Primera Semana de la Moda en Riad, prohibida para hombres

La gran gala que se celebra en Dubai se trasladó a Arabia Saudí con condiciones: sin apenas imágenes y solo para mujeres

Una maquilladora prepara a una modelo de la Semana de la Moda Árabe en Riad AFP

FRANCISCO DE ANDRÉS

No fueron mil y una noches sino solo cinco pero la atmósfera de cuento oriental estaba asegurada. Arabia Saudí acaba de clausurar la primera Semana de la Moda Árabe celebrada en Riad, en un ambiente de cierto caos y estrictas limitaciones para un público solo femenino que no desmerecen el empeño del Príncipe heredero, Mohamed bin Salman , por dar otro paso adelante en su política de reformas sociales.

El evento de la moda árabe, que los más entusiastas asemejan a los de París, Milán o Londres, se realiza habitualmente en la moderna y cosmopolita Dubai. Este año, por presión de Bin Salman, se trasladó a Riad para emparejar la cita de la alta costura con otros tímidos pasos en favor de la mujer: su acceso a los campos de fútbol, y el superpublicitado carnet de conducir (programado para junio). La gran cuestión que podría abrir un grave conflicto entre la Casa Real Saud y el clero suní wahabí –la tutela masculina sobre la mujer, que impide a esta tomar ninguna decisión por sí sola– sigue siendo una materia intocable. También para el «hombre fuerte» del país.

Con casi un mes de retraso sobre el horario previsto, la Semana de la Moda Árabe en Riad arrancó el pasado miércoles en los jardines del suntuoso hotel Ritz de Riad . El establecimiento que durante meses sirvió para extraer la lana a unos 400 príncipes y empresarios saudíes –detenidos en la «prisión más lujosa del mundo»– abrió ahora sus jardines a las carpas donde se expusieron las más sofisticadas telas del planeta. Entre los diseñadores occidentales más renombrados, acudieron a Riad Jean Paul Gaultier y Roberto Cavalli . Los árabes más celebrados vinieron de Egipto y el Líbano. El evento fue presidido por la princesa saudí Nura Bint Faisal Al Saud.

Solo las mujeres pudieron tener acceso a los pases nocturnos, con entradas que llegaron a alcanzar los 400 dólares por espectáculo. El acceso de los fotógrafos o influencers masculinos estuvo totalmente prohibido. Incluso los diseñadores varones tuvieron restricciones para acceder a los bastidores donde se terminaban de ajustar las piezas de sus colecciones.

En la pasarela, la tradicional túnica saudí –la abaya– conoció todas las adaptaciones plásticas y colores imaginables. Mangas bordadas, lentejuelas en los bajos y abundante pedrería. Se vieron deportivas Gucci y stilettos de Christian Louboutin , bolsos de Chanel y joyería oriental . Prendas que una mujer nunca podrá lucir en público en Arabia Saudí, pero que puede disfrutar en la intimidad de su hogar, o de su imaginación cuando van escondidas bajo la negra severidad de la tradicional abaya. Un público entregado de la alta sociedad femenina saudí rodeó las pasarelas y, en ese clima de complicidad, las más atrevidas se despojaron de túnicas y velos.

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