Inés Rosales marida sus productos con los vinos de Chiclana en La Embajada

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Las legítimas y acreditadas tortas de aceite de Inés Rosales, como reza en su envoltorio, tomaron el protagonismo en La Embajada junto a los vinos de Chiclana. Ocho de los productos de la afamada empresa artesanal se maridaron con otros tantos vinos de las bodegas chiclaneras, siendo Primitivo Collantes el encargado de decidir las parejas de vino y torta y de dirigir la cata. El evento estuvo organizado por el Ayuntamiento de Chiclana a través de Destino Chiclana.

El alcalde y Ana Moreno con la delegada de Turismo, los bodegueros y Antonio Amado, de La Embajada.

A pesar de que Inés Rosales es de la provincia sevillana, la relación con Chiclana es muy directa ya que su propietario desde 1985, Juan Moreno, es chiclanero. Aunque él no pudo estar presente, sí que lo estuvo su hija Ana Moreno, responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales de la empresa.

Como ella misma recordó, su nacimiento fue en buena parte la razón por la que su padre, marino mercante hasta entonces, abandonara los barcos y se enrolara en una aventura empresarial que finalmente le llevó a adquirir Inés Rosales. Al igual que su presidente, las tortas ya han llegado a los cinco continentes.

Las tortas de Inés Rosales y los vinos de Chiclana, protagonistas en La Embajada.

Ana se mostró muy entusiasmada por poder unir ambos productos: “tenemos tantas cosas en común, como lo natural de nuestros ingredientes y los procesos de elaboración, que teníamos que hacer algo así”.

Tras ella tomó la palabra el alcalde de Chiclana, José María Román. El primer edil destacó que “es un honor participar en este foro, en el que conjugamos nuestros vinos de Chiclana con los magníficos productos que elabora Inés Rosales”. Añadió que “si a las tortas de Inés Rosales, un producto tan español y que está por todo el mundo, le sumamos los vinos de Chiclana, la mezcla es perfecta”.

La cata

Y ya solo era cuestión de comprobarlo. Primitivo Collantes tomó entonces la palabra y comenzó la cata propiamente dicha. Un Primitivo, por cierto, que también se hallaba en un lugar muy familiar, ya que La Embajada era la vinagrería de la bodega Collantes. El primero de los maridajes estuvo protagonizado por la torta de aceite original con el Moscatel Matías, de la Bodega Cooperativa de Chiclana.

Algunos de los participantes de la cata.

Esta misma bodega aportaba el segundo vino, el histórico Fino Palillo, al que Primitivo le puso como compañero una torta de aceite y naranja. La torta de aceite y canela fue el siguiente producto de Inés Rosales, y para ella Primitivo eligió uno de los vinos de la Bodega Manuel Aragón, concretamente el Moscatel Los Cuatro. Con la torta de aceite de romero y tomillo y el Palo Cortado de Manuel Aragón se llegaba a la mitad de la cata maridada.

La torta de aceite, romero y tomillo de Inés Rosales con el Palo Cortado de Manuel Aragón.

El quinto matrimonio lo formaron la torta de aceite, sésamo y sal con un Matalián Seco, precisamente de la Bodega Primitivo Collantes, que también volvía a aparecer en el sexto con otro fino histórico chiclanero como es el Arroyuelo. Por parte de Inés Rosales, un cortadillo de cabello de ángel. Las dos últimas parejas eran las tortitas de canela con Pedro Ximénez de Bodegas Vélez y las bizcochadas con Viña Iro de la Cooperativa de Chiclana.

Los cortadillos de Inés Rosales con el Fino Arroyuelo de Primitivo Collantes.

Así se llegaba a la conclusión del novedoso evento, en el que muchos de los asistentes descubrieron que los productos de Inés Rosales no son exclusivos de desayunos, meriendas y postres. Ya es habitual encontrar las tortas en platos de muchos restaurantes, algo que al principio llamó mucho la atención. El siguiente paso ya está dado, y comprobado está que el maridaje con los vinos funciona. Solo es cuestión de atreverse y probar.

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