Primeros habitantes de Colonia Dignidad
Primeros habitantes de Colonia Dignidad - AFP

Alemania desclasificará sus archivos sobre la siniestra Colonia Dignidad

Creada en los años 60 en Chile por el pedófilo nazi Paul Shäfer, se convirtió en una especie de secta y fue utilizada durante la dictadura de Pinochet como centro de torturas

BERLÍN Actualizado: Guardar
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El ministro de Exteriores alemán, Franck Walter Steinmeier, se convirtió este martes en el primer alto funcionario de un ejecutivo germano en confrontarse públicamente con los crímenes de Colonia Dignidad y la responsabilidad que puede caberle a Berlín en ellos.

«No es fácil, a nadie le gusta hablar del lado oscuro de su historia sobre todo cuando esa historia es todavía reciente», dijo Steinmeier en un encuentro en el participaron víctimas del enclave y en el que se proyecto la película «Colonia Dignidad» del director Florian Gallenberger, que también estuvo presente.

«Ya había visto la película la semana pasada y me imagino cómo se sienten ustedes», agregó el ministro de cara a las víctimas presentes.

El enclave era liderado por el antiguo nazi Paul Schäfer que ejercía una tiranía que incluía el lavado de cerebro de sus víctimas y en medio de la cual aprovechaba para dar rienda suelta a su pedofilia.

Con la llegada al poder de Augusto Pinochet, además, la colonia se convirtió también en centro de detención y de torturas y en fábrica de armas para el régimen.

Todo eso está en la película que, como dijo uno de los supervivientes, muestra cómo Schäfer era la maldad pura que se ocultaba bajo un manto de benevolencia.

Complicidad alemana

También se apunta a como, en algunas ocasiones, la embajada alemana fue cómplice de la colonia en lugar de prestar la asistencia que correspondía a las víctimas.

«El papel de la embajada fue algo que a mí me pareció especialmente escandaloso. Para mí era importante aludir a ello, no para responder preguntas sino para preguntar por qué la embajada se comportó así», dijo Gallenberger durante el encuentro.

Steinmeier admitió en un discurso que la historia de Colonia Dignidad no es propiamente algo con lo que la diplomacia alemana se haya cubierto de gloria e insinuó que la actitud entre indiferente y cómplice tuvo también que ver con la permisividad de que gozaron dictaduras como la de Pinochet durante la guerra fría.

«Pinochet tenía amigos poderosos para los que su gobierno no era ante todo una dictadura militar que trataba a las patadas los derechos humanos sino un bastión contra el comunismo», dijo el ministro.

Ahora de lo que se trata ante todo para Steinmeier es de lograr transparencia y, en ese sentido, anunció la desclasificación de todas las actas de su ministerio relacionadas con Colonia Dignidad. «Las actas tienen que ser estudiadas no sólo para condenar lo que pasó en el pasado sino para la formación de nuestros colaboradores jóvenes», dijo.

«Me inclino hasta las víctimas de Colonia Dignidad y les agradezco que estén dispuestos a hablar públicamente con nosotros de su destino», añadió.

Entre las víctimas presentes estaba Wolfganf Kneese, que logró huir en 1966 y que empezó a comunicar a la opinión pública sin que se le prestara debida atención durante mucho tiempo.

Más de 30.000 niños violados

A su lado estaba Anna Schnellenkamp, que vive aún en Villa Baviera, como se llama ahora Colonia Dignidad, e insiste que quienes nacieron allí o llegaron allí como menores y siguen viviendo allí también deben ser ayudados.

Villa Baviera, en una imagen tomada el pasado enero
Villa Baviera, en una imagen tomada el pasado enero - AFP

«La película muestra mucho, pero el dolor de las víctimas era peor», dice. Se trabajaba de domingo a domingo. Nadie pensaba en irse porque no sabía a dónde. No había educación normal, no había información, para los que habían nacido ahí la vida, por cruel que fuera, era normal. Sólo en 2005, el año en que fue detenido Schäfer, hubo sueldo para los habitantes que trabajaban todo el tiempo.

Sólo en 2001, después de que Schäfer hubo dejado el enclave, los habitantes se enteraron de cómo venían los niños al mundo. «No sabíamos lo que era el sexo», dijo Anna Schnellenkamp a un grupo de periodistas.

El único sexo que existía era el que practicaba Schäfer con los niños. A Wolfgang Kneese incluso le parece un eufemismo que se hable de abusos."Tenemos que decir lo que pasó que fue que hubo entre 30.000 y 35.000 niños violados», dijo.

Por eso, Kneese apeló a que uno de los principales cómplices de Schäfer, Hartmund Hopp, que huyó de la justicia chilena y vive en Alemania, sea detenido lo más próximo posible para que cumpla su condena.

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