Los talleres que resisten al coronavirus: «Tenemos que seguir para que lo esencial no pare»

Antonio mantiene operativo su taller en Albacete, pese a que la facturación ha caído más de un 60%. «Ahora nos toca a todos arrimar el hombro», asegura. Solo unos 800 centros mecánicos se mantienen abiertos, de los 44.000 existentes en España

Una máquina de ozono permite desinfectar las cabinas Remitida
Unai Mezcua

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Tras unos primeros días de confusión extrema, en los que los talleres dudaban sobre si podían abrir o no -lo que motivó que la Policía visitara varios para pedir que cerraran-, el ministerio de Transportes finalmente aclaró que pueden prestar servicio. Siempre con el objetivo único de garantizar los desplazamientos permitidos bajo el estado de alarma y el suministro de productos básicos a la población. Antonio Atiénzar, desde el primer momento, lo tuvo claro. «Nosotros, por lógica, entendimos que alguien tenía que dar respaldo a los transportistas, al sector agrícola, a los vehículos de emergencias», explica.

Tras la Orden TMA/259/2020, del 19 de marzo, los talleres recibieron por fin «una respuesta lógica», que les permitió continuar abiertos. La gran mayoría, no obstante, optó por bajar la persiana, y los que, como Antonio, decidieron continuar -unos ochocientos en toda España, según las patronales Cetraa y Conepa, de los más de 44.000 existentes-, afrontan un desplome de su facturación de entre el 60% y el 80% y han tenido que adoptar nuevas medidas de protección para evitar el contagio del Covid-19. Y es que estos días, quién necesite reparar su vehículo necesita contactar con antelación con el taller, puesto que se trabaja a puerta cerrada. En el caso de los particulares, solo quién lo necesite, por causa de extrema necesidad, puede hacerlo.

En el taller de Antonio se reparan vehículos industriales y agrícolas Remitida

«Las ambulancias, por desgracia, nunca han hecho tantos kilometros como ahora», explica por teléfono. «Bomberos, coches de policia, tractores y camiones están trabajando al cien por cien». En su taller, situado en Albacete, se repara desde maquinaria agrícola hasta camiones, pasando por vehículos privados. «Si no pudieramos prestar servicio hubiera faltado suministro. Para que todo eso no pare estamos los talleres», cuenta. Por ello, al contrario que otras empresas del sector, han evitado aplicar un ERTE, y continúan trabajando las diez personas que forman la plantilla. Eso sí, con nuevos turnos, para mantener el distanciamiento social. «La mitad trabaja tres días, y luego descansa otros tres días. Los trabajadores han puesto de su parte y eso lo tengo que agradecer».

De puertas para dentro, la forma de trabajar también ha cambiado drásticamente. Aunque antes ya las utilizaban en ocasiones, mascarillas y guantes son ahora compañeros obligatorios del mono de trabajo. Y también se han hecho con un cañón de ozono, capaz de desinfectar las cabinas en unos veinte minutos. Hacerse con los equipos necesarios ha sido, según destaca, otro problema de difícil solución. «A todos nos han faltado los equipos de protección necesario. Como el gobierno lo cogió todo y todo se lo quedó nosotros no teníamos acceso».

En los vehículos industriales y agrícolas, el espacio de la cabina mide apenas un metro y metro y medio cuadrado. «Necesitas protecciones y aprender a desinfectar». En su taller han desarrollado protocolos de protección específicos, que llevan a Antonio a poder asegurar que es «uno de los sitios más libres» de virus, aunque la protección del 100%, reconoce, es imposible. Una de sus nuevas adquisiciones es un cañón de ozono, capaz de desinfectar las cabinas en unos veinte minutos.

Antonio Atienza, en su taller Remitida

«Nos hemos tenido que adaptar. En los talleres ya estábamos acostumbrados a adaptarnos a los cambios tecnológicos. Ahora nos ha venido un cambio sobrevenido de fuerza mayor, pero al final tambien nos vamos a saber adaptar para que este pais siga funcionando. Y lo vamos a conseguir. Pero es importante recordar que aún nos faltan EPI. Guantes sí tenemos. Pero seguirmos teniendo grandes problemas con el tema de mascarillas, problemas inmensos para poderlas conseguir. No se encuentran así como así», prosigue Antonio, que como como presidente de la Asociación de Talleres de Albacete (Apetreva, integrada en Cetraa) logró sacar adelante una compra conjunta de 1.500 mascarillas para los talleres de la zona. Eso sí, «a un precio muy muy elevado».

Lo importante ahora, defiende, «es que la empresa esté abierta y no cerremos. Porque abrir una empresa en el futuro será muy muy difícil». Y es que cree que, tras el estado de alarma, seguirá un panorama sombrío para el sector. «Posiblemente nos toque ahora a todos arrimar el hombro si queremos sobrevivir para mantener el Estado del Bienestar», reflexiona. «Nos toca trabajar y llegar a acuerdos para sobrevivir y salvar a las empresas. Lo vamos a tener muy difícil: aunque tras estos meses de paro pueda haber más trabajo por el poco mantenimiento de estos meses, ese boom durará poco tiempo. El consumidor va a tener mucho respeto a la hora de gastar dinero».

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