El apunte - Opinión

Una histórica edición del Trofeo

El fin formal de las barbacoas marca una línea que debe redefinir el evento y la programación veraniega entera

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La pequeña historia tradicional de Cádiz vive este sábado un momento señalado. Esta noche se celebra la última velada de las barbacoas en la playa de la Victoria.

Será la postrera entrega de esa cita con el mar, la familia, el fútbol y los amigos que comenzó como cita informal, improvisada y particular, en los años 70 pero acabó por convertirse en fenómeno de masas, dañino para su frágil y esplendoroso escenario natural.

Todo lo que rodeaba al ritual ha cambiado. Ya no es algo espontáneo e inofensivo. El fútbol amistoso de verano dejó de ser, hace mucho, el atractivo de entonces. Los que quieren proteger la playa son más de los que pretenden disfrutar de ella en una velada con vasos y platos.

En definitiva, perdió sentido.

El nuevo gobierno municipal, con los titubeos a los que acostumbra, la amplió primero el pasado año, la sometió a examen después y finalmente se ocultó en una consulta colectiva. El resultado fue su eliminación, acompañada ya por algo parecido a un clamor, o quizás una mayoría social considerable.

Pero la evidencia de que los tiempos han cambiado nunca elimina la responsabilidad de pensar en los nuevos. Con el teatro Pemán cerrado ‘sine die’, con el castillo de San Sebastián sin uso y la programación estival reducida, Ayuntamiento, empresas y vecinos están en la obligación de buscar nuevas propuestas.

La Gran Regata ha demostrado su tirón incluso con una participación de barcos y unos contenidos discutibles. Quizás habría que tratar de convertirla, a menor escala, en cita anual. El festival No sin Música parece una idea sobre la que construir, alrededor, otra programación.

Y, por qué no, el Trofeo Carranza reconstruido, como un espectáculo deportivo medio que organiza una entidad privada, puede ser excusa para otra semana festiva a la que hay que dar forma, quizás otro nombre, seguro que otro sentido, pero mantenerla como motivación para programar, para ofertar ocio y motivos de disfrute.

Puede ser melancólico crear algo alrededor del Trofeo Carranza cuando su fútbol ya es menor y sin barbacoas (al menos, organizadas) pero renunciar a esta motivación quizás sea un lujo que difícilmente puede permitirse una ciudad turística en verano.

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