Tomás Fernández-Couto, secretario xeral do Medio Rural e Montes, durante la entrevista con ABC el pasado viernes en su despacho
Tomás Fernández-Couto, secretario xeral do Medio Rural e Montes, durante la entrevista con ABC el pasado viernes en su despacho - Pepe ferrín
Entrevista

Tomás Fernández-Couto: «Contra los incendiarios tendremos que emplear medios de lucha antiterrorista»

El secretario xeral de Montes asegura que al frente de la lucha contra los fuegos «no hay tramas de incendiarios, pero sí pequeños grupos» y «algún exaltado político» que los genera

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

—Queda atrás una semanas con días muy intensos en la lucha contra el fuego y de batalla política al respecto. ¿Qué le agota más?

Son dos cuestiones muy diferenciadas. Hay que tener resistencia para todo. Las críticas son inevitables y se me puede considerar parte interesada, aunque quiero pensar que mi papel es politécnico. Pero es muy triste porque se engaña a la población. Justificar los incendios como algún líder político hace por el hecho de que la ley hable de recalificación de los suelos...

—Habla de las afirmaciones de Yolanda Díaz, de Esquerda Unida, que ha acusado el PP de poner «el mechero» con la actual Ley de Montes.

Esa persona es abogada de formación y sabe que está mintiendo.

La ley no abre ninguna posibilidad de recalificación. Lo que dice la ley es que en terrenos quemados se podría hacer lo mismo que en los no quemados. Bueno, no exactamente lo mismo: no es un cambio de uso de cualquier tipo, sino solo de especial interés público tasado y con medidas concretas. Decir que quemar facilita la recalificación de suelos es un disparate.

En Galicia no se han llegado a constatar relaciones causa-efecto de incendio-recalificación para causas urbanísticas. Supone un importante desconocimiento de lo que pasa en el territorio, aparte de la mentira intrínseca de decir una monstruosidad así. Cualquier persona con un mínimo de formación sabe que no tiene nada que ver. Esa demagogia es muy fácil porque son palabras que calan en la gente y en las redes sociales, pero es triste que esas barbaridades desenfoquen el punto de vista que nos interesa como sociedad: atacar el problema de los incendiarios.

—¿Galicia tiene más incendiarios que otras zonas de España?

Es más que evidente.

—¿Por qué?

Es difícil saberlo. Probablemente hay una cultura del fuego que abarca Galicia, el norte de Portugal, León, Zamora y la parte occidental de Asturias, donde hay un número más elevado de incendios. Aquí la vegetación crece mucho y, por efecto de la falta de conocimiento, hay quien puede valerse del fuego para eliminarla. Muchos de los incendios del interior se pueden explicar así. Hay miles de empresas con maquinaria para realizar desbroces; otra cosa es que sea más barato —si no te cogen— quemar directamente. Hay una presión policial muy fuerte. Lo normal si haces una quema irregular un día de viento sin permiso es que te denuncien. Esas quemas irresponsables por falta de formación han disminuido en gran medida y muchos de los fuegos hoy tienen que ver con interés de verdad en quemar. Hoy [por el viernes] en los medios de comunicación se habla de un ganadero imputado en la zona de Viana do Bolo. Los informes a veces hablan de la quema para renovar pastos y esa es una línea de investigación importante, no la única. Se habla de malentendidos cazadores que queman para hacer espacio para la caza menor, de zonas donde después han aparecido viñedos, de quemas de laderas para favorecer los caminos para ir a pescar... Recordemos que hay muy pocas denuncias.

—¿Cómo se explica?

Lo único que lo explica es el miedo. En cualquier parroquia la gente sabe quién quema el monte. Hay miedo a denunciar por las venganzas. Si no nos mentalizamos y la gente no da ese paso, avanzaremos despacio. Hay quien justifica: «Es que ha sido una negligencia». Hombre... Sigue habiendo una tendencia a disculpar la acción del incendiario. En el ámbito de los derechos de las personas, aún más importante, hemos avanzando mucho como sociedad en el maltrato. Hace años muchas personas sabían de maltrato en parejas y no lo denunciaban. Hoy afortunadamente se reconoce como un atentado contra los derechos de una persona y hay una actitud de rechazo. Eso no pasa aún con el incendiario. Se le disculpa.

—Esta semana se ha hablado de una intención de «generar miedo y caos».

Sí. Yo hablaba de los fuegos del interior, de la sierra. Ahora, hay fuegos que no se explican. Aparecen cuando las condiciones son más extremas. Me pregunto qué razón puede haber para generar varios incendios en barrios de Orense que van contra las viviendas. Se está buscando deliberadamente ese efecto. No hay ninguna duda. ¿Quién puede estar detrás? Los llamo «fuegos escaparate» para que se vean y generar esas situaciones. Eso no ocurre en ningún otro lugar. Es por interés.

—¿Qué tipo de interés? ¿Político?

No me cabe en la cabeza. No creo que haya organizaciones con causas políticas. Pero sí que puede haber algún exaltado político que genere incendios. Hay algunos que es por ver todo el despliegue de extinción. Puede haber algún exaltado que piense que con eso ataque políticamente al partido del gobierno. Es muy probable que los haya. Hay que hablar con claridad.

—¿Actúan aislados u organizados?

Creo que no hay tramas, pero a veces sí pequeños grupos, cuando aparecen cuatro o cinco fuegos a la vez en distintos puntos. Ahora, no hay pruebas. Es muy difícil localizarlos. Es frecuente que la gente vea un coche, una furgoneta blanca, una moto... Cada vez más los medios policiales deberán emplear medios como los de la lucha antiterrorista. Hay que empezar a ligar un coche con las cámaras de vigilancia de las vías de comunicación, con seguimiento de móviles y de personas... ¿Contra qué tipo de gente estamos peleando? ¿Qué sentido tienen las quemas contra la población? Sin complejos, hay que ver quién saca beneficios, quién vende... El que quema, realiza acciones que producen terror, alarma, desalojos, problemas respiratorios, riesgo de perder vidas y bienes... Es un problema de orden público de primera magnitud.

—¿Se le ha intentado enfrentar a los alcaldes, especialmente a los del PP?

Me consta que sí. Es cierto que hemos tenido críticas muy duras por parte de alcaldes de que el monte llega hasta las casas, de que no hay prevención... Yo me he limitado a recordar que hay una ley desde 2007 y dice que los propietarios tienen que mantener limpios 50 metros alrededor de los núcleos habitados, instalaciones... Lo tienen que financiar los dueños de los terrenos y los concellos tienen una acción subsidiaria para hacerlo. El enemigo es el incendiario y es un trabajo de todas las administraciones. No me parecen adecuadas críticas que he oído desde algunos ayuntamientos cuando en ellos esas fajas brillan por su ausencia. No olvidemos que los terrenos forestales en Galicia son privados. No se trata de atacar a nadie; todos tenemos responsabilidad. Antes de ver la paja en el ojo ajeno, veamos la viga en el propio.

Si en Galicia no hubiera un operativo como el que tenemos, no se atendería un número tan importante de incendios. De cada 10 euros, 4 son de gasto de personal propio, 3 para prevención y 3 para extinción. ¿No se hace prevención? Si no se hiciera, sería imposible conseguir los actuales resultados: hace diez años estábamos en 10.000-12.000 incendios al año. En este momento nos movemos en un techo de 4.000.

—¿La solución no pasa entonces por poner en valor el monte?

Se está trabajando mucho en esa línea, pero es algo a medio plazo y progresivo. En algunas zonas donde hay montes que están produciendo con su valor, también hay ataques incendiarios. Es cierto que los eucaliptos del norte no arden hoy. El verano es más suave y húmedo allí y los propietarios se organizan y duermen en sus montes. ¿Qué está pasando en este país para que un propietario tenga que dormir en su monte para que otro no se lo vaya a quemar?

Ver los comentarios