Soldados del Ejército nigeriano
Soldados del Ejército nigeriano

La matanza de miembros de una organización chií agrieta el tablero ideológico de Nigeria

Organizaciones humanitarias denuncian que al menos 300 miembros del Movimiento Islámico de Nigeria perdieron la vida en la ciudad de Zaria a manos del Ejército

CORRESPONSAL EN ACCRA Actualizado: Guardar
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La organización chií Movimiento Islámico de Nigeria (IMN) ha asegurado que no colaborará en las investigación contra la reciente masacre de cientos de sus miembros en la ciudad de Zaria, al norte del país, hasta que no sea liberado su líder, el jeque Ibrahim Al Zakzaky, detenido el pasado mes de diciembre.

Human Rights Watch denuncia que al menos 300 personas perdieron la vida en los enfrentamientos registrados con el Ejército nigeriano ente los días 12 y 14 del pasado mes diciembre en la localidad de Zaria, en el estado norteño de Kaduna. No obstante, la secta, nacida en la década de los 80 bajo la inspiración de la Revolución Islámica de Irán, eleva el número de desaparecidos a más de 700.

Según la cúpula militar nigeriana, los disturbios se iniciaron después de que miembros del IMN hubieran levantado una barricada en las cercanías de una mezquita local, con el objetivo de detener y atentar contra el convoy del jefe del Estado Mayor, el teniente general Tukur Buratai, que discurría por la carretera.

«La versión militar nigeriana de los hechos no se sostiene», asegura Daniel Bekele, director para África de Human Rights Watch. «Es casi imposible ver cómo un control de carretera por hombres jóvenes enojados podría justificar el asesinato de cientos de personas», añade.

Para frenar las hostilidades y verter luz sobre el incidente, el gobernador del Estado norteño de Kaduna, Nasir Al Rufai, ha creado una comisión investigadora. Sin embargo, el IMN ha confirmado que no formará parte de ésta, hasta que Al Zakzaky sea absuelto.

«Queremos la liberación inmediata de nuestro líder, simplemente, porque es quien está en mejor posición para explicar y licitar algunos hechos que la comisión (de investigación) querría saber sobre la crisis» , aseguró su portavoz, Ibrahim Musa.

Arabia Saudí e Irán

La organización IMN cuenta con cerca de 3 millones de seguidores repartidos por Nigeria. Desde el Gobierno, se les acusa de pretender la creación de un Estado chií en el norte del país (de mayoría musulmana suní) con la base inspiradora del movimiento revolucionario iraní; algo que ellos niegan. A pesar de ello, su peso geopolítico no debe ser desestimado.

Sobre todo, tras el último encontronazo entre Arabia Saudí e Irán, y el tablero de ajedrez en que se ha convertido Nigeria.

A mediados de diciembre, Arabia Saudí anunciaba que más de la mitad de los miembros de la Alianza Militar Islámica, un entramado de 34 naciones que se formó para luchar contra los grupos islamistas, eran estados africanos.

En este listado, el Gobierno de Riad incluía a Nigeria. Sin embargo, la propia Presidencia nigeriana desmentía posteriormente esta noticia al asegurar que la decisión de unirse a esta entente no se ha tomado aún. «Nigeria no está dentro o fuera», se aseguraba.

Para un buen número de analistas, la mesura en sus relaciones con Arabia Saudí está encaminada a no irritar aún más a los miembros del IMN. En este sentido, la pasada semana, el ministro de Asuntos Exteriores nigeriano, Geoffrey Onyeama, instaba a las autoridades de Arabia Saudí e Irán a calmar su ruptura diplomática, y advertía que la paz entre los países productores de petróleo es esencial en el alivio de los precios del crudo.

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