Donald Trump, en un acto reciente en Iowa
Donald Trump, en un acto reciente en Iowa - afp

El populista Donald Trump surge como el favorito de los republicanos de EE.UU.

Los sondeos le ponen muy por delante de otros candidatos, pero se descarta su nominación a la presidencia

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Sus proclamas contra los inmigrantes mexicanos y la clase política de Washington de las últimas semanas han catapultado al millonario Donald Trump en la carrera presidencial republicana.

Sin embargo, ese mismo populismo puede estar comenzando a pasarle factura: su afirmación del fin de semana contraria a considerar héroes de guerra a los soldados que son apresados por el enemigo ha provocado el rechazo de gran parte de ese mismo electorado conservador al que apela. A un contrincante de las primarias (Lindsay Graham, senador de Carolina del Sur) que a raíz de eso, ayer, le llamó «el mayor idiota del mundo», Trump le pagó dando en público su número de móvil.

Se da por descontado que Trump no alcanzará la nominación republicana, pero gracias a su gran fortuna podría pagarse una candidatura independiente, como ocurrió con el también empresario Ross Perot, quien en 1992 apareció en los debates entre Bill Clinton

y George H. W. Bush. Esta vez, otro independiente podría colarse entre otros candidatos presidenciables: Bush y Clinton, para beneficio de nuevo de los demócratas.

Por eso Trump, popular por su programa de televisión «El aprendiz» y dueño de un imperio inmobiliario -alguien que no necesita la financiación de donantes, por lo que se considera libre para decir directamente todo lo que piensa-, se está convirtiendo en la pesadilla del aparato del Partido Republicano. Desde que el 16 de junio anunció su candidatura a las primarias no ha parado de subir en los sondeos. Una encuesta publicada ayer por «The Washington Post» le daba un 24% de apoyo entre militantes y simpatizantes republicanos.

Eso no es mucho, sobre todo comparado con la ventaja de Hillary Clinton en el campo demócrata (un 68% de apoyo), pero dado que hay una quincena de candidatos republicanos, lo que hace que el apoyo sea muy repartido, lo de Trump es notorio: dobla la cifra de los siguientes en la tabla, Scott Walker y Jeb Bush, que cuentan con un apoyo del 13 y del 12%, respectivamente.

Puede que esta sea la marca más alta que Trump vaya a conseguir, ya que la citada encuesta ha detectado una caída de la popularidad del empresario a raíz de la última polémica, pero por ahora es Trump quien acapara la atención de los medios, mientras que el resto de rivales tienen que tomar posiciones respecto a las afirmaciones del millonario, en lugar de concentrarse en atacar a Clinton.

Desde la Torre Trump

El empresario anunció su candidatura en la Torre Trump de Nueva York, situada en la Quinta Avenida, arremetiendo contra los mexicanos. «Están trayendo drogas. Están trayendo crimen. Son violadores. Y algunos, supongo, que son buenas personas», dijo. Esas palabras provocaron una campaña en contra por parte de intereses hispanos, como Univisión, que canceló un concurso de belleza patrocinado por Trump; también el cocinero español José Andrés se vio obligado a cancelar su intención de abrir un restaurante en un nuevo hotel de Trump en Washington.

Ya se le conocía por sus extemporáneas declaraciones. Cuando en 2011 barajó la posibilidad de concurrir a las primarias, se sumó a la campaña de quienes siembran dudas, sin ninguna base, de que Obama haya nacido en EE.UU., lo que haría su presidencia ilegítima. El año pasado, durante la crisis de la epidemia del ébola, rechazó que el personal sanitario estadounidense infectado en África fuera repatriado. «EE.UU. no puede permitir que vuelva gente infectada con ébola. La gente que se marcha lejos de su sitio para ayudar debe sufrir las consecuencias», afirmó.

Sin poder contestarle frontalmente, porque la mayoría de los candidatos compiten por la misma base conservadora del Partido Republicano, el resto de los contendientes esperaba un resbalón mayúsculo de Trump y poder lanzarse a hacer leña del árbol caído. El resbalón lo dio el sábado en un acto en Iowa, aunque está por verse si el supuesto paso en falso le desbanca de los primeros puestos republicanos y si a la larga desactiva cualquier posible intento de concurrir a las elecciones como independiente.

Una mala broma

A Trump se le fue la mano en una crítica al senador John McCain, que fue el candidato presidencial en 2008, al bromear sobre los cinco años y medio que como soldado pasó prisionero en Vietnam. «No es un héroe», dijo. «Es un héroe de guerra porque fue capturado. Me gustan los que no fueron capturados». Desconsiderar de esa manera a muchos veteranos de guerra ha enemistado a Trump con parte del mismo electorado que estaba atrayendo con sus mensajes antiinmigración. La dirección del Partido Republicano salió al paso de esas diciendo que «no tienen sitio en nuestro partido ni en nuestro país».

McCain respondió que el empresario no debe pedirle perdón a él, sino «a aquellos que se han sacrificado en un conflicto y han pasado por la experiencia de la prisión sirviendo a su país, a ellos y sus familias». Fiel a su estilo de provocador que no se deja imponer por nadie, Trump no ha reculado.

Si en la controversia sobre los inmigrantes mexicanos solo algunos rivales le afearon sus opiniones —lo hizo abiertamente Rick Perry, exgobernador de Texas, y también Jeb Bush, quien recordó que su mujer es de origen mexicano—, esta vez la mayoría han salido a criticarle. Los senadores Marco Rubio y Lindsey Graham han advertido de que comentarios de ese tipo descalifican a Trump para el puesto de presidente, que es comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. También Bush e incluso Ted Cruz -quien apunta al mismo sector del Partido Republicano al que llega Trump- han criticado al millonario. Grupos de veteranos advirtieron de que Trump no ha mostrado especial interés por ellos a lo largo de su carrera y que no se le conocen especiales donativos para la ayuda en la inserción social de quienes vuelven del campo de batalla.

La encuesta de «The Washington Post» muestra además que, si bien va en cabeza entre los candidatos de las primarias, un apoyo de un 24% es objetivamente bajo. De hecho, una mayoría de republicanos (el 54%) considera que las opiniones de Trump no reflejan los valores centrales del partido. El 66% de militantes y simpatizantes republicanos piensa que los inmigrantes de México son gente honesta.

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