Jochen Rindt, cuando drama y gloria se subieron al mismo coche

Stewart se acercó al box de Lotus, habló con delicadeza a Nina que sujetaba el cronómetro, pero con la mirada perdida: el tiempo se había detenido para siempre

Jochen, con Nina en el podio

Santiago de Gárnica Cortezo

Se acabó el Mundial de Fórmula 1, el World Driver's Championship 2020. Y los «expertos» de turno se han dedicado a agitar sus ordenadores para, en base a frios números discutir si es mejor Hamilton que Schumacher, olvidando que las carreras son otra cosa, o muchas otras cosas como noches en vela de ingenieros y mecánicos, apuestas económicas irracionales o arriesgadas de patrones de equipo y, por supuesto, pilotos arañando milimetros al asfalto en sus trayectorias y decimas de segundo a los cronómetros en busca de hacer realidad su sueño. Es decir, algo que no se mide con ningún número y que se llama pasión.

Se olvida eso y se olvidan nombres y situaciones, triunfos y dramas del pasado. Y este año no se podía dejar pasar sin revivir el recuerdo de un piloto en el que triunfo y drama se dieron cita hace cincuenta años. Eran temporadas duras en las carreras y aquella de 1970 no fue la excepción. Solo en la F1, nombres como Bruce Mclaren o Piers Courage dejaron para siempre de figurar en las parrillas, uno probando un coche de la Canam en Goodwood tras estrellarse contra una caseta de comisarios y el otro, en el Gran Premio de Holanda, devorado por el fuego de su monoplaza De Tomaso al borde de la pista de Zandvoort,

Una carrera complicada

Pero volvamos atrás. Rindt el 5 de octubre de 1969, en el Gran Premio de los Estados Unidos, en el trazado de Watkins Glen, al final de las ciento ocho vueltas había saltado de su monoplaza y corrido a besar a la bellísima Nina, su esposa, para celebrar su primer triunfo en el mundial.

Sí, no había sido fácil su carrera hasta entonces en la F1 y eso que en principio su precoz talento parecía que le llevaría con sin dificultad a lo más alto alto. Huérfano ( sus padres habían perecido en 1943 en Hamburgo, durante un bombardeo ) se había criado con sus abuelos en Viena, en un ambiente acomodado.

Las carreras de coches, primero ilegales y luego ya reglamentadas, formaron parte de su adolescencia y juventud. Cuando cumple la mayoría de edad, se compra un Fórmula Junior y, después, un Brabham de Fórmula 2 con el que se va a Mallory Park para disputar su primera carrera. Desconoce el circuito así que Jack Brabham le pide a Dennis Hulme, que corre para el australiano, que enseñe el trazado a su jóven cliente. El austriaco aprende bien y rápido: se hace con el mejor tiempo y tan solo seis meses después debuta en la Fórmula 1, en el Gran Premio de Austria. Su talento es reconocido y envidiado.

Lotus 72

Pero las cosas empiezan a torcerse. A partir de 1965 conduce para Cooper y los monoplazas del viejo John sufren frente a los rivales, se quedan atrás. Rindt lucha contra los otros pilotos y contra su propio monoplaza. Ni con el motor Climax ni luego con el Maserati, los Cooper logran reverdecer sus viejos laureles. Son tres tres años de roturas, de salidas de pista, de malas situaciones y malos modos.

En 1968 Brabham le contrata, le disciplina y Rindt ( a pesar del motor Repco que no acaba de funcionar) logra dos pole position. Al tiempo es el maestro de la F2 y se convierte nuevamente en un valor atractivo.

Colin Chapman, el patrón de Lotus busca un sustituto para Jackie Oliver, que ha dejado el equipo para irse a BRM. Y así ficha al austriaco al que coloca en igualdad de condiciones con su primer piloto, Graham Hill. Sin embargo no es fácil la relación entre patrón y piloto, dos fuertes caracteres . Además Jochen no domina el inglés y cuando critica alguna cosa lo hace con palabras no siempre bien medidas.

En cuanto al coche, el Lotus 49, un excelente monoplaza, equipa grandes alerones esa temporada, y en la segunda carrera del año, en el Gran Premio de España en Montjuich, el de Hill se rompe y el británico se estrella. Sale ileso, se da cuenta de la causa de su accidente e intenta avisar al box para que paren a su compañero. Es demasiado tarde y, en el mismo sitio, el alerón de Rindt también se dobla y su monoplaza se estrella contra el coche de Hill. Rindt está herido (una fractura de craneo), y ha de ser ingresado en la clínica del Doctor Soler-Roig. Desde su cama escribe una carta criticando los alerones. También dirá que «Stewart será campeón del mundo, sus coches (corre con los Matra del equipo Tyrrell) no se desintegran como los Lotus....». Y Colin enfurece.

Jochen y Colin Chapman

Algún incidente más con los grandes alerones móviles lleva a su prohibición por parte de la Comisión Deportiva Internacional (CSI) que permite alerones más pequeños y fijos.

Bernie Ecclestone, entonces manager de Rindt, ha de actuar entre piloto y patrón, que no se hablan directamente.

Rindt vuelve en el Gran Premio de Holanda, en Zandvoort, y logra el mejor tiempo en entrenamientos, liderando la carera catorce vueltas.

Ese año Chapman quiere que sus pilotos conduzcan el 63 de cuatro ruedas motrices en algunas carreras, y tanto Hill como Rindt se niegan.

Con el 49 logra varias «pole position» en los entrenamientos y en Italia termina segundo tras Stewart, es tercero en Canadá y el 5 de octubre gana su primer Gran Premio, en los Estados Unidos.

Nina, en el borde del box, lleva los cronómetros y sufre, quiere que Jochen lo deje. «Una temporada mas, gano el título y se acabaron las carreras.....» le promete,

El revolucionario Lotus 72

Es 1970. Chapman presenta el Lotus 72, el monoplaza que marca una nueva era que incluso llega hasta nuestros días, Es toda una revolución pero su puesta a punto es larga e incluso los pilotos prefieren seguir con el 49, con el que Rindt gana en Mónaco. Y en Holanda, donde corre con el nuevo 72 que ya muestra su potencial, logra su tercer triunfo en la F1 y segundo de la temporada. Repite en Francia, Gran Bretaña y Alemania. Va en cabeza del mundial pero denota cierto cansancio, y ya piensa en un futuro dedicado a los negocios.

Está dotado no solo para pilotar sino también para cuestiones comerciales. Tenía un equipo de F2, organizaba , junto a su manager y amigo Bernie Ecclestone, un salón del coche de carreras en Viena, y tiene lista una línea de ropa deportiva. Y ambos soñaban en que algún día gestionarían la Fórmula 1.

El 4 de septiembre arrancan los entrenamientos del Gran Premio de Monza. Chapman busca más velocidad punta en el 72 . Los alerones le pegan al suelo pero se pierden kilómetros por hora en el rápido trazado. Chapman decide retirar los alerones del 72. Hay quien afirma que el propio Rindt quería ganar a toda costa aquella carrera, un triunfo que le daría el título, Es sábado. El 72 del austriaco está limpio de cualquier apéndice aerodinámico y va muy, muy rápido: 330 km/h de velocidad punta, 25 km/h más que sus rivales. Hulme dirá a posteriori que no creía lo que vieron sus ojos cuando Rindt le adelantó como un misil.

Pero al 72 le falta apoyo aerodinámico y los neumáticos no calientan adecuadamente. El periodista Crombac afirmaría en su biografía autorizada de Colin Chapman que el coche de Rindt se desequilibró en la primera fuerte frenada. Y luego el guardarail, y un soporte de cemento....

Stewart se acercó al box de Lotus, habló con delicadeza a Nina que sujetaba el cronómetro, pero con la mirada perdida: el tiempo se había detenido para siempre.

El 25 de octubre se disputa el Gran Premio de México, última prueba de la temporada. Bajo la bandera a cuadros el primero en pasar es el gran JackyIckx, con Ferrari, pero el belga, primero también en Canadá, ha sumado un total de 40 puntos frente a los 45 de Rindt. El austriaco se convierte así en el primer y único ganador del Mundial de Pilotos a título póstumo. Tenía 28 años.

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