La precariedad salarial se enquista

En demasiadas ocasiones, los intereses y preocupaciones reales de los ciudadanos no acaparan la necesaria atención política, ya que los partidos están más centrados en el desarrollo de espurias y banales discusiones electoralistas, como es el caso del guerracivilismo que exhibe el PSOE, que en la elaboración de propuestas serias para tratar de solventar los problemas de la población. Así, por ejemplo, resulta sorprendente que algo tan importante como la pérdida de poder adquisitivo que vienen sufriendo los asalariados en los últimos años haya permanecido al margen del debate electoral, en lugar de ocupar el primer plano de la discusión pública. Los trabajadores han perdido una media de 469 euros desde 2016 como consecuencia del estancamiento de los sueldos y el aumento de la inflación, a pesar del crecimiento económico y la creación de empleo que ha traído consigo la recuperación, según un informe de Adecco. La relativa mejora que han empezado a experimentar las remuneraciones no ha logrado compensar el alza de los precios, sin que Gobierno ni oposición hayan logrado articular soluciones viables para poner fin a este problema.

El gran olvido de los políticos contrasta con la sensibilidad que ha mostrado el Rey sobre esta cuestión, especialmente en lo que respecta a los jóvenes, cuya situación laboral es mucho más compleja y precaria. La elevada tasa de paro que todavía presenta España, el bajo nivel de productividad, la pesada carga fiscal o el incremento de los costes energéticos son los principales factores que explican la pérdida de poder de compra entre los asalariados. Urge retomar la senda de reformas estructurales iniciada años atrás para acabar con la lacra del desempleo e impulsar la subida de sueldos sobre bases sólidas y sostenibles en el tiempo.