Primer acuerdo para la salida del Reino Unido

Bruselas y Londres pactan los términos del divorcio del Brexit

Juncker constata «avances suficientes» sobre los derechos de los ciudadanos, la factura de salida y la frontera norirlandesa

Theresa May y Jean Claude Juncker sellan el primer gran acuerdo del Brexit

ENRIQUE SERBETO

La Comisión Europea ha decidido recomendar a los dirigentes europeos que acepten abrir la segunda fase de las negociaciones del Brexit , una vez que se ha constatado que ha habido «progresos suficientes» en la primera, es decir, en el proceso de «separación ordenada». No se trata de que se haya llegado a un acuerdo todavía, sino que, más bien, se ha querido evitar la imagen de colapso que habría supuesto la caída del Gobierno británico. Las cosas han avanzado, pero falta todavía buscar soluciones «flexibles e imaginativas» para el rompecabezas que supone la peculiar situación de la isla de Irlanda. La «premier» británica ha aceptado las exigencias de Bruselas , incluyendo el principio de que no puede haber una frontera entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte , pero nadie sabe todavía como se conseguirá esa auténtica cuadratura del círculo. Respecto al futuro, la Comisión parte de la idea de que Londres piensa en una fórmula parecida a las relaciones que la UE tiene actualmente con Canadá , pero dejando la puerta abierta a ir añadiendo campos de cooperación sectoriales en el futuro , con sucesivos acuerdos.

«La Comisión ha decidido formalmente informar al Consejo Europeo de que se han hecho los progresos suficientes en los tres términos del divorcio para poder entrar en la segunda fase de la negociación», indicó hoy por la mañana el presidente Jean-Claude Juncker después de una larga noche de negociaciones, en una comparecencia con la primera ministra británica, la conservadora May. Esta recomendación es la base para que el próximo día 15 los jefes de Estado y de Gobierno de los veintisiete países que permanecerán en la UE acepten que se abran las negociaciones sobre el estatus futuro del Reino Unido , que es lo que están esperando en Londres. Después de esta comparecencia con Juncker, May se reunió con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk , quien aseguró que la UE también está dispuesta a conceder al Reino Unido un periodo de transición una vez que se haya cumplido el plazo legal para abandonar el club, aunque con la condición de que durante ese periodo acate «la totalidad» de la legislación comunitaria y la competencia del Tribunal Europeo, pese a estar fuera de la UE.

El negociador europeo, el francés, Michel Barnier, dijo que que las condiciones de ese periodo de transición de dos años que han pedido los británicos se debatirán durante los primeros meses del año que viene y que si todo va bien el acuerdo definitivo puede estar concluido en octubre de 2018 , lo que daría tiempo para las ratificaciones necesarias antes del mes de marzo de 2019, cuando se producirá la desconexión efectiva. Todo esto le ha hecho decir, tanto a Barnier como a Tusk, que a pesar de las dificultades que han surgido en esta primera fase, lo que queda por delante «no será fácil».

Pero por ahora, hoy las instituciones europeas amanecieron –el acuerdo se anunció a las siete de la mañana- en un clima de euforia porque el asunto irlandés hacía temer que las sutilezas de la política interna de los británicos podrían torpedear la situación. Todo el mundo dijo que el acuerdo es que no habrá una «frontera dura» (como se dice en inglés) entre las dos Irlandas, una vez que Reino Unido haya salido de la UE, del mercado único y la unión aduanera, como es su voluntad.

«Situación única»

Sobre esa frontera pesa, como dijo Barnier, «una situación única» puesto que el acuerdo de Viernes Santo que puso fin al conflicto terrorista del Ulster afirma que no puede haber controles . Además, entre el Reino Unido y la República de Irlanda existe un «acuerdo de libre movimiento». Pero si el Reino Unido abandona el mercado único, Irlanda estaría obligada a imponer una aduana comercial y un control de viajeros con un país que ya no forma parte de él. La solución que había propuesto May era que Irlanda del Norte se quedase en el mercado único con un régimen especial que suponía que la frontera estaría en el mar de Irlanda, entre esta provincia y el resto del Reino Unido. Pero el pequeño partido regional unionista (DUP), cuyos escaños la mantienen en el poder, dijo que esa opción era inaceptable para ellos.

Según explicó Barnier, lo que se ha acordado es que el Reino Unido se compromete a proponer una solución cuyo resultado será que no haya frontera en la isla de Irlanda, aunque para ello haga falta encontrar una fórmula «flexible e imaginativa» en la segunda fase, cuando se definan las relaciones futuras. Y en caso de que ello no fuera posible, Londres se ha comprometido también a mantener un completo «alineamiento» con las reglas del mercado único, que es una opción aún más complicada porque incluye los inconvenientes, pero casi ninguna ventaja.

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