Montiel de Arnáiz - OPINIÓN

Regalando voy

Coincidiendo con el bautizo del buque oceanográfico de la UCA, Kichi regaló a Susana Díaz 'El libro de los abrazos'

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Phil Jackson, mítico entrenador de Bulls y Lakers con más anillos de campeón NBA que dedos en las manos, acostumbraba a regalar libros a sus jugadores para que los leyeran en vacaciones, en la dulce o amarga post-temporada. Esos libros, que elegía intuitu personae, buscaban aportar a sus pupilos experiencias, vivencias y enseñanzas. El propio Gasol recibió alguno de esos ejemplares en sus maravillosas campañas en L.A., al igual que Jordan, Pippen, Bryant u O´Neal. El culto Pablo Iglesias, a quién Montero Glez ha regalado una bella hagiografía publicada por Stella Maris, entrega libros a sus adversarios politicos. A Mariano Rajoy le regaló “Juan de Mairena” y a Pedro Sánchez uno sobre baloncesto.

Coincidiendo con el bautizo del buque oceanográfico de la UCA, Kichi regaló a Susana Díaz “El libro de los abrazos”, de Eduardo Galeano, magnífico autor idolatrado por la izquierda joven, lo que demuestra el buen gusto, mejor voluntad, y la absoluta y encantadora bisoñez del alcalde de Cádiz.

La Dama del Tieso acabó aceptando el obsequio tras insistir González, aunque seguro que el ejemplar habrá acabado durmiendo en el fondo de una papelera con peces. Eso sí, la catequista trianera en excedencia, sucesora de Chaves y Griñán (explota el silencio) cogió el libro no sin antes afearle el gesto al gaditano: "No seas una mala copia de tu jefe", le espetó (del verbo espetar) la Presidenta andaluza, primera enemiga del podemismo en España y ultramar, al compañero de Teresa Rodríguez.

Algo que me gusta sobremanera, como a Iglesias y a Kichi, es regalar libros, aunque a diferencia de ellos lo suelo hacer a gente a la que quiero y aprecio. El tiempo que uno invierte en seleccionar un volumen que piensa que va a gustar a su receptor no un gasto sino una inversión en felicidad. Obsequiar a otra persona con un ejemplar "personalizado" tiene ese encanto del viejo juego del "amigo invisible", sin el límite vulgar del precio máximo de compra. Ojalá la moda arraigue y miles de libros viajen de provincia en provincia buscando su dueño ideal, aportando dosis de cariño y literatura a los españolitos valientes, esos votantes del junio tardío a los que la otra mitad de España les acabará helando el corazón.

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