Clientes de un cafetería en Atenas
Clientes de un cafetería en Atenas - reuters

Tsipras se enfrenta a la ira de su partido por las reformas que exige la UE

Grecia pidió este jueves al FMI que se le permita retrasar hasta el 30 de junio el pago que debía hacer el viernes 5 a la institución

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Tras el fracaso de las últimas negociaciones en Bruselas y la insistencia de la UE en que la propuesta consensuada en Berlín a iniciativa de la canciller Merkel es inamovible, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, se enfrenta a la cólera de su partido, Syriza, donde el ala más radical sugiere que es preferible salir del euro antes que aceptar los ajustes y reformas que le exigen. Los planes que presentó a Tsipras el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, han llegado a ser calificados de «propuestas asesinas» por Alexis Mitropoulos, vicepresidente del Parlamento y figura muy influyente en la izquierdista Syriza.

Tsipras volverá a negociar la próxima semana con Juncker y Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo. Pero, antes de esa cita, este viernes se dirigirá al Parlamento heleno, que con toda probabilidad calentará el ambiente previo a las negociaciones.

Y es que las diferencias entre Atenas y la Unión Europea siguen siendo muy acentuadas, sobre todo a la hora de ajustarse el cinturón, contener el gasto, subir los impuestos y acometer reformas creíbles.

El Gobierno heleno insiste en que la propuesta griega es realista: se trata de un texto de 47 páginas, nada que ver con aquel primer plan de apenas cinco páginas que presentó en su día en Bruselas. Pero la propuesta consensuada por los acreedores en Berlín provoca un fuerte rechazo en la izquierda radical de Syriza, que se subleva ante las siguientes exigencias: la reducción de las pensiones, la imposibilidad de subir las jubilaciones inferiores a los 700 euros mensuales como quería el Gobierno, y la subida del IVA, que implicaría que en la electricidad se impondría un tipo del 23%. El Estado heleno se enfrenta al problema de que aún sigue teniendo gastos muy elevados gastos pero que la recaudación es cada vez menor. Una situación en la que los acreedores consideran que los recortes de las pensiones se presentan como prácticamente inevitable para poder ahorrar.

Las reacciones no se han hecho esperar en Syriza. El ala más radical de esta coalición populista considera que es mejor romper la baraja y dejar de buscar un compromiso con los acreedores. «Están arrastrando al país a una situación de asfixia económica. Hay una alternativa a las medidas de austeridad, a las privatizaciones y a los ajustes», afirma la página digital Iskra, vinculada a Syriza, en una clara alusión a la opción de abandonar el euro. También hay quienes abogan por nuevas elecciones generales que se presentarían como un plebiscito sobre los ajustes y reformas exigidos.

Incluso el ministro del Interior, Nikso Vutsis, ha llegado a declarar que la última propuesta del gobierno de coalición de conservadores y socialistas era «mucho menos dolorosa» que la actual. Algo que repite hasta la saciedad la oposición encabezada por los conservadores de Nueva Democracia, que consideran que el actual Gobierno ha perdido un tiempo muy valioso mientras se hunde el sector privado y peligra incluso la industria del turismo.

Así las cosas, y a la vista de que las negociaciones serán largas, Grecia pidió este jueves al FMI que se le permita retrasar hasta el 30 de junio el pago que debía hacer el viernes 5 a la institución. Clara señal de que la negociación aún será difícil y tortuosa.

Por ello, fuentes de la Comisión Europea dijeron que la próxima ronda de negociaciones entre Tsipras y el presidente Jean-Claude Juncker no podrá tener lugar hoy, como se preveía, a causa de la comparecencia del primer ministro griego ante el Parlamento de su país.

Uno de los elementos que se había tenido en cuenta para hacer un nuevo intento de aproximación hoy mismo es la reunión del G7 en Alemania este fin de semana y el objetivo era evitar que los líderes de las principales economías del mundo acaben hablando de Grecia. De todos modos, como dijo ayer el presidente Juncker, el caso griego es «un problema ultradíficil del que me ocupo día y noche porque amo a Grecia y sobre todo a la parte débil de la sociedad griega, que sufre enormemente los programas de ajuste que han tenido que ser adoptados». La piadosa declaración de intenciones del presidente de la Comisión no ha sido en todo caso suficiente para salvar el ambiente de pesimismo que han instaurado en Bruselas las noticias de Atenas. De modo que la próxima reunión no podrá celebrarse hasta la semana que viene, en la que la capital comunitaria estará colapsada por la celebración de la cumbre con la comunidad de países de América Latina y el Caribe. Por ahora, después de seis meses de negociaciones con el gobierno populista, es lo único que hay.

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