El Apunte - Opinión

Refugiados: en el limbo legal del desamparo

La Iglesia alerta del abandono administrativo de los desesperados que también llegan a Cádiz

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La situación de tensión humanitaria, social y demográfica que vive Europa tiene en la provincia de Cádiz un lugar muy peculiar. Por un lado, su localización fronteriza convierte sus costas y ciudades en territorio clave.

De hecho, empezó a vivir la llegada de miles de inmigrantes desesperados por el hambre y la guerra hace muchos años, cuando esta situación (antes del estallido del conflicto en Libia) parecía momentánea, aislada, una tragedia de temporada. Pero por otro, esa presión migratoria, una vez alcanzadas las costas, pasa de largo.

La incidencia de la inmigración en el entorno de la Bahía de Cádiz y Jerez ha sido muy baja hasta la fecha en comparación con otras capitales españolas como Madrid, Barcelona, Málaga, Almería, Sevilla o Murcia.

El drama de ser, en las dos últimas décadas, la puerta de entrada desde el continente africano de miles de inmigrantes, con la muerte anónima de otros muchos en aguas del Estrecho, es compatible con la realidad, económica, de que no se queden.

Tierra de Todos calcula que son cuatro millones los que están dispuestos a cruzar el Estrecho cuanto antes

Sin embargo, la situación se ha complicado tanto, la fuga de personas desesperadas por la guerra, la miseria o ambas a la vez se ha hecho tan amplia que las dificultades también alcanzan ya a este pobre territorio, tan escasamente atractivo para la inmigración.

La Fundación Tierra de Todos, volcada en la ayuda a los refugiados y ubicada en la antigua Casa del Obispo de Cádiz, recordaba ayer que ahora las costas gaditanas no sufren como las de Turquía o Grecia, pero reciben igualmente a un número muy alto, creciente, de personas vulnerables y desamparadas que cada vez es más difícil atender.

Los responsables del centro católico de acogida recuerdan que los que necesitan ayuda «huyen claramente de un conflicto» y denuncian la poca voluntad para aclarar su situación administrativa y legal, que también es social y vital.

Con todo, lo más llamativo no es su abandono. Lo más preocupante es la previsión. La Iglesia en Cádiz «calcula que existen más de cuatro millones de refugiados de países subsaharianos que quieren llegar a la frontera sur». Esa es la realidad.

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