Cien días que son doscientos

Nada hacía presagiar la noche electoral tras los resultados de mayo que Ponferrada seguiría siendo un Ayuntamiento azul popular. La victoria era tan pírrica que a pesar del triunfo la sensación agridulce se palpaba en la pseudofiesta del hotel de campaña. Al otro lado de la paleta de colores todo era alegría y gozo. El exalcalde Folgueral y exsocialista, logró un tercer puesto muy digno y a tener en cuenta. Cualquier acuerdo tendría que pasar por ellos. Con lo que el «Frente de Izquierdas» sonó en múltiples declaraciones aquella noche de votos y resultados. Sin embargo, el resucitado bercianismo político ha ido a lo suyo. Fueron los grandes ganadores porque llegaron por vez primera a la mismísima Diputación de León, el enemigo feroz con que se asusta a los niños en esa comarca.

El PSOE no se descalabró del todo y el comunismo regresó a la Corporación años después de su salida.

Pero las cosas no han llevado el camino pergeñado esa noche. El PP ha escrito y sellado un pacto con Ciudadanos bastante fuerte y estable. Así mismo, está permitiendo a los bercianistas una serie de acciones y presencias que, de facto, le dan un carácter casi de socio de gobierno. Y en esa tesitura, día tras día, poco a poco, lo que todo el mundo creyó que era un gobierno con fecha de caducidad temprana todo apunta a que se está ganando de cada día que transcurre otros dos por lo menos de futuro.

Conversando con la propia alcaldesa, la primera en la historia de Ponferrada, uno se da cuenta de su carácter, su fuerza, pero también de la pasión que pone en lo que hace. Tiene en su mente dos o tres grandes proyectos para dar el golpe de éxito rotundo a la difícil legislatura que se le presenta. Suerte, por el bien de Ponferrada.