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Hay que cuidar para que se cuiden

La Fiscalía llama a mejorar la educación de los jóvenes para evitar los roles machistas

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La memoria de la Fiscalía referente al pasado año advierte de un peligro, de un riesgo que se corre y al que hay que poner pronto remedio. Sin retraso. Ya. El Ministerio Público advierte de la necesidad de mejorar la atención y educación que se da a los jóvenes para evitar que se repitan y perpetúen roles machistas. Alerta en su informe anual de que se ha dado un recrudecimiento de los casos de violencia de género entre este sector de la población en la provincia. Dice además que no es algo nuevo. Y justo es esta repetición, esta constancia, lo que debería de inquietarnos más. Desde hace unos años, los casos de malos tratos (en cualquiera de sus aristas o niveles) se dan también entre adolescentes o menores de 30 años. No es cuestión de edad, ni clase social. Es una lacra que puede entrar en cualquier casa y contra la que hay que emplear todas las ganas.

La irrupción de las nuevas tecnologías es para la fiscal delegada uno de los riesgos que encierran mayor peligro. Por eso, entiende que su defensa no puede ir sola. Tiene que contar con la colaboración de institutos y colegios y pide que se mejore la comunicación para que les alerten de cualquier signo manifiesto de malos tratos. Una víctima de violencia de género tiene que contar con todos los apoyos necesarios: en casa, en su centro educativo, con sus amigos, en definitiva, en su entorno... Allí es donde puede manifestar qué le está ocurriendo y pedir auxilio. La continua conexión a internet, a través de dispositivos móviles, alarga también los tentáculos de este mal. El control, el sometimiento, el chantaje, o el miedo al escarnio público, son algunos de los riesgos que corren los jóvenes en esta nueva sociedad de la comunicación. Como dicen los expertos, ahora a las víctimas de violencia de género o familiar el problema les sigue allá donde vayan. Por eso es fundamental la educación. Hay que enseñar a cuidar. Mostrarles qué puede hacerles daño y cómo deben comportarse para no convertirse en el enemigo más temido. El problema se puede solucionar antes de que llegue. Después, cuando ese joven se haya dejado llevar por un rol equivocado quizá sea demasiado tarde. Entonces, puede, que ya no haya marcha atrás.