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Roger Federer golpea una pelota durante una sesión de entrenamiento del Abierto australiano de Tenis en Melbourne. EFE
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Demasiado fácil para Federer

Las bajas de Safin y Nadal y el nivel exhibido en el torneo de Doha confieren más que nunca al suizo la vitola de favorito en Australia

EFE | MELBOURNE
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Las importantes bajas de este año, sobre todo la del defensor del título, el ruso Marat Safin, y la del español Rafael Nadal, aunadas con la calidad exhibida en el torneo de Doha confieren más que nunca al suizo Roger Federer la vitola de auténtico favorito en el Abierto de Australia de tenis que comienza mañana en Flinders Park en Melbourne.

Es el primer Grand Slam de la temporada y a Federer se lo han puesto demasiado fácil. El suizo cayó el pasado año en semifinales contra Safin en un épico partido que marcó la primera de sus únicas cuatro derrotas en esa temporada (81-4), pero el número uno del mundo supo enderezar el rumbo y acabó confirmando su clase en un año espectacular, con 11 títulos, los mismos que Nadal.

Melbourne se adapta perfectamente a las cualidades técnicas de Federer, que además tampoco contará con la posibilidad de enfrentarse al estadounidense Andre Agassi, también baja, así como el británico Greg Rusedski o el sueco Tomas Enqvist.

Para Federer, el Abierto de Australia representa este año más que nunca un gran respiro que le servirá para olvidar definitivamente tres de sus grandes derrotas en el 2005, la reseñada ante Safin, la que encajó ante Nadal en Roland Garros, donde comprendió que mientras que el jugador de Manacor luche en la arena de París tendrá muy pocas opciones de triunfo, y la más dolorosa quizás, la de la final de la Copa Masters ante el argentino David Nalbandian, que le impidió revalidar su título.

Nalbandian, la alternativa

Nalbandian es la gran alternativa este año al poderío absoluto del rey Federer. El argentino y quizás el estadounidense Andy Roddick si logra estabilizar su juego son las teóricas amenazas para que el helvético no se corone en Melbourne.

Para los jugadores españoles, el Abierto de Australia se ha convertido en los últimos años en el último fuerte por conquistar la única victoria individual que falta en un Grand Slam. Carlos Moyá, finalista en 1997, fue el último en luchar por el triunfo, pero sucumbió en aquella final ante un consolidado Pete Sampras, y Juan Carlos Ferrero llegó a las semifinales hace un par de años, aunque lo hizo con demasiadas lesiones como para hacer frente a Federer.

El mallorquín ha sido finalista este año de nuevo en Madras, pero se retiró por precaución tras superar en la primera ronda de Sydney al francés Sebastien Grosjean, por una pequeña lesión en la cadera. Melbourne le gusta y sabe que allí cuenta con el apoyo local, pero necesita que su servicio y sobre todo, su hombro, le funcione, y en eso estriban muchas de sus opciones.

El torneo femenino, más abierto

Para el tenis femenino español, la edición de este primer Grand Slam representa un reto. El año pasado ninguna de las españolas que compitieron lograron sobrepasar la primera ronda. Fue un tremendo varapalo para sus aspiraciones. En esta ocasión, Anabel Medina llega fresca tras vencer en el torneo de Camberra y apuntarse el quinto título de su carrera, y parece la más en forma para al menos aguantar hasta la segunda semana. El emparejamiento entre Lourdes Domínguez Lino y Virginia Ruano posibilitará al menos que una de ellas tenga billete para el segundo turno.

En el cuadro femenino, son muchas las que aspiran al título logrado el pasado año por la estadounidense Serena Williams, sobre todo la belga Justine Henin-Hardenne, reciente triunfadora en el torneo de Sydney. También en este capítulo hay muchas opciones, y dudas, pues su compatriota Kim Clijsters se lesionó en los cuartos de final la semana pasada durante un precalentamiento y optó por abandonar, aunque a unos días de una cita tan importante, la más pequeña sombra de duda hace temblar a cualquiera.

Serena Williams tampoco lo tiene claro. En el torneo de Hong Kong optó por abandonar debido a unas molestias en la rodilla, las mismas que le castigaron en el 2005. Algo que pueden aprovechar, tanto Henin como Clijsters, o Lindsay Davenport, sin olvidar que la francesa Amelie Mauresmo, la última campeona del Masters femenino, ya ha aprendido a ganar una cita importante.