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Donde la leche se reparte en bloques

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En Oymyakon sueñan con Marina Dor, aunque esté mal decirlo. No son muchos (unos 2.300 vecinos), así que con un poco de esfuerzo podríamos acomodarlos en la terrible ciudad de vacaciones y darle cierta utilidad social al engendro. Que por lo menos es cálido.

Pobres oymyakonenses. Los libros de viajes señalan que allí la leche se reparte en sólidos bloques de color pardo, que el agua corriente es un bien escaso (vamos, que está congelada la mayor parte del año), que el invierno dura nada menos que nueve meses y que sólo hay excusa para faltar a clase si el mercurio baja de los 52 bajo cero.

Cuentan que el gran día festivo recibe allí el muy preciso nombre del Polo de Frío, cuando el Padrecito Invierno de Moscú (que derrotó a la Wehrmacht y a las tropas de Napoleón) se hermana con Santa Claus para compartir bistecs de reno y tragos de vodka.

No obstante, los oymyakonenses tienen un consuelo. En la base antártica de Vostok se alcanzaron -89º el 21 de julio de 1983. Frío en estado puro.