Taberna La Sorpresa: Hablemos de confianzaTuga: 100% cariño, 0% tonterías

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Hoy visitamos a una de las novedades gastronómicas de este verano en Jerez. Un restaurante que en tan solo unos meses de vida ha sabido ganarse la confianza de una clientela fiel que los acompaña prácticamente desde sus inicios. Y con estas buenas sensaciones nos dirigimos a Tuga, el proyecto del cocinero Juanmi Contreras, formado en la Escuela de Hostelería de Jerez y que cuenta con un gran bagaje por cocinas nacionales e incluso internacionales, mas concretamente en Escocia. Un tiempo que recuerda con cariño, lugar donde ganó en improvisación, algo tan necesario en la cocina actual, y en confianza en su trabajo.

Tras su paso por tierras escocesas volvió a Jerez, al restaurante La Piedra, el que sería el último peldaño antes de lanzarse a montar su propio negocio.

Y así nace Tuga, un restaurante situado en el número 4 de la calle Seneca  junto a la farmacia Pozo Albero, un detalle a tener muy en cuenta ya que al no contar con ningún luminoso ni cartel llamativo os puedo asegurar que no es fácil detectar su entrada desde la carretera.

Juanmi Contreras, a la derecha, junto al jefe de sala, Adrián Diosdado.

Cuando entramos en Tuga nos encontramos con un restaurante de ambiente acogedor, una sala con mesas bajas con una decoración en tonos neutros. En sus paredes cuelgan cuadros cuyas pinturas están ambientadas en la viña jerezana. Cuenta con una acústica muy cuidada. Unos aspectos pensados para que el comensal se encuentre cómodo en todo momento.

En esta nueva aventura, Juanmi cuenta con la colaboración de Adrián Diosdado, jefe de sala y sumiller, que imprime su sello personal tanto en sala como en bodega apostando por una línea de referencias poco comerciales, sumando otro detalle diferenciador a la oferta gastronómica de este restaurante.

La propuesta gastronómica de Tuga la podíamos definir como tradicional con una carta no muy extensa en la que se van sumando los fuera de carta, una forma dinámica de mantener dicha carta al día en la temporalidad del producto. Con elaboraciones pensadas para compartir, lama la atención la ausencia de estructura, dejando al comensal la libertad de combinar sus platos como mejor les convenga o dejándose aconsejar, como fue nuestro caso. Recomendaciones siempre acertadas y la forma más idónea para disfrutar de la propuesta de este restaurante.

Boquerones asados en vinagre de oloroso.

Comenzamos con los boquerones asados en vinagre de oloroso, una original variante de los tradicionales boquerones en vinagre, que en este caso son macerados en una vinagreta de oloroso y soasados a soplete, aportándoles un toque ahumado muy interesante.

Cristal de sardina ahumada, chutney y pesto, el plato más demandado en Tuga.

Seguimos con lo que es hasta el momento el hit de este restaurante: el cristal de sardina ahumada, chutney y pesto. Se nota en este tipo de elaboraciones la experiencia de un cocinero que trabaja sobre seguro, ejecutando combinaciones que siempre funcionan, si el producto es de calidad como fue el caso. Con un pan cristal del conocido obrador de La Cremita y una buena sardina ahumada, ¿qué puede salir mal?

Guiso de chipirón relleno con salchichón.

Dejamos los entrantes atrás y continuamos con el tradicional guiso de chipirón relleno, al que este cocinero da una vuelta de tuerca rellenándolo con salchichón ibérico, un relleno al que le falto algo de jugosidad, acompañado de arroz basmati y servida aparte la salsa concentrada del mismo guiso.

Canelones de carrillada ibérica.

Para terminar, un buen y contundente final a la parte salada con unos canelones de carrillada ibérica, servidos sobre una muy buena salsa del propio guiso de la carrillada y coronados con unos crujientes de queso viejo.

Tarta al oloroso.

No nos podíamos marchar de Tuga sin probar alguno de sus postres, elaboraciones que no se salen de su línea tradicional entre los que podemos encontrar desde la tarta de queso, crema de piña asada, helado de coco y gel de hierbabuena o su tarta al oloroso, que fue el postre que tuvimos ocasión de probar. Una preparación muy vistosa, pero a la que le faltaba un punto más de golosidad.

El restaurante Tuga apunta maneras, apostando fuerte por una vuelta a la tradicionalidad, dando un gran protagonismo al producto y sin mas pretensiones que dar muy bien de comer, más allá de estridencias ni alardes innecesarios y, como su propio lema dice, 100% cariño 0% tonterías.

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