Opinión

«Expaña» invertebrada y descohesionada

El gran problema de España es el PSOE de hoy, que es el de ayer, solo que actualizado

Fernando Sicre

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Un Estado en quiebra, en lo político y en lo económico. Donde sus propios territorios adoptan la condición de Estados, negociando con el Estado de forma bilateral. Una nación donde otros se irrogan igual consideración, apoyados y jaleados por un presidente del Gobierno, impulsor del desconcierto y negador apriorísticamente de la residencia de la soberanía nacional en la nación española, representada por las Cortes Españolas

Existen períodos de nuestra historia que más nos vale olvidar. Sólo la Transición merece no olvidarla y mantenerla viva. Precisamente, esa parte de nuestra historia que la izquierda socio-comunista de ahora, pretende que la olvidemos anestesiando a la población.

Espero que el próximo día 23 de julio, evidentemente día escogido al azar, como no podía ser menos, en un país democrático como es el nuestro, en el que seguimos proyectando el pasado en lugar de buscar un sitio en el futuro, decidiremos o hipotecaremos nuestro futuro para siempre. Elecciones en pleno verano azul. Entre la «chanquetita» extremeña, una bellota «pezqueñita» y un chulángano de playa al que sólo le faltó subirse de paquete en la moto que dice Pablo conduce presentando el hormiguero. Creo que «Snchz» debió dejar la camisa vaquera de matón del lejano oeste y ataviarse con una braga náutica, por eso del verano azul que se avecina. Dejemos ambos integrantes de la progresía más rancia (de derecha y de izquierda respectivamente) y hablemos de España, para que «Expaña» no sea una realidad en breve

El gran problema de España es el PSOE de hoy, que es el de ayer, solo que actualizado. El pasado se proyecta en el presente, y este en el futuro. Hace algún tiempo, cuando el hoy «Excmo.» y muy «independiente» magistrado del TC Campos, otrora ministro, secretario de estado, director general de Relaciones con la Administración de Justicia de la Junta de Andalucía y diputado por el PSOE, reconoció que España atravesaba «una crisis constituyente», decía la verdad, aunque parezca mentira. El problema es que él es culpable en su cuota parte del desaguisado. También dijo que «junto a la crisis constituyente tenemos un debate constituyente. A continuación, el sentimentalismo y bondad propia de la izquierda, le llevó a manifestar que «no podemos dejar a nadie fuera». Aún me estoy conmoviendo con la frase. Pero, su presidente, por desgracia el de todos, en compañía de Pablo, eran tiempo de los Picapiedra, refiriéndose éste último a la derecha y en sede parlamentaria manifestó sin pudor que, «nunca volveréis a gobernar». Se externalizaba una vez más el plan fraguado desde 2004 por el inefable ZP, para la desaparición de España y la creación de «Expaña», una suerte de República bolivariana ibérica, integrante del Grupo de Puebla.

El día 23, además de tinto de verano y espetos a la brasa, debemos tener presente España. Una vez más, como todos los días del año. España exige dos cosas que no pueden esperar: una adecuada vertebración del Estado y la necesaria cohesión de la nación. En 1921 publicaba Ortega la España invertebrada, en la que analiza la crisis social y política de la España de su tiempo. Hoy como ayer, España vive un caso extremo de invertebración histórica, producto de una serie de males. Primero, los errores y abusos políticos. Segundo, los fenómenos de disgregación, los «particularismos» de naturaleza política, (movimientos separatistas catalán y vasco y los que quedan por venir si no revertimos la situación). Y tercero, la ausencia de los mejores, porque se ha terminado por odiar a los mejores. La escasez de estos, es la auténtica razón del verdadero gran fracaso de España.

Ante tanta desazón, una buena noticia. Que incidirá sin duda en el buen camino que debe llevar a la vertebración del Estado y a la cohesión de la nación, el derecho de libertad lingüística. En Valencia se han dado muestras de sensatez por la derecha. Habíamos pasado de un período oscuro en la dictadura, por la prohibición del uso de la lengua autóctona, a otro, de dictadura lingüística en una supuesta democracia, en la que se incumple la literalidad del texto constitucional, en lo concerniente al derecho y deber del uso español por todos los españoles en todo el territorio del Estado y el derecho al uso de la lengua cooficial en el territorio. Mucha culpa de todo el problema que subyace con el uso del español en España es del TC. Cuando algunos lo definen como el «prostitucional», creo que son demasiado indulgentes con el calificativo.

Desde 2004 los políticos se han empeñado en crear un monstruo: «Expaña». Para ello, lo han alejado de los valores y principios constitutivos de las democracias liberales. El monstruo español, por sus desaciertos, por su mala praxis política y por su innecesario populismo en lo económico, ha creado otro ahora con mayúsculas, de tamaño desmesurado en el ámbito económico y estratosférico en lo político, que hace peligrar, no solo la idea del Estado, sino también la de nación: «Expaña». Es nuestra herencia después de 12 años de socialismo del siglo XXI, o sea, de comunismo actual. Es el abismo en lo económico. Son las tinieblas en lo político. Ortega lo presagió sintetizándolo: «la rebelión sentimental de las masas, el odio a los mejores, la escasez de estos -he ahí la razón verdadera del gran fracaso hispánico». Por eso alega al imperativo de gobierno del espíritu (los mejores, el absoluto). Solo así «Expaña» volverá a ser España.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación