Cuerpos de revista y vidas de ensueño

¿Cuándo me vas a comprar un móvil, mamá? Fulanito ya lo tiene. ¿Puedo hacer un TikTok? Si solo son bailes, mami… Habrá un tiempo de resistencia, apoyado en un «no tienes edad para eso», pero llegará un momento en el que ese niño y esa niña darán el salto a las redes sociales.

Vértigo, seguramente sea el término que muchos padres sienten ante la presencia de sus hijos en las redes y preocupación ante lo que pueda pasar, porque asociadas a estas se oyen con frecuencia términos como cyberbulling, sexting y grooming , que ponen los pelos de punta a cualquiera. También dan paso a un mundo de cuerpos de revista, experiencias únicas y vidas perfectas que no existen sino dentro de esos micro ensueños digitales que son los medios sociales, esos que nos acompañan allá donde vamos y que ocupan poco más que la palma de la mano. La señal de peligro se dibuja en la mente de todos los que tenemos hijos.

El lado oscuro de los medios sociales existe, pero también ofrecen todo un mundo de oportunidades y son una herramienta de aprendizaje y comunicación que ha llegado para quedarse. Como no se puede nadar contra corriente, solo nos queda convertirnos en los mejores guías que nuestros hijos puedan tener y para ello es necesario asumir el poder de la educación digital como padres, enseñándoles el uso racional de las redes sociales y el control de la impulsividad en estos entornos, mientras se les inculca una visión crítica de la tecnología, y se pone el acento en los valores y la gestión emocional.

Cuidar de su autoestima desde que son pequeños es una de las claves para que su experiencia en las redes sea sana, porque unos niños respetuosos, que se sienten valorados y que tienen confianza en sí mismos, van a saber que no tienen sentido aspirar a esas vidas de ensueño o esos cuerpos perfectísimos de Instagram y Tiktok. Sabrán ver más allá de los filtros y no medirán su éxito vital en likes.