de querer que el proceso de paz «descarrile» antes de empezar por cálculo electoral

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El Gobierno mantiene intactos sus planes para poner en marcha el proceso de paz y la concentración de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) celebrada este pasado fin de semana no va a alterar nada. El Ejecutivo mostró su «respeto» por la protesta, pero lamentó que se convirtiera en un acto del Partido Popular para «insultar» a José Luis Rodríguez Zapatero en lugar de «cooperar» en la búsqueda del final de la violencia, cuando el jefe del Ejecutivo necesita la «ayuda» de todos en estos momentos. Fuentes gubernamentales señalaron que la concentración de la AVT no ha traído nada nuevo al escenario. En la madrileña plaza de Colón, escenario del acto, estuvieron los de siempre y no han sumado «a nadie» a su campaña contra el proceso de paz. Lo preocupante, comentaron las fuentes, hubiera sido que organizaciones empresariales, sindicatos o la Iglesia se incorporaran a la estrategia del partido de la oposición. El presidente del Gobierno, en consecuencia, está «muy tranquilo» y mantiene su calendario, informaron sus colaboradores. El único motivo de inquietud en La Moncloa es la escalada verbal detectada en la protesta. Se tachó de «asesino» a Rodríguez Zapatero y de «terroristas» a los socialistas. Esta virulencia lingüística, apuntaron las fuentes gubernamentales, va a hacer difícil que el PP revise sus posiciones contrarias a la estrategia gubernamental para lograr el final de la violencia. El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, subrayó que el acto del pasado sábado fue «para insultar» al presidente del Gobierno y no «para cooperar»; ni siquiera fue para arremeter contra los terroristas.

Moraleda discrepó del argumento del partido opositor de que la mayoría de la sociedad está en contra del diálogo con ETA y Batasuna porque «ningún ciudadano de buena fe» rechaza que el Gobierno «no aproveche la mejor oportunidad» que ha existido en las últimas décadas para alcanzar la paz. En el fondo, dijo el portavoz gubernamental, subsiste la posición «hipócrita» del PP porque tiene «más interés» en sus objetivos como partido que «en el interés del país». Una actitud, prosiguió, ante la que el Gobierno, sin embargo, mantiene «las manos tendidas y las puertas abiertas». El propio Rodríguez Zapatero se quejó en una entrevista en La Vanguardia del comportamiento de los populares hacia el Gobierno en materia antiterrorista ya que en sus dos años largos de mandato sólo ha recibido «manifestaciones e insultos», pero nunca «apoyo y comprensión».

El presidente del Gobierno indicó que antes de que hubiera atisbos de un proceso de paz ya hubo una protesta callejera respaldada por el partido opositor, en referencia a la de enero de 2005. También antes de que el jefe del Ejecutivo anunciara su disposición a dialogar con la banda terrorista, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, afirmó que «traicionaba a los muertos» en el debate sobre el estado de la nación del año pasado. «El PP -se lamentó Rodríguez Zapatero- no me ha dado ni un apoyo en el tema del terrorismo, ni uno», zanjó.

«Miedo al futuro»

El presidente del Gobierno atribuyó este comportamiento de la oposición a dos elementos: considerar que el resultado electoral del 14 de marzo de 2004 fue «un error» de los ciudadanos y a que la actual dirección del PP tiene «miedo a su propio futuro político», que sería nulo con una nueva derrota en las urnas. La combinación de estos dos hechos, añadió, lleva a los dirigentes populares a actuar a «impulsos diarios, siempre estridentes, con palabras gruesas, descalificaciones no creíbles para la mayoría de los ciudadanos». La dirección del PP, remató, «tiene una inseguridad de fondo muy seria» porque ve su porvenir en el alero.

En este marco, Rodríguez Zapatero ratificó que los dos próximos pasos serán su comparecencia este mes en el Congreso para anunciar la apertura de conversaciones con ETA y la reunión del PSE con Batasuna para «hablar y escuchar», algo que «no tiene ningún efecto político ni mucho menos jurídico», pese a la reciente decisión del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de admitir una demanda contra el lehendakari Juan José Ibarretxe por reunirse con la dirección del partido ilegal. También desde el Partido Socialista se censuró la actitud del PP contra el proceso de paz y su secretario de Organización acusó al partido opositor de pretender «descarrilar» los intentos de buscar el final de la violencia «antes de que comience» el diálogo. José Blanco manifestó en un mitin en la localidad madrileña de Fuenlabrada que es «incomprensible» que los populares organicen una manifestación «amparándose en algunas víctimas del terrorismo». para atacar a un gobierno que «quiere precisamente acabar con el terrorismo», subrayó. El dirigente socialista calificó de «absurdo» el argumento mantenido por el PP contra el proceso de paz porque, por ejemplo, hubiera carecido de sentido hablar en Irlanda con el IRA y no hacerlo con su brazo político, el Sinn Fein. Blanco sostuvo que además es «cínico» oponerse a hablar con Batasuna cuando el hoy partido de oposición se reunió con esta misma formación en 1998 «en Burgos con la Guardia Civil abriendo paso a (Arnaldo) Otegi», en alusión al encuentro celebrado en un chalé de la localidad burgalesa de Juarros entre una delegación del Ejecutivo de José María Aznar y cuatro representantes de Batasuna.