Una ciudad con alcalde desaparecido

En una entrevista le preguntaron a Mariano Rajoy por qué no acudía a varios de los debates que le habían propuesto durante la campaña. La explicación que dio puede gustar más o menos, pero es perfectamente comprensible: «Porque además de ser el candidato del Partido Popular soy el presidente del Gobierno y no se puede descuidar la gestión del país». El alcalde de la ciudad, José María González, podría tomar nota de esta premisa de su adversario político. No sólo es miembro de Podemos (en cualquiera de los nombres con los que concurre a las elecciones) sino que, por encima de todas las cosas, es el alcalde de Cádiz, de los que le votaron y de los que no, de los que disculpan sus ausencias para mayor gloria de la formación morada y de los que reclaman que esté al pie del cañón en los asuntos que implican a la ciudad.

El penúltimo ejemplo lo ha dado en la semana que ayer concluyó. El jueves no se le vio por el Ayuntamiento y el viernes se le esperaba en la firma del manifiesto en el que políticos y agentes sociales mostraron su compromiso con la nueva terminal de contenedores. Lo firmaron 23 representantes públicos y, entre ellos, no figuraba el nombre del alcalde, ya que fue Martín Vila por el Ayuntamiento. Tampoco estuvo en la manifestación que se convocó en defensa de los astilleros pese a que en su discurso siempre ha defendido este tipo de acciones que reclaman carga de trabajo para la Bahía.

El alcalde de todos estaba ayer en Níjar, un pueblo que dista 472 kilómetros de Cádiz. Allí defendió el proyecto de Podemos para España y recordó los errores de los políticos ‘antiguos’, esos que se olvidaban de los ciudadanos porque estaban más pendientes de la defensa de su partido.