Helle Thorning-Schmidt durante un acto de campaña
Helle Thorning-Schmidt durante un acto de campaña - AFP

Gobierno de centroizquierda y oposición llegan igualados a las elecciones en Dinamarca

La clave de esta cita con las urnas reside por parte de ambos bandos en la caza del 18% de indecisos

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El bloque gubernamental de centroizquierda y la oposición de derecha llegan igualados a las elecciones generales de este jueves en Dinamarca tras una campaña marcada por temas como la reforma del estado de bienestar y los refugiados.

Los últimos sondeos difundidos el miércoles apuntan a una situación de empate técnico o a una ligerísima ventaja para alguno de los bloques, por lo que resultarían claves los cuatro mandatos que se reparten los territorios autónomos de Groenlandia y las Islas Feroe, de los que tres podría ir a parar a partidos de centroizquierda.

La igualdad que pronostican las encuestas ha hecho que ambos bloques se hayan lanzado a la caza del 18% de indecisos.

La primera ministra, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt, envió una carta a 1,5 millones de hogares en la que advierte contra las medidas económicas de la derecha, contestada hoy por anuncios del Partido Liberal en los medios, que la acusan de mentir.

«Los daneses deben posicionarse respecto a dos cuestiones determinantes: cómo aseguramos el crecimiento y el bienestar y quién será el primer ministro de Dinamarca», ha dicho la jefa de gobierno, que se ha presentado como garante de una política de centro.

Cuando Thorning-Schmidt convocó elecciones hace tres semanas, los sondeos todavía daban una cómoda ventaja de hasta ocho puntos al bloque opositor, reflejo de una legislatura convulsa de un Gobierno en minoría que alcanzó cotas históricas de impopularidad por su política de recortes sociales y sus promesas incumplidas.

Pero los escándalos personales del líder liberal, el ex primer ministro Lars Løkke Rasmussen; y el repunte de la situación económica han hecho posible que en apenas unos días esa ventaja se esfumase e incluso que el centroizquierda se pusiese por delante, gracias también a la pujanza de La Alternativa, un nuevo partido.

Los siete trimestres seguidos con subidas del PIB y el descenso del paro han hecho afirmar con tono triunfalista al Gobierno de socialdemócratas y social liberales que la crisis ha sido superada y presentar un modesto plan de inversión pública frente a la congelación del gasto y las bajadas fiscales de los liberales.

Ante la posibilidad cierta de la remontada, Rasmussen ha recurrido a la carta de la inmigración, en este caso centrada en los refugiados, el tema que ha dominado las campañas desde 2001 y que ha decantado los triunfos en los distintos comicios.

Los temas clave

Liberales y conservadores, con el apoyo del ultranacionalista Partido Popular Danés (DF), implantaron una dura política de inmigración, gracias a las excepciones danesas a la línea comunitaria en ese área, que los mantuvo en el poder una década.

Rebajar de forma sensible el subsidio a los solicitantes de asilo y endurecer el acceso a otras ayudas sociales son las propuestas de Rasmussen para reducir el número de refugiados en menos de un año en Dinamarca, el quinto país receptor de la UE en 2014.

La derecha xenófoba, que ganó los pasados comicios europeos, apuesta por cerrar las puertas a los solicitantes de asilo y montar en su lugar centros de acogida en zonas próximas a sus países de procedencia, financiados con recortes en ayuda a la cooperación.

La dureza del debate en ese área contrasta con la vecina Suecia, que en 2014 recibió la mayor cifra relativa de toda la UE y cinco veces superior a la de Dinamarca, pero que mantiene un acuerdo general sobre política de asilo sólo contestado por el ultraderechista Demócratas de Suecia, tercera fuerza política.

Mientras los socialdemócratas han apuntado a la credibilidad de Rasmussen por los casos de facturas impagadas que casi le cuestan el puesto hace un año, los liberales han atacado la de un Gobierno que incumplió gran parte de las promesas hechas en 2011 y que tiene diferencias notables en su seno y con sus apoyos externos.

Los social liberales defienden más bajadas fiscales y elevar la edad de jubilación, ideas que en principio rechazan sus socios socialdemócratas y más aún los otros partidos del bloque de centroizquierda, sobre todo socialistas y rojiverdes.

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