Dilma Rousseff, ayer durante rueda de prensa
Dilma Rousseff, ayer durante rueda de prensa - EFE

Crecen las presiones para forzar la dimisión de Dilma Rousseff

Su principal aliado político amenaza con retirarle el apoyo a su Gobierno

CORRESPONSAL EN SAO PAULO Actualizado: Guardar
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«No voy a renunciar», enfatizó ayer la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, al tiempo que crecen las presiones para que dimita y en vísperas de un fin de semana clave para su futuro. El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), su principal aliado en el gobierno, celebra hoy una convención con su militancia dividida entre mantener el apoyo a la presidenta o abandonar el barco antes que se hunda. Al tiempo que mañana la oposición pretende celebrar una protesta masiva contra el Gobierno que puede influir en la decisión final que tomen los aliados políticos de Dilma.

«Vamos a discutir con la sociedad si hay que retirar a un presidente electo», desafió Rousseff en rueda de prensa. Fue una respuesta enfática en un día en el que diarios y analistas subrayan la fragilidad política de la presidenta. La columnista de «Folha de São Paulo», Mónica Bergamo, advertía de que Rousseff ya acepta «con resignación» que no su gobierno no llegará a 2018.

De hecho, con las tensiones a flor de piel, Rousseff se muestra a la defensiva, pidiendo comprensión, diálogo y la pacificación de la sociedad, términos que antes no estaban en su vocabulario.

Dudosos aliados

Por su parte, sus cada vez más dudosos aliados del PMDB coquetean abiertamente con la oposición. El presidente del Senado, Renan Calheiros, uno de los principales líderes del PMDB, por ejemplo, se ha reunido varias veces esta semana con altos dirigentes del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en busca de una alternativa política.

Aunque, para sorpresa de los socialdemócratas, Calheiros ofreció una salida menos traumática que mantendría a Rousseff en el cargo, pero al frente de un gobierno de unidad alcanzado tras un «pacto nacional». Las propuestas incluyen también la creación de un nuevo sistema cercano al parlamentarismo. «Esta crisis es mala para todos y por eso las conversaciones para la gobernabilidad son importantes», analiza el economista Márcio Pochmann, de la Universidad de Campinas (Unicamp), un intelectual vinculado al PT.

Pero en el PMDB crece también el sector de quienes piden una ruptura con el Gobierno que favorezca al líder del partido y actual vicepresidente, Michel Temer. El PMDB es el grupo más importante del Congreso después del PT y es criticado por colocarse siempre al lado de los ganadores. Igual se puso del lado del socialdemócrata, Henrique Cardoso que de Lula y Rousseff. Una de las opciones que baraja el PMDB es dar libertad de voto a sus parlamentarios. Al tiempo que el PT propone dar a Lula un ministerio estratégico, que evite su prisión y reflote al Gobierno.

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