opinión

La «primitiva» vascongada

La Constitución Española de 1978 en su en su Disposición Adicional Primera consagra el respeto y amparo de los Derechos Históricos de los territorios forales

Para antigualla la lotería primitiva y las vascongadas. Para privilegio el premio de esa lotería en esos territorios. Para su justificación lo inexplicable. Para contradicción la fundamentación del concierto apoyado en los fueros. Para caradura el cupo. Y para vergüenza de casi todos los políticos, lo acontecido la semana pasada a colación con la justificación de otorgar más del doble de financiación autonómica per cápita por aplicación del cupo.

El concierto económico es un instrumento jurídico que regula las relaciones tributarias y financieras entre la Administración General del Estado y la comunidad autónoma del País Vasco, y que forma parte del régimen foral. Pero el régimen foral cuando se instituyen los fueros en plena reconquista, suponían el régimen legal en todos los territorios conquistados a los musulmanes. No eran por lo tanto privativos de navarros y vascos. Los fueros se erigían en estatutos jurídicos aplicables en una determinada localidad, para regular la vida local, recogiendo un conjunto de normas jurídicas y privilegios. Se convertían de esa forma en la Ley aplicable en dicho territorio. Era el sistema legal imperante utilizado en la Península Ibérica a partir de la Edad Media y constituyó la fuente más importante del Derecho altomedieval español. Tras la desaparición de la monarquía absoluta en España, lo que tuvo lugar entre los años 1812 y 1836, uno de los principios sobre los que basculaba el nuevo Estado liberal era el centralismo. Lo que suponía la igualdad de leyes y de instituciones para todas las provincias en que quedaba dividido el Estado. Sin embargo, anteriormente, los territorios de la Corona de Aragón ya habían perdido sus fueros a principios del siglo XVII a causa de la Guerra de Sucesión cuando el rey Felipe V impulsó los Decretos de Nueva Planta, incluyendo también a Cataluña. Sin embargo en el siglo XIX, el territorio denominado Reino de Navarra y las provincias vascas consiguieron a la finalización de la Primera Guerra carlista la promesa de que su sistema privativo sería mantenido. Es decir, se mantenía el sistema de fueros. La Constitución Española de 1978 en su en su Disposición Adicional Primera consagra el respeto y amparo de los Derechos Históricos de los territorios forales, conservando de esa forma la diferenciación en aspectos como el derecho tributario, fiscal o civil entre otras peculiaridades.

Ahora vuelve el debate. El parlamentario ha sido todo un bochorno. Justificar lo injustificable. El PP y el PSOE se han cubierto de gloria una vez más. El PP porque han predicado exactamente lo contrario de lo que piensan sus bases y su propio credo político liberal. El PSOE renuncia una vez más a un principio que debiera ser bandera reivindicativa de cualquier partido político de izquierdas, el de la solidaridad. No se discutía la Ley, nadie ha planteado como objetivo inmediato la erradicación del Concierto económico, pero sí sus efectos económicos en los que se materializa a través del Cupo. Una vez más la forma de cálculo ha consistido en fijarlo en función del número de escaños, que bien para el PP o para el PSOE serán necesarios en un futuro próximo para su propio beneficio político.

Rivera ha sido consecuente con lo que viene predicando, arremetiendo contra el “cuponazo” o el “euromillón” vasco. Yo lo llamo “la primitiva” vascongada. Porque lo que allí hay es todo rancio y arcaico: antes todo lo sustentaba el mito de Túbal, ahora desde las Guerras carlistas el mito pasa a ser Aitor. Pero el posicionamiento de Ciudadanos solo ha sido a medias. El artículo 138 de la Constitución comienza diciendo que el Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, impidiéndose en cualquier caso privilegios económicos o sociales de naturaleza territorial. Así es que D. Alberto, tiene UD. en sus manos no votar los Presupuestos y entonces lo consideraré un hombre coherente.

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