El Apunte

Ocho años de ruina

Bruno García va a heredar una ciudad paralizada en la que tiene mucho trabajo por delante

La Voz de Cádiz

Cádiz

La ciudad de Cádiz ha perdido ocho años. Tan duro y tan sencillo como eso. Exactamente lo que han durado los dos mandatos en los que ha estado al frente del Gobierno municipal un partido de extrema izquierda que ha basado su día a día ... en propagar su ideología, en tratar de adoctrinar y dividir a los gaditanos en lugar de trabajar por y para ellos. La capital gaditana no ha avanzado un ápice en su desarrollo, ni urbanístico, ni social, ni económico. Los datos son evidentes. La ciudad no cuenta con ningún equipamiento nuevo desde que Kichi gobierna. Sus más acérrimos podrán argumentar que el carril bici es obra suya, pero se estarán engañando. Ese proyecto lo tenía la Junta de Andalucía –entonces gobernada por el PSOE– desde mucho antes de su llegada a San Juan de Dios. Y Susana Díaz sólo lo puso en marcha después de la salida de Teófila Martínez como alcaldesa, para poder justificar el apoyo de su partido a lo que entonces era Podemos. El carril bici fue impulsado por el gobierno andaluz y no por el gaditano.

Y al margen de ese nuevo equipamiento, nada más. Únicamente la Casa del Carnaval, que se inauguró a toda prisa justo antes del inicio de la campaña electoral. El pabellón Fernando Portillo ha sido y sigue siendo un solar abandonado. Como el Teatro Pemán. Ambos proyectos dependían exclusivamente del Ayuntamiento y no fueron capaces de ponerlos en pie para uso y disfrute de los gaditanos. Ni una biblioteca, o un centro de ocio para jóvenes. Nada.

Además, la ciudad se ha ido deteriorando sin que nadie se hiciera cargo del mantenimiento urbano. Los bordillos rotos o los alcorques defectuosos son lo habitual. La limpieza es absolutamente deficiente y el transporte urbano, exactamente igual. Sólo se han renovado seis autobuses y el resto tienen una media superior a los veinte años. La etapa de Kichi como alcalde se recordará por el cambio de nombres a calles, plazas y al estadio, todos ellos con un sesgo claramente político.

Bruno García tiene, pues, mucho trabajo por delante. Lo primero que deberá hacer es auditar las cuentas municipales para comprobar el estado de las mismas. Según el alcalde saliente se ha reducido la deuda municipal, aunque haya sido a costa de la parálisis de la ciudad. Pero habrá que comprobarlo minuciosamente, porque si algo han demostrado Kichi y su equipo es que una cosa es predicar y otra dar trigo.

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