Sergio Romero - TRIBUNA

El sudor de nuestros padres

Por fin se ha logrado. Han tenido que pasar demasiados años para que se hiciera justicia

Sergio Romero

Por fin se ha logrado. Han tenido que pasar demasiados años para que se hiciera justicia. Pero se ha hecho. Ciudadanos firma la sentencia de muerte del Impuesto de Sucesiones en Andalucía, que pasará a ser historia en esta tierra y lo hará como aquel famoso e implacable impuesto contra todo aquello que cualquier padre dejaba a sus hijos después de habérselo ganado con el sudor de su frente durante toda una vida.

Pocos argumentos razonables (ya sean económicos e incluso me atrevo a decir que ideológicos) justificaban no hacer nada contra algo incompresible. Algo que, fíjense qué paradoja, en vez de suponer lo que yo llamo una gran «satisfacción patrimonial» en la vida del que hereda, suponía para muchos de ellos y sus familias entrar, «sin comerlo ni beberlo», en una delicada situación económica; cuando no una insalvable losa financiera.

Este despropósito llevaba mucho sobreviviendo en Andalucía sin que quienes han precedido a Ciudadanos en el Parlamento Andaluz mostraran un interés mínimamente creíble por ponerle la dosis de cordura necesaria. Así que como cabe entender, en un ejercicio de lógica colectiva, la sociedad andaluza nos exigía a todos, da igual el color político, acabar con un tributo configurado con esmero para calmar el hambre de un voraz e insaciable fisco.

En Ciudadanos Andalucía entendimos pronto que había que ponerse manos a la obra y decidimos que había llegado la hora de dar una gran alegría a los andaluces después de 30 años sufriendo esta verdadera injusticia social. Por un lado sabíamos que no sería fácil convencer a un gobierno socialista poco acostumbrado a ceder y acomodado en un inmovilismo fiscal asfixiante; por otro, asumiendo la responsabilidad que conlleva ser el único partido de la oposición interesado más en los andaluces que en la papeleta de voto de éstos, sabíamos que centrar nuestros esfuerzos solamente en un ‘postureo’ artificial no era inteligente ni lo más conveniente para lograr nuestro propósito (nuestro partido ya ha demostrado que prefiere sentarse a dialogar, negociar y firmar acuerdos que después se han de cumplir).

Ha costado, no lo voy a negar, pero ser valiente siempre merecerá la pena. Los andaluces quieren partidos que mejoren sus vidas y ahora están reconociendo quién cumple y quién no, quién calcula el voto y quién es merecedor de su voto. Se han dado cuenta de ello y es precisamente ahí donde está el fruto del trabajo serio. Ahora llegan los celos y las rabietas de aquel que cuando ha podido no ha querido…

Hoy, además de la estabilidad, existe un partido que desde el centro está propiciando el cambio en Andalucía. Hay más recursos para Educación, Sanidad o Políticas Sociales gracias a que, entre otras medidas, por fin hemos conseguido que en Andalucía no tengamos asfixiados a impuestos a los andaluces, ya que ha aumentado el consumo y, por consiguiente, se está recaudando más vía I.V.A., entre otros impuestos.

Siendo oposición (no olviden que no quisimos sillones), sólo en materia fiscal hemos superado dos grandes retos. El primero fue bajar el I.R.P.F. y liberar al campo andaluz del Impuesto de Sucesiones. Hace unos días Ciudadanos ha superado el segundo con una marca histórica: suprimir de facto el Impuesto de Sucesiones, elevando el mínimo exento a 1.000.000 € por heredero, eliminando el famoso error de salto y evitando que el patrimonio preexistente condicione muchos casos las primeras de cambio.

Con la llegada de Ciudadanos, Andalucía ha pasado en tan solo dos años de ser la Comunidad Autónoma de España donde más se pagaba por heredar a ser donde menos se paga.

Queda un largo camino por andar, transformar Andalucía demanda mucha determinación, buenos gestores, que los políticos estemos a la altura y que cada uno de nosotros recordemos cada día aquello de ‘Memento mori’.

Sí, hoy, dos años y medio después de haber sido elegido parlamentario andaluz por la provincia de Cádiz, permítanme decirles que cada vez que me despierto siento más orgullo e ilusión; no sólo por ser de Ciudadanos y por poder dejarme la piel cada día por Andalucía, sino por poder demostrar con hechos que soy útil para los más de ocho millones de andaluces. Para eso queremos gobernar y para eso vinimos: servir a los demás y no servirnos de ellos.

La herencia que ocho diputados, y otros tantos técnicos, le deja a Andalucía será considerada seguramente como histórica pero serán los andaluces, y no Hacienda, quienes la juzguen y valoren cuando esta inolvidable legislatura llegue al final de sus días.

D.E.P. sucesiones.

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