ALIMENTACIÓN SOSTENIBLE

«No necesitamos producir más alimentos sino gestionarlos mejor»

Vicente Domingo, director del Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible, apuesta por redefinir el sistema alimentario para hacerlo más justo

El director del CEMAS coordina

Charo Barroso

Al preguntarle sobre su comida favorita, Vicente Domingo cae en la cuenta de que no tiene una en concreto. Eso sí, se reconoce lactómano y amante de los platos hechos con cariño, esos que conectan con quienes los han elaborado, con la tierra de la que provienen y el esfuerzo de los agricultores o ganaderos. Relata que aún recuerda sus días de infancia cuando jugaba entre las huertas y la gente iba a «espigolar», a recoger aquello que el campesino había dejado tras realizar su cosecha para que otros la aprovecharan. Hoy, al frente del Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible (CEMAS), creado bajo el paraguas de la FAO, invita a repensar los sistemas alimentarios de las ciudades para hacerlos más justos y equitativos.

-¿De dónde nace CEMAS?

-Surge de la estrategia del equipo de Graziano Da Silva, director general de la FAO, durante su último mandato, y tiene el objetivo de observar, capturar y coordinar las políticas alimentarias locales. Es como una antena que conecta todo el conocimiento posible de todos los lugares posibles y generar una red de ciudades implicadas en la alimentación sostenible.

-En una parte del mundo la obesidad infantil se convierte casi en pandemia y en otra casi 18.000 niños mueren de hambre cada día. ¿Hay palabras?

-Es algo incontestable e intolerable, mientras mantenemos esta conversación hay niños que están muriendo por no tener alimento. Si ahorramos una cuarta parte de la comida que ahora se desperdicia, podemos alimentar a 870 millones de personas as. No necesitamos producir más alimento, sino gestionar y administrar mejor su producción. Es un reto inmenso, equiparable al cambio climático, que requiere de una honda reflexión y ante el que no podemos cerrar los ojos.

-En este escenario, irrumpe el Covid...

-Con la pandemia aumentarán las terribles cifras que asolan cada día el mundo. A los 640 millones de personas que cada día no tienen una nutrición suficiente, habrá que sumar entre 80 y 120 millones más. Comparando, la crisis de Leman Brothers en 2008, es un juego de niños.

-¿Esto hará que el hambre se acerque a las ciudades?

-No es algo nuevo. Nos equivocamos si asociamos el hambre a remotos valles subsaharianos. Ya hay más de un millón de personas en grandes urbes como Nueva York, Buenos Aires, Nueva Delhi... que se van a dormir sin haber comido. Hay que reconfigurar los sistemas de alimentación urbana porque están conectados social y ambientalmente: nutrición, desperdicio, soberanía alimentaria, compra pública, cambio climático... Es un sistema planetario interconectado.

-Hablando de lo ambiental. Para 2050 se estima que necesitaremos tres planetas para mantener nuestro nivel de consumo...

-Esta insostenibilidad es evidente, y obliga a repensar sistemas más solidarios, más sostenibles e inocuos que generen estructuras sociales y económicas ejemplares. El escenario es redondo, azul, estamos en el mismo barco y las cosas son estratosféricas.

- Alimentación sana, sostenible para el planeta y grandes empresas agroalimentarias. ¿Es posible sentarlos a una misma mesa?

-Tiene que ser posible si queremos un futuro. Muchas empresas están cambiando sus procesos y hay que dar un voto de confianza. Vendedores de pócimas milagrosas ha habido siempre, pero para eso es importante que los ciudadanos tomen conciencia de su papel y de la gran influencia que tienen en el futuro de la alimentación.

-Antes ha comparado al CEMAS con una antena receptora. ¿Qué iniciativas interesantes se están llevando a cabo?

-Hay acciones replicables. En Nueva York la fiscalidad es menor en los restaurantes donde se sirven productos de cercanía o de temporada; en Túnez los grandes resorts están implicando a los pequeños productores; los comedores sociales de Ciudad de México vinculados a huertos urbanos; Copenhague en compra pública; piscifactorías en Madagascar... hay toda una coreografía de ciudades deseosas de repensar sus sistemas alimentarios.

-Mirando hacia el futuro. ¿En qué plato nos encontramos? ¿En el aperitivo, el segundo, el postre...?

-Hablamos de una larga autopista, donde somos solo parte de un kilómetro, querer ver el final, nos dará ansiedad. Pero estamos en el equipo ganador, porque si no vence no ganará el planeta. No hay vuelta atrás no es capitalismo contra comunismo, sino sentido común. Otra cosa es que los que estamos hoy aquí lo veamos.

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